Miller no está de acuerdo con las reglas del esquí sobre el dopaje, se lamenta de la comercialización en deporte y está cansado de toda la parafernalia que rodea el deporte de alta competición. "No quiero pensar en abandonar el este deporte pero estoy listo para dejarlo en cualquier momento", afirmó el americano. "No quiero pensar en las cosas que no me hacen feliz."
Miller sorprendió hace no demasiado con unas polémicas declaraciones en contra de las actuales leyes antidopaje, afirmando que permiten fumar y beber alcohol pero impiden el consumo de medicinas necesarias para el bien de los atletas. El estadounidense afirmó que su interés estaba en el aspecto puramente deportivo más allá de cualquier aspecto económico. "Está bastante claro que esto es ahora un negocio. Nada más".
Bode, acostumbrado a no morderse la lengua, afirmó que él realizó sus polémicas afirmaciones ante los medios con el objetivo de lograr algún cambio en el deporte actual, esperanzado además en lograr algún cambio en su forma de vida actual. "Cuando tienes éxito debes aguantar la presión de los medios y pasar los test de dopaje y permanecer con las botas puestas 45 minutos más que el resto (después de cada carrera). Muchas veces no dejas de hacer algo porque hay demasiadas cosas alrededor que te obligan a seguir", sentenció.
Miller, plata en los JJOO de 2002, disputará su prueba número 117 de la Copa del Mundo pero dejó entrever que siente haber perdido el entusiasmo y la motivación que en su día le llevaron a competir. "Tenía cinco o seis años cuando comencé a tener mis mejores resultados, inmediatamente me di cuenta de que en el mundo de la competición divertirse no es algo habitual."
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