La intención es abrir el 28 de noviembre y cerrar a mediados de abril.
A pesar de las dificultades, el verano se está salvando y el optimismo domina el discurso del director general, José Marticella, quien cree que
"estamos haciendo las cosas muy bien hechas y que para el turismo de proximidad venir a Andorra es una garantía".
Sin embargo, Marticella no da por perdidos los visitantes del Reino Unido y señaló que trabajarán para conseguir que así sea, ya que son un turismo "básico y esencial" para su estrategia.En cuanto a la facturación, trabaja con una reducción de un 10 o un 20% respecto de hace dos inviernos, que es lo que han tomado como referencia, siempre pendiente de la situación sanitaria.
No llegarán a los 700 trabajadores de otras temporadas, pero Pal-Arinsal mantendrá las inversiones, especialmente para nieve artificial. En este sentido, Marticella explicó que habrá que reducir el número de personal y los gastos de funcionamiento en la medida de lo posible. En cuanto a las inversiones, ha indicado que "estaremos en una línea de entre 1,5 y 2 millones".
El dominio apostará por contratar trabajadores del país y residentes cercanos a ambas fronteras, sin olvidar también los no comunitarios, aunque con unas cifras más modestas que otros inviernos.
"Se tendrá que dar el máximo de puestos de trabajo a la gente del país, residentes y transfronterizos que lo necesiten. Esta será nuestra responsabilidad, pero lo que no se podrá hacer es no contar con no comunitarios".
Garantiza las medidas de seguridad contra la COVID-19 y asegura que todo el mundo se ha acostumbrado ya a hacer uso.