Fue a principios del mes de Febrero, los días 4 y 5, y pese a que eran laborables, miles de israelíes se lanzaron a la caza de una silla que os pudiera dejar en la parte más alta para lanzarse por las pistas recién nevadas, antes de que las temperaturas lo fundieran todo de nuevo.
La estación de esquí de Mount Hermon, emerge como una bola de nieve en mitad de la nada, rodeada de minas y en mitad de la disputada zona fronteriza de Siria e Israel. Pese a todo, nada de todo esto disuade a los aficionados del país, que cuando abren las pistas acuden rápidamente. Si todo va bien, se abren los últimos diez días de Diciembre, y a finales de Enero, alguna vez ya en Febrero, se vuelve a cerrar.
Más de 18.000 sirios han logrado mantenerse allí, la mayoría drusos, de los 150.000 que había cuando Israel ocupó estas tierras. La gran mayoría se ha negado a aceptar la ciudadanía israelí. Junto a ellos, como no, hay colonos judíos, unos 20.000, aunque con sus zonas vinícolas, sus Parques Naturales y pueblos pintorescos, la zona tiene poco que ver con las otras zonas ocupadas por Israel, como son Gaza y Cisjordania.
Pese a la corta temporada de esta estación de esquí, algunos pueblos situados en el fondo del valle viven parte del año gracias al negocio que generan estos esquiadores y snowboarders, pero este año, con la 'no-temporada', calculan que han perdido casi un millón y medio de euros, y la temporada ya se ha acabado.
Si hubiera un acuerdo de paz, entonces la estación se podría ampliar hacia zonas más altas o con más nieve, pero mientras tanto deberán esperar. Alguno se atreve a ir a las estaciones del Líbano, pero allí no es que sean muy bien recibidos, así que pasan su semana en los Alpes europeos.