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Última actualización: 28/04/2024 a las 20:59:00 (CET)

La historia de Coco Torres, un pionero del esquí en Suadamérica

La historia de Coco Torres, un pionero del esquí en Suadamérica
Hoy Las Leñas es uno de los complejos de esquí más importantes del país y de Sudamérica. Sin embargo hubo un tiempo cuando la actividad del sur mendoc
Hoy Las Leñas es uno de los complejos de esquí más importantes del país y de Sudamérica. Sin embargo hubo un tiempo cuando la actividad del sur mendocino pasaba por Los Molles. Fue allí, durante un Festival de la Nieve en la década del '60, cuando Jorge "Coco" Torres terminó segundo en una competición y automáticamente dejó de ser empleado del club Pehuenche (donde engrasaba el cable que transportaba a los deportistas) para convertirse en un profesional del esquí.

Con la energía de sus 17 años había aprendido casi en secreto observando a los otros. “Me largaba cuando tenía algún tiempo libre. Claro que los golpes eran muy fuertes pero me sirvieron para conocer las diferentes técnicas. Con la misma ropa que usaba para trabajar (pullover de buena lana, una polera que cuando más sucia más abrigaba porque se apretaba al cuerpo, vaqueros FW y sin guantes) salía a esquiar, con un equipo que me prestaba Ricardo Milutín", cuenta.

En aquellos años competían los equipos de Andes Talleres y Tunuyán, a los que se le sumaban contingentes de Bariloche y Chile, además del club Pehuenche que actuaba como "dueño de casa".

Era una época en la que se destacaban los nombres de Bruno, Pier Antonio y César Caneva y los hermanos Capezzone, que venían de la ciudad de Mendoza, sumados a los sureños como Mario Bianchi, Bunga Díaz, Enrique Parejas, Luis Molina, Juan Carlos Tretrop, Grassi y el "flaco" Canale.

Mirando hoy las modernas telesillas que se pierden en la montaña, se hace difícil imaginar aquellos medios de elevación -uno solo- emplazados en una modesta casilla, donde con un motor de Estanciera y sobre el asiento de un tractor, se manejaba el esquí lift que le permitía a los deportistas subir hasta los 700 metros de altura, a un costado del arroyo El Pedrero.

"El freno era sólo para la fotos, porque recuerdo -dice Coco- que me colgaba con toda mi fuerza de la palanca que sosteníamos entre las piernas y la gente igual se venía para atrás con cable y todo. Ese era el momento de gritar córranse...".

Las torres eran de palo de palmera con una ménsula y un triángulo arriba. "Tenía una ruedita para subir y otra para bajar el cable. Sin rulemanes, sólo se le ponía grasa al eje, igual que a los carros viejos", relata.

También hace referencia a los esquíes: "Tablas de madera con fijación en U de chapa, que se metía como los bigotes de los patines y se fijaba con una correa atada a los zapatos, que eran blandos".

En su relato se destaca el esfuerzo que hizo aquella gente para sacar el club adelante: "Con rifas logramos comprar un ómnibus (La Chancha amarilla) que traía a los esquiadores desde San Rafael”.

Cambio de vida
Muchos recuerdan los festivales de la nieve de aquellas años. Actuaban los coros andinos de las zonas que competían, venían los gobernadores, ministros, directores de Turismo y en aquella pista competían "todos contra todos". El equipo de Bariloche estaba dirigido por un entrenador suizo y el de Chile por un francés.

Fue en una de esas fiestas cuando Coco se animó, y sin estar federado pidió que lo dejaran competir. El permiso fue otorgado y, ante la sorpresa de todos, obtuvo el segundo lugar y tres importantes premios: dos becas para entrenar -una en Bariloche y la otra en Chile-, los pasajes para poder viajar a ambos lados y un par de esquíes con bastones. "No lo podía creer. ¡Eran de fibra de vidrio!", exclama.

Ese fue el primer paso. Después corrió profesionalmente y ganó varios trofeos para el club Pehuenche. Se recibió de profesor en Chile, actividad que ejerció durante 10 años, primero en La Parva y Portillo. Más tarde con otros profesores creó una escuela de esquí en volcán Villa Rica.

Regresó a la Argentina y fue director en la escuela de Esquel. Luego, de las altas cumbres bajó a las profundidades de la tierra. Como minero, especializado en explosivos, trabajó en Sierra Grande cerca de Puerto Madryn, actividad que más tarde le sirvió para proyectar el sistema de seguridad en las pistas de Las Leñas, donde ingresó -en el '84- respondiendo a un aviso clasificado apenas inaugurado el complejo.

Un año después se casó con una sanrafaelina, Viviana Angriman, con quien tuvo 3 hijas. Todas son actualmente instructoras del centro de esquí. En 1991 lo llamaron para armar el centro de esquí Caviahue, al noroeste de Neuquén. Pero finalmente regresó a su tierra y hace 4 años que está nuevamente en Las Leñas y hoy participa en la gerencia del servicio de Montaña.

1 Comentarios Escribe tu comentario

  • #1
    Fecha comentario:
    01/08/2004 16:19
    #1
    Al leer esta noticia me siento muy contenta de haber conocido en persona al señor Torres y a toda su familia en Caviahue.Verdaderamente creo que es el mejor esquiador que he conocido, al igual que sus hijas con las cuales tuve amistad.
    mis saludos a todos.

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