Kim Erladsson, un ex-corredor, mitad sueco, mitad austriaco, es el que se encarga de todo lo que acontece a los esquis de Shiffrin. Y aquí entra tanto su mantenimiento y reparación, como transporte hasta destino. ¿El secreto para poder coordinar todo esto? "llegar pronto" afirmaba en el New York Times.
A diferencia de la mayoría de los corredores, que esquían solo en dos o tres modalidades, Shiffrin necesita muchos esquís porque compite regularmente en cada una de las cinco disciplinas. Cada una de estas carreras son completamente diferentes, con diferentes distancias, requisitos y velocidades. Cada una requiere esquís diseñados específicamente.
Los esquís de Slálom de Shiffrin, por ejemplo, miden 155 centímetros de largo y tienen una ligera curvatura, mientras que los de Descenso son casi tan rectos como una tabla y pueden llegar a medir 225 centímetros. Dentro de cada disciplina se necesita una variedad de esquís, hasta 25 por cada una de ellas. Los esquís de slalom representan alrededor de un tercio del material de Shiffrin, quien afirma en el diario americano que
Después de probar cada par, le da a Erlandsson un informe detallado, evaluando los puntos fuertes en ciertas condiciones, como superficies heladas, temperaturas moderadas o bajo cero, pendientes irregulares o cuando ha bajado a tumba abierta a más de 100km/h. El skiman apunta cada uno de esos detalles en un pequeño libro negro que es la biblia del material de Shiffrin.
Todos los corredores de élite viajan con docenas de esquís durante la temporada del 'circo blanco', generalmente entre 25 a 40 pares. Cada uno tiene una longitud diferente, una preparación de cera concreta, o un diseño de ingeniería especial. Incluso la composición del material o la colocación de las fijaciones. Como la mayoría de las carreras se deciden por décimas o incluso por centésimas de segundo, la elección de los esquís es un cálculo complejo que depende del terreno, la temperatura y el clima. Todo ello es un cálculo del que puede salir la diferencia entre una carrera ganadora o una para olvidar.
La mayor parte del trabajo de Erlandsson es preparar los esquís de Shiffrin para que estén en óptimas condiciones y se adapten a las condiciones de cada carrera. Para ello trabaja con una gran variedad de textura en la base del esquí. A continuación aplica capas de ceras y polvos de fluorocarbono sofisticados, eligiendo entre más de 50 tipos que mantiene sujetos entre dos estructuras de metal. Usando una plancha caliente, puede mezclar las ceras para crear cientos de opciones. Las ceras, esenciales para hacer que los esquís se deslicen sobre la nieve, se filtran en la suela del esquí. Luego, se raspa una capa superior a mano antes de planchar otra capa de cera. Este proceso puede tomar cuatro horas... o cuatro días! para un solo par de esquís. Las suelas de los esquís también se cepillan constantemente para mantenerlas lisas y pulidas.
Erlandsson, que lleva trabajando con esquís de forma profesional desde hace seis años, también tiene que mantener los cantos de los esquís de acero afilados, una tarea que hace a mano con cepillos con puntas de diamante. Y por si todo esto parece poco, para hacerlos aún más adaptables, los esquís pueden ser presentados con grados de nitidez dispares. El trabajo puede parecer interminable. Estos técnicos de esquí trabajan muchísimas horas. Lindsey Vonn, la corredora con más victorias en la Copa del Mundo, y compañera de equipo de Shiffrin, llamaba a su skiman "the boss", "En invierno vive prácticamente de Coca-Colas, Kit Kats y de mascar tabaco".
Durante los seis meses que dura la temporada de esquí, Erlandsson estima que trabaja de 12 a 14 horas diarias... todos los días. Y es que no solo ha de pasar cera y cepillo cada dia a los esquís de Shiffrin, sino que debe transportarlos en largas jornadas de carretera cuando el 'circo blanco' hace el circuito por los países del centro de Europa, en los Alpes, donde se organizan el grueso de las carreras.
Una vez llega al destino, tanto él como la mayoría de técnicos de las corredoras o equipos, pasan la mayor parte de sus horas de trabajo en una especie de remolques o casas prefabricadas sin ventanas que se trasladan de estación en estación. Dependiendo del sitio, se suelen colocar todas en el mismo espacio. Cualquiera que ve ese conjunto sin saber de que va, podría pensar que está en una especie de poblado de chabolas, solo que aquí está protegido por una valla alta porque dentro hay material de mucho valor. Y en el interior de estos espacios de trabajo, están los esquís, que ocupan todo el habitáculo de pared a pared. El suelo está salpicado de cera gastada, taladros, raspadores y docenas de bolsas de viaje para llevar esquís.
No obstante para las Olimpiadas de Pyeongchang, Shiffrin redujo su suministro a 35 pares de esquís. La razón principal es que cuando la corredora ha llegado a Corea del Sur, ya llevaba más de dos terceras partes de la temporada de Copa del Mundo disputada, por lo que ha podido probar mucho material, y decidir cuales eran exactamente los que iba a usar.
Aun así, a lo largo de estos Juegos, Shiffrin ha estado en contacto diario con Erlandsson para comentar su material. Juntos toman decisiones sobre que esquí elegir o que modificaciones deben hacerse antes de cada sesión de entrenamiento y carrera. La semana pasada, el dia que se disputaba el Slálom Gigante, entre la mañana y la tarde, Shiffrin volvió a visitar a Erlandsson. La decision fue acertada porque se fue al hotel con la medalla de oro colgada al cuello...
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