Tras dos días nevando, el 4 de enero de 2008 amaneció soleado en el Pirineo oscense. Chusky, con el uniforme de la estación, se topó con varios esquiadores madrugadores y les convenció de que lo acompañaran. Una de ellas explica a Crónica lo ocurrido: «Chuski quería hacernos fotos para la página web de Formigal. Eramos siete. Nos dijo: "Vamos por aquí, que queda bonito con los pinos detrás". Cuando me giré, vi cómo a los tres más rezagados les caía encima media montaña». «Llamamos a los servicios de socorro mientras intentábamos sacarles nosotros. No llegó nadie en más de media hora, aunque estábamos junto a la cafetería y el telesilla de Anayet», recuerda. Una narración secundada por todos los testimonios recogidos por la Guardia Civil.
Existen dudas de si se activó el plan de emergencia. Uno de los testigos califica el rescate de «caótico». Los servicios de socorro tardaron 45 minutos. Daniel estaba a un metro de profundidad.Iñigo, a 1,5 m. «Si hubiesen llegado antes habría habido muchas posibilidades de sacarlos con vida», se lamenta Oscar.
Sin embargo, la estación publicó en un primer parte que el alud se había producido fuera de pista, en una zona cercana conocida como Garmo La Mina, y que Chuski no iba con los otros dos esquiadores. Esta versión fue ratificada públicamente por Francisco Bono, presidente de Aramón, y Antonio Gericó, director de Formigal, ambos todavía en sus puestos. Posteriormente, tras requerimiento judicial, la estación rectificó y reconoció que todo ocurrió en sus pistas, pero alegó que éstas estaban cerradas. El sumario de la causa, al que ha tenido acceso Crónica, demuestra que no fue así.
Cuando a las 13.30 horas se recuperó el cuerpo de Chuski, éste llevaba consigo la Canon 400-D con la que, esa mañana, había tomado 69 fotos en compañía de los otros seis esquiadores. El aparato llegó a manos de la Guardia Civil a las 20.02. Entonces sólo había 62 instantáneas registradas en la Canon.
«Falta de humanidad»
Las familias Zurita y Osambela, que sospechaban, exigieron una prueba pericial de la cámara. La Guardia Civil recuperó las siete fotos borradas, que habían sido tomadas a las 10.26h en la cumbre de las pistas Las Peirinas, Ministirio, El Paco, Pecariza y Tubo Analet. En una se observa el panel de la entrada: las cinco pistas aparecen junto a la mención «abierta» y el riesgo de aludes indica sólo un nivel 3 de los cinco existentes.
Según un trabajador de la estación, en la reunión de primera hora algunos responsables emitieron dudas sobre la apertura de ciertas pistas por el riesgo de aludes. Dichas fuentes aseguran que Antonio Gericó (imputado en la causa) dio orden de abrir todo porque era «la semana más importante del año» y sólo ese día podía haber unos 15.000 usuarios en la estación.
A las 15.47 horas de ese lóbrego día, un familiar, tras escuchar a los testigos, subió a fotografiar el panel. Había sido misteriosamente arrancado.
Crónica se puso en contacto con Aramón para recabar su versión sobre lo ocurrido. La empresa rechazó dar explicaciones sobre el suceso pero también aportar datos al margen de la investigación como el número de asistentes a Formigal o las medidas de seguridad de la estación. Mario Ortiz, director de Comunicación de Aramón, sólo alegó que «Formigal es una estación puntera» y que todos lamentan aquel «desafortunado accidente». Un sentimiento que un responsable de Formigal expresó a Oscar Osambela aquel 4 de enero con palabras que éste nunca olvidará: «Ya sé que no es el mejor regalo de Reyes, pero tu hermano ha muerto». «Lo peor es la falta de humanidad. En todo este año nadie se ha puesto en contacto con mis padres para transmitirles el pésame», se queja Oscar.
Posible Condena penal
«Puedo entender un error pero no esta humillación. No han contestado a ninguna carta. No queremos venganza, sino que no vuelva a ocurrir. Formigal sigue dirigida por la misma gente que demostró no estar preparada para garantizar la seguridad de los esquiadores», argumenta Miguel Zurita, hermano de Iñigo, que dejó viuda y tres hijos de 3, 5 y 7 años.
Este martes testificaron ante el juzgado de Instrucción número 1 de Jaca, en calidad de imputados, Antonio Gericó San Martín, director de Formigal, y el jefe de seguridad, Pascual Pérez. La Fiscalía, en un escrito de junio de 2008, considera que los hechos podrían ser constitutivos de imprudencia grave o leve. La presunta destrucción de pruebas también podría ser merecedora de una condena penal. «Es evidente que la pista donde se produjo el accidente debería haber estado cerrada [...] De lo expuesto puede deducirse que la estación no obró correctamente», explica el ministerio público.
Ambas familias exigen una declaración pública de Aramón para limpiar el honor de los fallecidos. Cuando el abogado de los Zurita les trasladó esta proposición, se encontró una negativa rotunda y una apostilla punzante del letrado del holding aragonés: «Estos juicios nosotros siempre los ganamos».
Las familias Osambela y Zurita confían en que no sea así y se demuestre que hubo «negligencia». Los hijos de Iñigo no verán nunca más a su padre y Oscar tampoco volverá a calzarse los esquíes, pero igual con suerte alguien actualiza la base de datos y acaba su macabra lotería diaria al abrir su buzón.
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