Empecé a escalar con 8 años

Empecé a escalar con 8 años
"En las situaciones más graves que he vivido nunca he tenido miedo. El miedo se siente antes de hacer algo",Jose Luis García Gallego.
DIONI GARCÍA José Luis García Gallego es uno de los alpinistas de grandes paredes con mayor prestigio mundial. Toda su familia, pese a la oposición de sus padres, se ha dedicado a la montaña, de la que vive y para la que vive. En esta entrevista conocemos más a fondo a la persona.
¿A qué se dedica cuando no está en la montaña?
Yo empecé a escalar con ocho años con mi hermano, y desde los doce ya iba solo. Desde el año 81 estoy metido en el alpinismo y todo lo que tengo está relacionado con la montaña. Participo en una empresa que fabrica equipos de montaña y, al margen, estoy vinculado a otra para la que desarrollo diferentes productos.

¿Se vive de escalar?
Se vive de todo lo otro. Escalar cuesta dinero.

Los otros negocios tienen que ir bien para poder escalar.
Evidentemente. Sobre todo la dificultad de cómo pongo cosas en marcha que me permitan tiempo para hacer lo que me gusta. Hoy en día, afortunadamente, gracias a las comunicaciones, la colección que ahora estamos fabricando la he desarrollado en el campo de base de mi última expedición. Te permite no tener que estar en un despacho.

Usted empezó a hacer escalada a espaldas de su padre, ¿no?
Sí. Nosotros, además, se da la circunstancia de que Miguel Ángel empezó antes y mi padre ya vio que él era un caso perdido. Por lo menos intentó que el resto no lo hiciéramos. A él le dejaba, pero con la condición de que los demás no lo hiciéramos. Nosotros escalábamos, pero no lo sabía ni mi padre ni mi hermano. Llegamos hasta el punto de escalar la cara oeste del Naranco sin saberlo nadie en Murcia. Íbamos a sitios donde la gente no nos podía ver porque sabíamos que al final la información llegaba a mi padre y aquello se terminaba. Cuando terminábamos el curso, le decíamos a la familia que nos íbamos a la Costa Brava con unos amigos. Pero no era así, nos íbamos a escalar. Regresábamos tan delgados, como un Ecce Homo, que a mis padres les decían que no sabían qué habían hecho sus hijos en la Costa Brava.

José Luis García Gallego, Fuente: La Opinión de Murcia


¿Y cómo fue lo de la vela?
Mi padre, como no quería que escaláramos, nos aficionó a la vela. He sido campeón de España de vela ligera. En teoría los veranos los pasábamos navegando, y en invierno nos íbamos a la montaña sin que lo supiera nadie.

¿Con cuántos años hizo su primera expedición?
Con 19 años, que estuvimos en Noruega. Antes había hecho muchas paredes.

Por cierto, ¿cuál es el sitio donde más frío ha pasado?
No le sabría decir. En el Naranco pasé muchísimo, porque hicimos la escalada en el invierno más duro del siglo, pero el problema es que cuando estás tantos días en una pared, empiezas a tener unos déficits de todo tipo que te quedas sin energía. También pasé mucho frío en la Patagonia, donde dentro de la hamaca estábamos a quince grados bajo cero. El problema del frío no es la temperatura, es la sensación térmica y la mano se te puede congelar en un segundo.

¿Cuántas veces han intentado que se deje la montaña?
Yo creo que mis padres han hecho un esfuerzo de responsabilidad y de comprensión hacia nosotros que me parece admirable, se lo agradeceré toda la vida. No es lo mismo que un hijo tuyo tenga esta actividad que los cuatro. Es tremendo. Pero como nos habían visto tanto salir, tenían la confianza de que sabíamos lo que hacíamos. A mí lo que más me ha costado de la montaña son las despedidas. Se te atragantan y se te ponen imposible.

¿Tiene hijos?
Un niño de 12 años. No es lo mismo escalar desde la posición de hijo, que cuando tienes tu pareja y eres padre. Cambia la mentalidad. La primera expedición como padre fue durísima para mí.

¿Y su hijo no se ha escapado ya a hacer montañismo?
No, es todavía muy pequeño.

Pero usted se escapaba con menos edad.
Sí, pero lo nuestro era tremendo.

¿Nunca le ha dicho, 'papá, por qué haces eso'?
Lo que me dice es cuándo le voy a enseñar a poner clavos. Esa es su película por la edad que tiene. Él tendrá que ver lo que quiere.

¿Qué le gustaría que hiciera su hijo?
Él está ya navegando. Estoy como mi padre, que lo he puesto a navegar para ver si no escala. Le he aplicado la misma receta, pero no sé si dará resultado. Lo que me gustaría es que hiciera algo que le gustara, que se sintiera libre.

Mediáticamente, están de moda los 'ochomiles'. ¿Por qué le dio a usted por las paredes?
Nosotros lo que hacemos es alpinismo de grandes paredes, que es el más exigente técnicamente. Siempre hacemos alpinismo de primeras ascensiones, de rutas nuevas. Yo creo que está condicionado porque en Murcia, cuando nosotros empezamos, nos encontramos 127 picos con más de 1.000 metros, por lo que hay infinidad de posibilidades. Nos encontramos que todo estaba virgen, y seguimos una trayectoria que no ha tenido ningún escalador en el mundo, hemos aprendido a escalar sobre terreno virgen. En Murcia hay muchos tipos de rocas y rocas difíciles. Ha sido una evolución natural.

Ahora están de moda Oiarzábal y Edurne Pasabán. ¿Por qué?
Eso depende mucho de la batería de medios con que cuentes. De todas formas, hemos hecho escaladas con repercusiones enormes. Estos dos casos que me citas han contado con el portaaviones de 'Televisión Española'.

¿Alguna vez no le ha llamado la atención subir un 'ochomil'?
Es que tengo tantos objetivos pendientes, que no. Mi hermano Carlos sí está haciendo 'ochomiles', lleva tres. Pero es que a mí se me da muy bien el alpinismo de grandes paredes. Yo llevo más noches en grandes paredes que nadie en el mundo. Llevo setecientas.

Tiene 51 años. ¿Hasta cuándo?
Seguiré hasta que me lo siga pasando bien y tenga la motivación de ahora mismo, que es como la del primer día. Los escaladores de grandes paredes del mundo se mueven en mi banda de edad porque hay que tomar muchas decisiones y lo que más vale es mi experiencia. He hecho cosas en el Huandoi que con 30 años no hubiera hecho, ya que tuvimos cien avalanchas. La motivación que tengo es que ahora sé lo que realmente tengo que hacer. Me pasa como a los toreros y a los futbolistas, que la experiencia se les nota una barbaridad. La clave es el estrés al que te somete la montaña.

¿Cómo se mata el tiempo cuando no puedes escalar y tienes que estar en una hamaca?
En la pared es que es todo muy intenso, hasta el día en el que no te mueves. Cuando llevas diez días ya vas roto porque hasta durmiendo tu cuerpo está luchando por el déficit de oxígeno. Por ello, cuando te sobreviene una tormenta y no te puedes mover, dices bendita tormenta. Allí el tiempo y el espacio tienen otra dimensión, no es la de aquí abajo.

¿En alguna ocasión ha sentido realmente que estaba en serio peligro su vida?
He pasado muchas sensaciones de riesgo. En el Huandoi una avalancha estuvo a punto de pillarnos, en la Patagonia me pillaron unas tormentas...

¿Y ha pasado miedo?
Yo en las situaciones más graves que he vivido nunca he tenido miedo. El miedo se siente antes de hacer algo. Para mí lo más duro es cuando llegas a un campo base. Una vez que empiezas ya no te acuerdas de nada.

¿Pero la vida en la montaña es tan dura como parece?
Es muy exigente. En la hamaca no te puedes poner de pie, te tienes que vestir sentado, si tienes una tormenta no tienes casi espacio entre la lona. Pero una cosa que siempre hago es que cuando estoy en la pared y me quedan cinco días para la cima, no quiero que nadie me lo recuerde.

¿Es creyente?
Sí.

¿Y reza?
A veces. En la montaña la armonía es espectacular, y te das cuenta que todo tiene un orden que de algún sitio debe venir. La montaña es casi una terapia, te ayuda a ver tu vida desde fuera. Cuando estás colgado de una pared estás como en otro mundo, no estás en la vida real. Lo que más echo de menos es no poder andar.

¿Le ayuda a relativizar los problemas?
Sí. De hecho, cuando llevo aquí un tiempo, me agobio por una serie de cosas que cuando estoy en la montaña no me pasa. Allí arriba ves lo importante de tu vida.

¿Cree que el destino lo tenemos escrito?
Creo que no, pero tuve una vez un accidente que si me hubiera caído mil veces, me hubiera matado mil veces, y me salvé. En esa situación tuve la sensación de que no me tocaba.

¿A usted le lanzó mediáticamente la expedición en el Naranco que José María García transmitió?
Esa expedición fue tremenda. José María García abría todos los días el programa con nosotros. A mí me liaba diciéndome que me iba a grabar a las diez y después me ponía excusas de todo tipo hasta que conseguía meterme en directo.

¿Tiene contacto todavía con José María García?
Hace tiempo que no hablamos, pero es una persona a la que le tengo un gran afecto. Siempre nos ha apoyado mucho.

¿A quién le gustaría conocer?
Hay tantos. A Cristóbal Colón. Es que lo que hizo fue alucinante. Pero mi lista sería inmensa.

¿Hay alguien a quien le daría un Oscar?
Yo siempre he tenido mucha admiración por deportistas con recorridos largos, como Carlos Sainz, que ahora ha ganado el Dakar. Por el mismo Raúl, que lo ha aguantado todo y ha batido todos los récords. Es que me parece que en este país la gente es un poco injusta por la necesidad de cambiar a uno por otro.

¿Es madridista?
Sí. En mi casa siempre hemos sido del Madrid, pero por la edad que tengo he visto ganar mucho más al Madrid que al Barça.

Pero no podrá negar que con Guardiola es un placer verlos jugar.
Lo que es obvio es que el Barça es ahora mismo el equipo que más juega al fútbol del mundo. Cuando voy al fútbol a ver al Murcia, me gusta más ver un jugador que hace dos genialidades, que el desarrollo del partido. Yo me quedo con los detalles. Por ejemplo, a mí me gustaba mucho Antoñito.

¿Y es del Murcia?
Por encima de todo. Yo iba al fútbol por ver a Guina, que era un espectáculo. Disfrutaba viéndolo dar esos pases.

¿Usted se ha sentido libre?
Siempre. Mi lucha siempre ha sido por sentirme libre.

¿Y un privilegiado?
No, porque esta actividad mía es muy difícil y requiere un compromiso importante contigo mismo. Yo me he cuidado mucho durante toda mi vida, pero porque no me cuesta trabajo. El resultado es que llevo una disciplina importante.

¿Y cuándo fue la última vez que se dio un homenaje?
No me acuerdo. Si una noche sales y te pasas, luego no entrenas bien. Y al final piensas que no te compensa.

Pues gracias y que siga disfrutando con la montaña.
Gracias a usted.


Fuente: http://www.laopiniondemurcia.es/

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