Roberto Morales, el director de la estación de
Panticosa, conoce muy bien la Sierra de la Tendeñera. Las montañas que cierran por el sur el valle de Tena se encuentran casi peladas de nieve cuando estamos a mediados de enero. Esta semana la estación tensina tiene abiertos tan solo
cinco de los 35 kilómetros esquiables con los que cuenta. Pero Roberto es un hombre con moral. Pese a la falta de nieve, agravada por la crisis económica, el director recuerda muchos años parecidos.
"Es una temporada anómala, pero esto ha pasado otras veces. Son ciclos. Recuerdo que a veces en febrero no habían bajado a las vacas del monte. Eso significaba que no había nieve. Si hubiera nevado, habría venido mucha gente"
Entre semana, la estación es un lugar tranquilo y los esquiadores gozan de unas vistas espectaculares de los Infiernos y el maravilloso
Midí d'Ossau. La estación aprovecha al máximo sus posibilidades. Los niños suben y bajan las escasas laderas de nieve, mientras el goteo de aficionados es continuo en el telecabina, que llega desde el propio pueblo.
"Tenemos un colegio de irlandeses, gente particular con sus hijos... Hoy estamos 300 personas", explicaba el miércoles por la tarde Morales.
Evolución
El director cuenta lo que ha cambiado la vida de Panticosa desde que se creó en febrero del año 70.
"Aquí se vivía exclusivamente de la agricultura y algo de la ganadería. Estábamos empadronados en Panticosa 850 personas. Fuimos bajando la población porque la gente emigró, no había mujeres, ni relevo generacional, ni matrimonios.
Pero la gente cambió de chip con la creación de la estación. Se pasó de la agricultura y la ganadería al turismo cuando ya funcionaba el balneario. Cambió la forma de vida. De lo contrario, viviríamos aquí 200 personas".
Morales tiene 47 años y apenas se acuerda del crecimiento de la estación.
"Esquiábamos en los campos con esquíes de tabla de cuba y después me metí en la Operación Aguilucho, donde aprendí a esquiar. Era pequeño cuando funcionaba la silla vieja"
Esta casado y sus tres hijas practican el esquí.
"Empezaron de muy pequeñitas, con tres años. Eva, su madre, las subía a las pistas. Aquí el 99% de los críos esquían"
Panticosa se expandió definitivamente en el año 95.
"Nos desvinculamos de Formigal, pasamos a pertenecer al Gobierno de Aragón y fue entonces cuando se amplió al valle de Sabocos. En el 99 se monta la telecabina, uno de los remontes más modernos de España y en el 2002 entramos en Aramón".
Morales lleva ocho años como director de la instalación.
"Ahora nuestra seña de identidad es la de una estación pequeña y familiar y tenemos un trato muy directo al cliente".
El 99% del pueblo vive ahora del turismo.
"Ganadería hay muy poca, los nostálgicos tienen algún huerto y poco más. En verano la estación tiene vida propia. Somos de las más rentables de España en verano. Se potencia de tal manera que han llegado a subir 25.000 personas y se alcanzan los atractivos ibones de los Asnos y Sabocos".
La relación con la vecina
Formigal es inmejorable.
"Hemos crecido a la par y gracias a ellos. Trabajé ocho años allí con el padre de Antonio Gericó, el actual director de Formigal y tengo muy buenos amigos allí. Es la mejor estación de España".
Panticosa llega a tener cien empleados en periodos punta.
"Hemos mejorado mucho en calidad de trato al cliente y a los trabajadores, la seguridad en los remontes. También contamos con un plan de emergencias... Esto es una pequeña ciudad"