Los pasados días 4 y 5 de Agosto, tuvo lugar como viene siendo habitual cada año, la romería de la Vírgen de las Nieves, patrona de Sierra Nevada.

Aunque la romería es organizada por el Ayuntamiento de Monachil en esta ocasión también colaboró el consistorio de Dílar, ya que la Vírgen de las Nieves también es venerada en esta otra localidad.
Todo dió comienzo a eso de las nueve de la noche con una breve procesión con la imagen de la Virgen sobre unas andas y rodeada de flores, desde la delegación del Ayuntamiento de Monachil hasta la carpa de las fiestas, despues de desfilar por la plaza de Andalucía y la de Pradollano.

El trono, llevado en volandas por distintas personalidades y miembros de la corporacion municipal iba seguido por una comitiva de devotos de la virgen y cerrando filas la banda municipal.

Como en cualquier pueblo que se precie, no hay romería sin fiestas, ni fiesta sin pregón. Este año el pregón corrió a cargo de Mariano Gutierrez Terrón, director general de Cetursa.

Y tras el pregón, los dos ayuntamientos ofrecieron un aperitivo a los asistentes mientras estos bailaban al ritmo de la música ofrecida por un conjunto musical y alrededor de la hoguera que fue encendida para la ocasión. Vamos, que no faltaba de nada...


A las tres y media de la madrugada fue la llamada a los romeros, los cuales salieron de Pradollano a las cuatro en punto dirección a los Tajos de la Virgen, lugar previsto para la celebración de la misa al amanecer.

Tras un pequeño itinerario por las calles de la estación, la romería se adentro en la total oscuridad de la noche por la pista Maribel camino de Borreguiles, donde Cetursa ofrecía a los romeros algunos dulces y chocolate caliente para reponer fuerzas.

Como podeis ver, el primero en remangarse la camisa y servir el chocolate fue el mismisimo Mariano Guitierrez Terron, el cual, he de confesar, me sorprendió por su sencillez, amabilidad, y su predisposición a ayudar y servir a cualquiera de los romeros que lo necesitase.

Siendo ya las seis y cuarto de la mañana y tras el reconstituyente, la romeria partió de Borreguiles en busca del collado de la Laguna de las Yeguas para desde ahí ascender a los Lagunillos de la Virgen que están situados justo debajo de los tajos.

Esta es posiblemente la zona más bonita que hay dentro del área esquiable de Sierra Nevada. Su belleza no se puede apreciar durante el invierno por la acumulación de nieve pero al llegar el deshielo y la primavera, el agua abunda y toda la zona se torna de color verde y se llena de pequeñas flores.

Por fin, alrededor de las 8 de la mañana, llegaba la Virgen a su lugar de destino arropada por los romeros que a pesar del desgaste físico aún le quedaban fuerzas para caminar y a la vez gritar toda clase de vivas en honor de la Virgen.

Si muchos fueron los que subieron a pie con la Virgen, más aún fueron los que se acercaron hasta los tajos en coche (esa día es el único que el Parque Nacional abre la carretera del Veleta a los vehiculos motorizados) y se unieron para celebrar la misa.
Entre unos y otros, se unieron más de quinientas personas alrededor del improvisado altar que sirvió para oficiar la misa.

Tal y como manda la tradición, la misa no puede empezar hasta que los primeros rayos del sol alcancen a tocar la Virgen. Y llegado ese momento, se soltaron unas palomas y dió comienzo la ceremonia.

También era tradicional este día, ofrecer a todos los participantes una infusión de té hecha al fuego tras finalizar la misa. Peeeero....el Parque Nacional este año no tuvo a bien conceder el correspondiente permiso, supongo que para evitar contribuir a un posible incendio en la zona. Y eso que entre la comitiva asistieron bomberos, militares, guardia civil y protección civil... .Algo realmente increible.

Tras la misa, los romeros regresaron tranquilamente a Pradollano, unos andando y otros en los coches de apoyo que subieron la noche anterior.
Y para poner punto y final a esta fiesta, Cetursa tuvo el detalle de invitarnos a todos a tres enormes paellas en la plaza de Andalucía. Esta vez sí que hubo paella para todos, se pudo repetir y sobro para dar de comer a un regimiento. Además tuvieron la delicadeza de disponer de mesas y sombrillas por toda la plaza para evitar ser castigados en exceso por nuestro amigo Lorenzo.

En definitiva, una experiencia que os recomiendo a todos, aunque sea por ver amanecer desde las proximidades de nuestro querido Veleta, algo que no tiene precio.

