Vialattea (enero 2024)

Vialattea (enero 2024)
Sestriere (Vialattea)
La Vialattea fue un ambicioso proyecto de dominio esquiable con Sestriere a la cabeza. Aquí se cuenta su historia y su actualidad, gracias a sendas visitas separadas 38 años.

El dominio esquiable sobre el que trata este artículo puede ser considerado, sin duda alguna, como el punto de partida del esquí en Italia. Al menos desde varios puntos de vista importantes. Y no está situado ni en los Dolomitas, ni en las inmediaciones del Cervino, sino prácticamente lindando con la frontera francesa de los Alpes provenzales. Desde 1896, las tropas italianas custodiaban esquiando aquella frontera alpina con Francia. Algo en lo que se adelantaron a los franceses, que se percataron de ello con preocupación, decidiendo organizarse y poner al día a sus tropas en lo que al esquí se refiere. Para principios del siglo XX, Italia incluso disponía de una escuela de esquí militar. Su pionero fue el teniente coronel Oreste Zavattari, comandante del Tercer Regimiento Alpino Italiano.

El esquí había llegado a Italia a través de Suiza. El culpable fue Adolf Kind, un industrial de los Grisones asentado en Turín, que esquiaba en los Alpes más cercanos ya en 1895. El esquí llegó a Italia en torno al cambio de siglo, pero algo más tarde que a Austria y Suiza. Fue durante la época de la irrupción de su práctica en el resto del continente europeo, prácticamente siempre a manos de noruegos ejerciendo como iniciadores, profesores y competidores. Algo que ocurrió a lo largo de todas las cadenas montañosas del continente, desde los Cárpatos en Hungría, hasta las montañas españolas.

En febrero de 1906, Harald Smith, uno de tantos noruegos responsables de la enseñanza de la práctica del esquí en Europa, se encontraba en Sauze d’Oulx impartiendo clases de esquí. Fue un esquiador bastante conocido que, por poner un ejemplo, en 1909, batió el récord del mundo, saltando 43 metros en Bardonecchia (bastante cerca del escenario que nos ocupa).

Sestriere, una de las estaciones que componen el dominio de Vialattea, tiene el honor de ser la primera estación creada exprofeso para la práctica del esquí (en las anteriores, el esquí había llegado como complemento a los valnearios, turismo de montaña, etc.). Fue fundada en los años treinta. Sus primeros remontes fueron tres teleféricos puestos en funcionamiento en 1931, 1933 y 1938). En 1934 se levantaron dos hoteles con la forma de sendas torres cilíndricas que daban al lugar un aspecto extremadamente futurista. Fueron obra del arquitecto Vittorio Bonadè Bottino, y constituyen todo un ejemplo de Racionalismo Italiano. Ya en 1935, Sestriere se erigió como municipio, con bandera y escudo propios (con un par de esquís en el emblema). Entre otras pruebas de su vocación vacacional, por aquel entonces también se creó un campo de golf 18 hoyos (el más alto de Europa).

La idea de su fundación y la propiedad de la estación fueron cosa de Giovanni Agnelli, uno de los fundadores de FIAT y posterior propietario de la compañía. En el caso de Sestriere, la familia Agnelli se mantuvo como propietaria y gestora de la estación durante ¡70 años! Hasta que en 2006 cambió de manos. El objetivo de la creación de Sestriere fue el negocio turístico deportivo, algo en lo que fue precursora. Los accesos masivos quedaban garantizados mediante la extensión de la autopista procedente de Milán (5 horas) y Turín (2h), así como con la construcción una cercana estación de ferrocarril. Hacia 1938, los tres remontes antes mencionados daban acceso a 74 pistas (de las cuales 20 se servían de tales remontes para disfrutar de descensos, el resto debían de ser itinerarios con llanos y ascensiones). Todo aquello encajaba con las ideas de Mussolini para una nueva Italia: «el triunfo de la racionalización técnica más actual aplicada a la organización de un centro de esquí». De hecho, parece que el Duce apoyó el proyecto mediante el desarrollo de algunas infraestructuras, y que sus hijos, Bruno y Vittorio, frecuentaron sus pistas.

El concepto fue innovador. Por primera vez, remontes, hostelería y entretenimiento operaban bajo una propiedad centralizada, en un terreno anteriormente deshabitado. Dicho modelo fue el que pronto imitaron los franceses. Por otro lado, las dos torres cilíndricas modernistas ayudaron a cambiar la concepción de los europeos, en el sentido de pasar de percibir los Alpes como un desierto de nieve, a un paraíso del esquí. Sestriere fue el ejemplo de la revolución industrial en las montañas. Diseñada principalmente para el descenso, se acomodaba al acelerado ritmo de la vida moderna. Un parque de invierno para que las masas se divirtieran con las emociones del deporte.

Así pues, Sestriere surgió como una acción de rabiosa modernidad, algo que hasta ahora parece ir ligado a su ADN. Aunque esta afirmación puede que produzca cierta contrariedad para todos aquellos lectores que la hayan visitado, ya que la estación también se ha venido caracterizando por tender a quedarse obsoleta. No preocuparse por este contrasentido, porque es algo que trataré de ir explicando.

Con la II Guerra Mundial, la estación sufrió su primer gran frenazo, además de serios desperfectos. Italia participó de lleno en la guerra y, además, perdió. Pese a ello, esta (y muchas otras estaciones italianas y austríacas) se vieron posteriormente favorecidas por el Plan Marshall para su reconstrucción y crecimiento. Lo que ocurrió después, es que, con el paso de los años, los remontes de Sestriere se fueron quedando obsoletos y muchas otras grandes estaciones la volvieron a adelantar en prestaciones. La italiana volvía a irse quedando anticuada, algo que resultaba evidente en la década de los años ochenta.

Fue entonces cuando se produjo allí un nuevo impulso de modernización. Principalmente basado en dos revoluciones importantes, aunque diferentes e independientes entre sí. Una de ellas fue la de adherirse a la estrategia de crecer como dominio esquiable de gran extensión, estableciendo colaboraciones con otras estaciones próximas a su territorio. No era una idea original, pues ya llevaban algunos años poniéndola en práctica en otros lugares (especialmente en Francia), como era el caso de los Tres Valles, Portes de Soleil, etc. El proyecto vinculado a Sestriere se denominó La Via Lattea y nació en 1984. Lo que pasa es que tardó en hacerse efectivo, al menos con respecto a su idea inicial, que enseguida explicaré.

La otra innovación, que también resultó importante, y en ella sí que se mostraron eficaces, fue la de destacarse como apostadores pioneros en la instalación de cañones de nieve artificial. Los esquiadores veteranos recordarán que a lo largo de la década de los ochenta sufrimos una época de carencia de nieve casi sin precedentes en Europa, durante varias temporadas seguidas. Muestra de ello fue que en España muchas estaciones empezaron a trasladar sus remontes a cotas superiores, y bastantes a orientar las pistas más hacia el norte. Pues bien, en aquel contexto climático, Sestriere fue la primera estación de esquí italiana en instalar sistemas de innivación artificial y la que más superficie cubrió, en aquella época, de toda Europa.

Personalmente fui testigo de aquel momento de amenaza para la estación, situada a caballo entre un progresivo envejecimiento y un nuevo impulso de modernización. Pasé una semana esquiando allí en el año 1986. Viajé allí en autobús, en uno de esos paquetes turísticos de esquí que incluían viaje, forfait y apartamento. Lo hice acompañado por dos amigos. Carlos era compañero de facultad (aunque él cursaba un año menos que yo) y de trabajo por las tardes. Escaquer era un amigo-compañero de la noche madrileña que, en aquellos momentos, aún disfrutaba de los últimos coletazos de La Movida. En realidad, nos alojábamos en Sauze d’Oulx. Curiosamente, esto es lo que tenían aquellos viajes a granel, compartiendo un enorme apartamento con un grupo de ocho chicas jóvenes a las que no conocíamos. El resultado de aquella mezcla no produjo ninguna relación sentimental en nuestro caso, aunque sí que aquel apartamento recibiera un cierto exceso de visitas masculinas intencionales por parte de todos los demás jóvenes a los que no les había tocado en suerte semejante harén. No se me haga mucho caso porque han pasado ya 38 años de aquello, pero creo que entre aquella pandilla de chicas estaba una hermana de Ana Torroja (¿o quizás una prima?). Lo pasamos bien en aquel viaje. Esquiando por el día y de juerga por las noches. No olvidaré que, en pleno desmadre de celebración juvenil internacional, bailando muchos apretujados, asistimos a un topless espontaneo ejecutado por una guiri que estaba montada a caballo sobre los hombros de su pareja, y que se vino arriba, se quitó la camiseta y empezó a agitarla con el brazo en alto mientras sus dos bien formados pechos (sin el sostén reglamentario) se empeñaban en seguir con naturalidad naturista el ritmo de la música. Para la mayoría del colectivo masculino, la espontanea extranjera anónima se convirtió en toda una heroína (como la Libertad de Delacroix). Para nuestras compañeras de apartamento, en una descocada (por no repetir otra cosa...). Quien me siga en futuros artículos encontrará alguna que otra anécdota relacionada con esto cuando publique la historia de las camisetas mojadas, algo sobre el cine de esquí y otros artículos sobre el esquí en la pintura.

Pero me estoy desviando del asunto. En aquel viaje, cuando llegamos, encontramos un agradable pueblo de montaña, casi completamente rodeado de bosque y, lamentablemente, con demasiado pasto a la vista… por falta de nieve. Afortunadamente, el susto pasó rápido porque la primera o segunda noche nos cayó una considerable nevada que arregló el resto de la semana. Esquiamos por Sauze d’Oulx y por Sestriere, que, entonces, ya estaban unidas, aunque no de un modo muy práctico. Y es que podías esquiar en cualquiera de las dos, pero la conexión era un poco rebuscada. Si te ibas hacia Sestriere, podías pasar el día esquiando allí y, al regresar, disfrutabas de un descenso excepcional hacia Sauze, que únicamente podías realizar una vez al día, porque la ida y la vuelta estaban separadas y no resultaban demasiado ágiles. No soy capaz de explicarlo mejor porque no conservo el plano de pistas de entonces. Eso sí, recuerdo que, en la parte más elevada del regreso, libre de árboles, pudimos disfrutar de magníficos fuera de pista en los que dibujar huellas un par de días.

Pero vamos a lo que vamos. Esquiando en Sestriere, me llamaron la atención varias cosas. Por un lado, el aspecto arquitectónico de su urbanismo, caracterizado por aquellas dos torres cilíndricas que ya no resultaban tan modernas. Quedaban montados un par de aquellos teleféricos, con una pinta que daba miedo subirse a ellos. Me gustaron mucho las pistas, pero ya entonces me llevé la impresión de que aquella era una estación envejecida. Caso aparte era una especie de circuito preparado para la conducción invernal. Y es que, por su vinculación con FIAT, Sestriere solía acoger las concentraciones-presentaciones de los equipos de competición de rally de Fiat, Lancia o la Jolly Club, e incluso de Fórmula 1 de Ferrari.

Estando por allí me enteré de la existencia del proyecto de La Via Lattea. Pese al atractivo de la idea, la verdad es que entonces no todas las estaciones aspirantes a formar parte del conjunto estaban realmente conectadas. Nosotros únicamente podíamos esquiar en Sauze d’Olux y Sestriere, las únicas que aparecían en nuestro plano de pistas y en nuestro forfait. Más que suficiente para esquiar muy a gusto, pero, a su vez, conectadas entre sí de modo algo precario, y lejos de representar al gran dominio esquiable que se presumía para el futuro. No recuerdo bien cómo, pero el caso es que me hice con un mapa del proyecto La Via Lattea. Digo mapa porque se trata de una cartografía formal, con sus curvas de nivel, en la que aparecen las estaciones con sus pistas y remontes. Resulta curioso ver que en ella sí que aparece todo conectado (aunque en realidad todavía no era así) y, sin embargo, están todas las estaciones menos Sauze d’Oulx. Supongo que el mapa fue un trabajo anticipado.

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Forfait de 1986. Banda magnética de control, una modernidad para la época.

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Único recuerdo fotográfico de 1986. Arriba: Escaquer, José y Carlos. Abajo: gente del viaje cuyos nombres no recuerdo, y una de las chicas del apartamento (la que mejor esquiaba). Quizás alguien de la comunidad Nevasport llegue a reconocerse.

Una reliquia documental: mapa del proyecto La Via Lattea en 1986.

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Portada y contraportada del mapa anterior. La publicidad es de una efímera marca de esquís sobre la que publicaré información en el futuro.

Y ¿qué fue de Sestriere y de La Via Lattea desde entonces hasta ahora? Tal y como acabo de explicar, aquel dominio, a pesar de sus destacables intentos de renovación, seguía arrastrando cierto envejecimiento en cuestión de remontes y edad-diseño de edificios. Imagino que algo de ello seguiría ocurriendo mientras su existencia se mantuvo siempre activa. En realidad, la zona está siempre a salvo por su localización geográfica. Tiene muy difícil competir con las grandes estaciones francesas más cercanas que siempre andan modernizándose y disfrutan de mucha mayor altitud, pero, en el fondo, da igual, porque este conjunto de estaciones italianas tiene su propio público cautivo, que no es otro que la considerable masa esquiadora del noroeste italiano, fundamentalmente Turín y Milán (incluso Génova). De todas formas, en su constante y calmado envejecimiento, la zona ha disfrutado de nuevos revulsivos. El más evidente fue la designación de Turín, por parte del COI, como sede de los JJOO de invierno de 2006. Gracias a ello, cinco de los núcleos que actualmente componen el dominio esquiable se erigieron en sedes olímpicas de algunas pruebas y, evidentemente, eso les supuso nuevas inyecciones económicas e inversiones.

La cuestión es que, 38 años después de mi visita anterior, acabo de regresar allí para esquiar. En esta ocasión alojándome en Sestriere y disfrutando de un dominio que, fiel a su vocación de modernización permanente, ahora ha pasado a denominarse Vialattea (más práctico para su mención y para su conversión en logotipo). Paso pues a dar cuenta de ese viaje y del estado actual del dominio.

Tanto el dominio completo como la propia Sestriere siguen hibridando la antigüedad con la modernidad. Nacieron modernos, pero siempre andan quedándose anticuados. En lo que respecta a los edificios, cualquier chalet alpino mantiene una apariencia atemporal y estacionaria, porque luce un estilo permanente. Algo que no le sucede a los edificios modernos o rompedores arquitectónicamente, los cuales, salvo que su propuesta de diseño se extienda globalmente, pronto tienden a quedarse rancios, al surgir propuestas novedosas muy diferentes. Moda estable contra moda rompedora y cambiante. Empezando por el propio urbanismo, tengo que decir que Sestriere (el centro urbano más amplio, descontando Cesana Torinese, que no es realmente esquiable) es un lugar agradable y con vida, a pesar de que su configuración da clara prioridad a la macchina con respecto a la persona. Circulan coches por las calles, hay muchos aparcamientos por todas partes y la mayoría de los edificios residenciales tienen garaje propio. Partiendo de la FIAT, y pensando también que sus trabajadores se convirtiesen en clientes durante sus vacaciones, no debería sorprendernos.

Nos quedábamos en un apartamento setentero. Era anticuado por el paso del tiempo, pero claramente moderno para su época. Muy espacioso y agradable. Me encantó por su amplitud, luz, vistas, diseño, madera, chimenea, etc. Aunque los interruptores, enchufes, electrodomésticos y muebles me recordaran mi propio Cuéntame de cuando vivía, de niño, en el piso de mis padres. Y no digamos el ascensor… Pero el salón era fantástico, el agua caliente funcionaba de maravilla, había vajilla de sobra y, al contrario que en Francia, disponía de consumibles de cocina y limpieza (sal, aceite, pastillas para el lavaplatos, detergente para fregar, papel, bolsas de basura de repuesto, etc.) hasta una buena botella de vino esperándonos encima de la mesa del comedor a modo de bienvenida. Una concepción de hospitalidad muy latina, muy diferente a la que acostumbran los galos.

Como curiosidad, señalar que no disponía de guarda-esquís, pero sí de garaje propio, así que dejábamos tablas y bastones en el coche. Merece mención especial el portal del edificio porque era del estilo de muchos otros que vimos por Sestriere: puertas acristaladas y acabados en mármol, idénticos a los de cualquier ciudad española desde los años sesenta, algo tan habitual para nosotros que resulta anacrónico a 2035m de altura en los Alpes.

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Fofait actual Vialattea.

Vista del salón del apartamento.

Desde las ventanas del apartamento había una vista bastante completa de Sestriere. Esas dos torres cilíndricas son sos "réplicas" mucho más actuales.

Primer día (domingo).

Hacía frío, pero estaba despejado y sin viento. Buenas condiciones para esquiar. Empezamos esquiando por Sestriere, probando todos sus remontes y pistas desde un lado (oeste) hasta el otro (este). Todas las pistas y remontes de la estación (excepto el regreso del resto de la Vialattea) están orientadas al norte. Encontramos nieve muy dura en cotas altas por culpa del barrido que el viento había dejado anteriormente por allí. Mejor agarre en las cotas medias y, de nuevo, durísima en las umbrías boscosas de las cotas más bajas, donde nunca parece alcanzar el sol. Las pistas son variadas y muy entretenidas, gracias a constantes cambios de pendiente y dirección. Gran parte de ellas discurriendo en pleno bosque. Los árboles son una especie de abetos que pierden sus hojas en invierno.

Como era fin de semana había mucha gente esquiando. A pesar de ello, no sufrimos apenas colas en los remontes, únicamente había un par de sillas por las que la gente parecía mostrar preferencia. Había equipos de competición por todas partes, así como una prueba montada y muchos portillones de salida colocados en diferentes puntos de la estación. El nivel de esquí general aparente era muy alto, de los más altos que recuerdo haber visto. No destacable por la acción en baches, fuera de pista o perfección académica, sino por el carveo, la velocidad y un estilo claramente deportivo (de competición) en gente de cualquier edad. Entre la gente abundaban esquís de gigante y especial, nada de tablas anchas. Y era la mejor opción para aquellas condiciones en las que nuestros polivalentes dejaban bastante que desear.

Típica vista de Sestriere desde sus pistas.

En dos de sus cumbres se ven vestigios de "arquelogía de remontes": los edificios de dos de los antiguos teleféricos.

Disfrutada y reconocida Sestriere, tomamos una telecabina y pasamos a Sauze d’Oulx. Comenzamos con un largo descenso desde 2701m hasta 1510m. La nieve estaba mejor, probablemente por recibir algo más de sol a pesar de que también aquello está orientado preferentemente hacia el norte. Las cotas superiores están despejadas, pero la mayor parte de la estación está ocupada por bosque. Las pistas ofrecen combinaciones muy agradables y, al igual que en Sestriere, abundan rojas y negras, con generosidad en las pendientes. Allí paramos para comer, hay muchos establecimientos coquetos que parecen pequeños, pero demuestran gran capacidad interior (además de en terraza). Dentro son muy acogedores, con estilo rústico tradicional en madera. Comí lasaña y los precios eran más que razonables. Estuvimos muy cómodos a pesar del gran bullicio dentro del local. Estilo España (cultura grecolatina) nada del silencioso ambiente nórdico o del centro europeo. Además, durante nuestra comida, fueron apareciendo varios nutridos grupos de niños uniformados en los diferentes colores de sus respectivos clubes de competición. Por lo visto, la cantidad de clubes es enorme, los niños pasan el día entero con sus monitores de club, esquían con ellos, comen con ellos y son devueltos a sus familias al finalizar el día o el fin de semana. No estamos hablando de cursillos, sino de planes de club. Los había de todas las edades y se notaba que, a partir de cierta edad (unos 10-11 años), los chavales ya cargaban con dos pares de esquís (los de traslado y los de competir). Todo Sauze está plagado de portones de salida desde los que poder trazar múltiples pruebas de competición.

De regreso a Sauze d'Oulx, varias décadas después.

Uno de los múltiples skiclubs reponiendo fuerzas en Sauze d'Oulx.

Para regresar a Sestriere intentamos conectar por la única pista posible, que es una roja-azul que da muchas vueltas y sale desde lo alto de Sansicario, pero estaba cerrada por falta de nieve en las zonas bajas, así que tuvimos que regresar en la telecabina. Ese único regreso esquiable parece una opción algo precaria e insuficiente que debe quedar inutilizada con cierta frecuencia, haciendo que Sestriere, estación más conocida de la Vialattea, en cierto modo, quede algo desconectada del resto.

En la cabina coincidí con cinco niños de un club que regresaban de haber competido en Sansicario. Estuve todo el camino charlando con ellos y supe lo que imaginaba, que a partir del día siguiente (lunes) desaparecerían de las pistas los asiduos de fin de semana.

El balance del primer día nos dejó algunas cosas claras:

  • Había menos nieve que en otras estaciones alpinas relativamente cercanas.
  • La cobertura de nieve artificial suple casi completamente cualquier falta de nieve en las pistas.
  • Casi la totalidad del dominio esquiable está orientado hacia el norte, por lo que conviene concienciarse de que por allí predominarán las nieves duras.
  • En la Vialattea, y especialmente en Sestriere, lo que prima es la competición. En estilo y en hechos.

A parte de los numerosos clubes deportivos, los entrenamientos y competiciones montados, la inusitada cantidad de portones de salida, etc. Al callejear por Sestriere, viendo las tiendas de deportes, comprobamos la preferente oferta de material de competición: monos, protecciones, mochilas específicas para el equipo individual, tablas de competición, etc. No debería extrañarnos entonces que la trayectoria de la estación haya estado siempre muy ligada a los grandes eventos deportivos: ya en 1951 fue incluida en el calendario de carreras Kandahar; fue escenario de pruebas de la Copa del Mundo a partir de 1967; sede de los Campeonatos del Mundo de 1997; y de los JJOO de invierno de Turín en 2006. Estos piamonteses parecen llevar la competición en la sangre.

Puente de regreso a "casa". Fernando y Jesús.

Por la tarde, como posteriormente haríamos cada día, paseamos por la localidad y nos tomamos una cerveza. Lo dicho, un centro agradable, vivo y comercial pero no exclusivo en su estatus.

Segundo día (lunes).

Empezamos pronto y fuimos directamente hacia Sansicario mediante la telecabina. Allí nos topamos con una larga y preciosa bajada hasta la base de la estación. También algo despejada por arriba y en pleno bosque durante la mayor parte del recorrido. Habíamos decidido recorrer el dominio hasta el otro extremo, en dirección a Francia. Para ello hay que tomar otra telecabina en Sansicario (1700m) que desciende hasta un punto de Cesana Torinese. Es pues, otro traslado no esquiable, ni a la ida ni a la vuelta. Desde la cabina se puede ver la pista de bobsleigh, skeleton, etc. De los JJOO. El traslado se hace pesado porque una vez en el río de Cesana Torinese, hay que empalmar dos sillas sucesivas en ascenso para alcanzar la cota más alta de Claviere (los Montes de la Luna). Ello no sería mucha pega si al regresar las dos sillas supusieran un largo descenso, pero aquellos días ninguna de las dos presentaba sus pistas abiertas (y sospecho que la más baja no debe hacerlo prácticamente nunca).

La parte alta de Claviere es deliciosa. Tiene unas vistas espectaculares y un núcleo de cabañas no accesibles durante el invierno que le dan un aire muy acogedor. Allí disfrutamos de bajadas muy agradables, todas ellas en bosque y sin prácticamente nadie esquiando. Por varias opciones de descenso se alcanza el núcleo urbano, que es pequeño, bonito y fronterizo con Francia. De hecho, la frontera está plantada entre algunas de las pistas. Allí nos dimos cuenta de que, cuanto más nos acercábamos a Francia con la vista, más evidencia de cantidad de nieve se contemplaba. No avanzamos más allá, hacia Montgenevre, porque, pese a que la conexión esquiable es posible, el forfait Vialattea no opera allí.

Apetecible descenso en Sansicario.

Pista olímpica de artefactos en Sansicario.

Pista en Claviere.

Cahlets y cabañas en las alturas.

Con Jesús y Fernando en Claviere.

Otra pista en Claviere.

Iniciamos el regreso con algunas repeticiones, y el descenso sentados en las dos sillas sucesivas antes mencionadas. La primera ofrece una vista muy aérea del valle y Cesana Torinese. La segunda cruza el río y nos dejó en la base de la telecabina. Ya en Sansicario, hicimos un descenso y paramos a comer en la terraza de una preciosa cabaña de madera con construcción estilo canadiense a base de troncos. Pizzas para todos y hermosas vistas. Los techos de los edificios de estilo rústico (antiguos o modernos) de toda esta comarca están montados a base de lajas de piedra cuadradas, colocadas como si fueran rombos, creando un efecto estético original y muy bonito.

Dos tallas de tamaño natural decorando la terraza del restaurante.

Pasamos el resto del día esquiando en los bosques de Sansicario, una jornada muy dinámica acumulando bajadas diferentes, rápidas y con muy pocas paradas. Hacía bueno y lo pasamos muy bien. Habíamos pasado la jornada encontrando muy poca gente, aunque durante el regreso en la telecabina hasta Sestriere coincidimos con la vuelta de los cursillos de adolescentes de semana blanca (italianos y europeos del norte), que habían pasado a ser la clientela básica de los días laborables. Todavía nos quedó tiempo para hacer algunas bajadas variadas en la parte central de Sestriere. El día nos había proporcionado nieve algo menos dura, mejor adaptación por nuestra parte y mucho mejor esquí.

En las cotas más elevadas de Sansicario hay un remonte consistente en dos telesquíes paralelos. A medio camino subiendo, a mano derecha, aparece una pequeña ermita, toda rodeada de nieve, con una estatua de un fraile. Se trata de la Chiesetta San Pio (algo así como capilla de San Pío). No he conseguido dar con información alguna acerca de dicho Pio. Por otro lado, como suelo viajar con amigos con intereses culturales despiertos, fue inevitable comentar nuestra sorpresa al encontrar la referencia de un santo llamado Sicario. Lo de Pío, vale, es evidente, pero ¿Sicario? La pista no es fácil de seguir ya que parece que hay hasta cinco San Sicarios, incluido un obispo de Lyon. Así que no está del todo claro el origen de este. Como una de las fiestas del pueblo es el 2 de mayo (que actualmente es la fiesta del nuevo patrón de su iglesia principal, San Atanasio), hay quienes se inclinan a pensar que, como esa fecha también es el día de la fiesta conmemorativa de Sicaire de Brantome también llamado Sicaire de Bethléem, que la tradición la asimila a uno de los santos inocentes martirizado en Belén en el momento del nacimiento de Cristo, pues puede que el Sicario de Sansicario sea alguno de esos mártires, algo a lo que también anima a pensar una pintura mural que, por lo visto, hay en la iglesia del pueblo. En todo caso, el término San Sicario de allí procede de un santo medieval de la tradición francesa o provenzal, que en francés se dice San Sicaire. Vamos, que, en esta ocasión, la mafia no parece haber tenido nada que ver.

Chiesetta San Pio en Sansicario.

Por la tarde se puso a nevar. Volvimos a pasear y descubrí la iglesia de Sant'Edoardo. «Fue encargada por Giovanni Agnelli en memoria de su padre Edoardo, fallecido en un accidente aéreo en 1935. Diseñada por Vittorio Bonadè-Bottino en estilo pseudorománico y construida en gneis diorítico». Ello le da un aspecto sólido y extremadamente contundente. «Tiene un portal de bronce macizo, obra de Arturo Dazzi, en el que están representados los siete hijos de Edoardo Agnelli». ¡La Familia! Tan clave en la cultura italiana y tan característica en los casos de las sagas poderosas (legales o ilegales). Y es que los Agnelli, proviniendo de la nobleza, supieron adaptarse a la industrialización y situar piezas en el mundo de la política. «En el interior se encuentran un Crucifijo y una Addolorata esculpidos en mármol por Edoardo Rubino, una estatua de San Eduardo en pórfido rojo, un Vía Crucis en bronce dorado de Francesco Messina y una estatua de la Virgen de la Acogida de Tonino Scuccimarra». (Wikipedia).

Iglesia de San Edoardo en Sestriere.

La cerveza, aquella tarde, la tomamos en un bar con gente claramente local. Había monitores y paisanos de la zona. Fue un rato animado. Al salir nos fijamos en unas grandes fotografías en blanco y negro que decoraban el local. En una se veía un edificio de aspecto palaciego construido en piedra, con una apariencia de solidez acorde a la del templo antes comentado, era de los años treinta. En otra, de 1947, una mujer con esquís posaba contenta con una de las dos torres cilíndricas (la blanca) al fondo. La mujer resultó ser la abuela del joven camarero que nos los fue explicando con claras muestras de sano orgullo.

Notas del día:

  • Los italianos muestran una vestimenta de esquí muy atractiva en cuestión de diseño. Gran diversidad de marcas, estilos y combinaciones. Con mucho gusto y, en mi opinión, sabiendo diferenciarse de lo conocido en cada momento por el gran público.
  • Su bandera aparece sin complejos en cascos, chaquetas, bastones, gafas, etc. Cualquier lugar es bueno para lucirla con orgullo y buen gusto (sin estridencias). Si alguien se piensa que eso es porque en Italia no existen regionalismos, nacionalismos regionales ni pugnas sociales entre el norte y el sur, es porque no conoce para nada ese país ni su historia. De hecho, su unidad nacional es de las más jóvenes de Europa (de entre las naciones más grandes). Lo que creo que pasa es que son listos (al menos para algunas cosas) y saben que Italia como tal vende en el exterior, es amada y deseada, así que presumen de todo aquello de lo que pueden presumir y su país (como concepto idílico) y su bandera (como identificación inmediata de lo anterior) los utilizan como recurso eficaz.
  • En la Vialattea operan infinidad de escuelas de esquí. Aquello es un claro ejemplo de la liberalización del mercado de las clases y, como consecuencia, del mayor peso que el mercantilismo docente va cogiendo con respecto al rigor docente. No puedo emitir juicios de valor sobre ellas, salvo de una, la de Claviere (aunque todas operan por todo el dominio). Sus monitores visten un traje en tonos verdes que me parece precioso. Sin embargo, en cuatro días me topé con una sospechosa cantidad de errores de organización didáctica clamorosos. Profesores que se juntan para esquiar ellos dos mientras que sus dos grupos improvisan como pueden por detrás. Un monitor con una tropa de entre ¡treinta y cuarenta adolescentes! (de verdad que no exagero el número). Parejas de monitores que deciden detener a sus grupos en mitad de una pista para poder hablar algo entre ellos, impidiendo el paso de los demás esquiadores. Otros que paran al alumnado en puntos estratégicos de largos schusses, obligando a los esquiadores a tener que frenar para pasar y, por consiguiente, tener que remar el resto del trayecto. Y, por último, colmo de osadía: algún iluminado que, por eso de que los niños prueben un poco de nieve virgen, los saca de la pista a sus boscosos bordes y decide trazar diagonales, cruzando la pista hasta el otro borde, algo que sería perfectamente normal si no fuera porque algunas de las diagonales las decide trazar justo en los puntos ciegos de cambios de rasante de pistas rojas y negras. Sin comentarios.

Tercer día (martes).

Un nuevo día despejado, algo de nieve nueva, y en nuestras mentes el plan de pasar el día esquiando preferentemente en Sansicario. Pero no, resultó que la telecabina que hace de única conexión de Sestriere con el resto de Vialattea estaba cerrada por exceso de viento en las cumbres. Así pues, nos pusimos a esquiar por Sestriere. La mala noticia fue que los remontes que alcanzaban mayores cotas no funcionaban. La buena, que las pistas habían recibido 5cm de nieve nueva y estaban muy bien, y que las partes medias y bajas de la estación, todas con bosque, no sufrían viento, y ofrecen bastantes combinaciones de pistas rojas y negras. Así que todo fue bien hasta que, sobre las once y media, se formaron unas colas excesivas porque todo el público (que no era mucho) acababa acumulándose en dos de los remontes principales. Ante dicha acumulación, los gestores de la estación (perros viejos) se atrevieron a abrir otra silla más para descongestionar algo. Nosotros aprovechamos el momento para fugarnos. ¡Sí! Escapar de las masas. Decidimos coger el coche y plantarnos en Claviere, donde sabíamos (por las dimensiones del poblado) que habría muy poca gente, y la nieve nueva duraría más.

Resultó fundamental disponer del coche para dos de los días.

Lo bueno de viajar con amigos prácticos y eficaces es que este tipo de maniobras se resuelven muy rápidamente. Hay gente con la que sería imposible o muy engorroso plantear algo así… La maniobra apenas nos llevó media hora. Efectivamente, Claviere estaba prácticamente vacía. Hacía buenísimo y funcionaba casi todo. Hicimos unos descensos muy gratificantes entre sus bosques hasta la hora de comer. Nos tomamos unas milanesas con patatas en una terraza, al socaire del refugio de montaña y con unas vistas magníficas de la zona y de la Aiguille Bleue, entre otros picos. Por la tarde machacamos la zona repitiendo todas las combinaciones de descenso posibles, alternando schusses, rojas rápidas en giro largo, muros con giros cortos y hasta alguna que otra huella por fuera de pista entre los árboles. El plan B resultó todo un acierto. En Sestriere quedó adocenada la gran mayoría de la gente.

En Claviere, esperando la comida.

Magníficas vistas.

El cielo no engañaba: había viento en las alturas. Los dientes de sierra de ruptura del flujo laminar eran "de libro".

El día nos dejó algunos aspectos críticos para la reflexión. El viento parece ser un punto débil del dominio. Pela algo sus cumbres y rompe las comunicaciones sobre esquís entre sus estaciones, al depender estas de líneas de conexión únicas, es decir, sin variantes.

Aquella noche celebramos nuestra última cena en el apartamento cocinando nosotros. Hay que decir que, además del vino que nos habían regalado a la llegada, regamos nuestras cenas caseras con vinos procedentes de la Toscana. En concreto Chianti classic y Montalcino.

Huellas de los JJOO de 2006.

Cuarto día (miércoles).

Teníamos el plan del coche preparado para ejecutarlo desde el principio por si ocurría lo mismo. Así fue, mirando por la ventana ya vimos que las cabinas no estaban colocadas, así que nos fuimos directos a Sauze d’Oulx. ¡Error! Error de comodones por no haber consultado la web de Vialattea. Enseguida lo explico.

Antes, señalar que Sauz d’Oulx es un pueblo bonito compuesto, preferentemente, por casas y chalets alpinos con mucha madera a la vista y aquellos tejados de losas colocadas en posición romboide. Es una localidad muy apetecible a la que únicamente le encuentro dos pegas, que no le da mucho el sol, y que está dispuesta a lo largo de una cuesta muy pendiente y sostenida.

Detalle de un tejado en Sauze d'Oulx.

Aparcamos sin problemas junto a un telesilla. Pero allí estaba casi todo cerrado. La silla daba acceso a un par de largas y bonitas pistas de bosque, pero con una calidad de nieve lamentable, compuesta por nieve artificial y agua helada de color gris. Todo nuestro gozo en un pozo. La causa de la parada del resto de remontes volvía a ser el viento en altitud. Así que, como la mayoría de la gente, nos fuimos a tomar un café al gran comedor de un chalet de interior en madera, junto a una chimenea. Allí fue cuando consultamos el parte del día. Todas las estaciones de Vialattea estaban parcialmente abiertas (muy parcialmente), excepto Claviere, la cual ya nos la sabíamos de memoria. Y es que, a medida que uno se iba desplazando hacia el oeste, el viento afectaba menos y, además, había más nieve. Miramos Montgenevre y resultó que estaba abierta al 90%. Dicho y hecho. Bajada rápida por el hielo, uno que se pone los zapatos, y a las 11,35 estábamos aparcados allí.

El forfait se puede sacar en máquinas expendedoras y hay que estar atento a las diferentes opciones. Para nosotros la básica, porque el resto lo teníamos cubierto con el pase Vialattea. Montgenevre es y no es Vialattea. Aparece en los planos de pistas y en su web, pero es francesa, y el pase normal no vale para sus remontes. Otro cambio significativo con respecto al resto de estaciones es que esta tiene la mitad de su dominio esquiable orientado al norte y la otra mitad al sur, algo que enriquece mucho el estado de su nieve.

Forfait de Montgenevre.

Empezamos dando cuenta de la zona orientada al sur. Precioso, con mucha nieve, poca gente, sin bosque y excelentes pistas. Un territorio, además, bastante grande y con abundancia de negras. Las vistas son muy sugerentes y permiten identificar algunos picos míticos de los Alpes. Ese día no paramos a comer. Recorrido todo aquel sector, cambiamos al otro lado del valle. Está muy bien conectado: tras un largo descenso hasta el pueblo, un puente esquiable da acceso a una primera silla que asciende por las laderas de sombra. Allí la nieve estaba bastante dura y volvía a haber bosque. Las escasas limitaciones (cierres) de remontes en Montgenevre afectaban a una zona alejada de pendientes suaves, y, esto era peor, a una telecabina que nos hubiera permitido descender, casi en plan de excursión, por un valle situado entre Montgenevre y Claviere.

Los Alpes franceses desde Montgenevre. Briançon en el lecho del valle.

Montgenevre desde sus pistas.

Encantados en una telesilla de Montgenevre.

Mucha nieve en Montgenevre.

Así pues, conocida la segunda zona, hicimos un divertido descenso hasta el pueblo y regresamos al área soleada para acabar el viaje disfrutando de varias bajadas e incluso algunos incipientes baches.

Por la tarde hicimos los equipajes, recogimos casi todo y dejamos cargado el coche para poder salir temprano a la mañana siguiente. Nos despedimos de la Vialattea tomando unas cañas en Sestriere, charlando y viendo pruebas de la Copa del Mundo en pantalla grande. Entre otras, la reposición de las mejores bajadas del año en el reciente descenso masculino de Kitzbühel. Después cenamos estupendamente en un restaurante. Entrantes locales, seguidos por unos espaguetis carbonara deconstruidos y muy complementados, que estaban buenísimos, y un estupendo vino toscano. Un Bolgheri que il capo del restaurante nos dejó en el precio del que habíamos pedido (notablemente más barato) pero que se le había acabado. Dice uno de mis cuñados que escuchó comentar a Carlos Herrera que, cuando al mando de la cocina de un restaurante hay una señora maquillada y con perlas, ahí se come bien seguro. Este era el caso, y así quedó ratificada la teoría, un poco más, con un nuevo experimento.

Para concluir, quiero subrayar algunos detalles con respecto a Vialattea. Es un dominio esquiable amplio, pero que requiere algunos enlaces lentos y frágiles. Las pistas merecen la pena, ofrecen buenas pendientes y desniveles de cierta enjundia, también trazados cambiantes, pero se repite su estilo en la mayor parte de las estaciones que componen el dominio. Un detalle en común que comparten Sauze d’Oulx, Sestriere, Sansicario, Cesana Torinese, Claviere y Montgenevre es que su parque de remontes podría calificarse como de anticuado en una proporción destacable, con el resto como aceptablemente actualizado (sin más). La mayor parte de las orientaciones miran hacia el norte. Al tratarse de los Alpes más meridionales, se echa en falta algo más de altitud. Es un destino interesante, divertido y de suficiente exigencia técnica, que además ofrece mucha cultura del esquí (desde los puntos de vista histórico y de carácter), pero al que, considero que con una visita basta, o, si acaso, como me ha pasado a mí, repetir una segunda al cabo de treinta o cuarenta años, para así poder hacer balance de los sucesivos procesos de envejecimiento y rabiosa innovación que siempre han caracterizado la evolución histórica de este paraje.

Actual plano de pistas de la Vialattea.



 

18 Comentarios Escribe tu comentario

  • #1
    Fecha comentario:
    31/01/2024 19:17
    #1
    Buen repor! Sestriere en concreto va a recibir una millonada en inversiones a corto plazo. Se metió un fondo de inversiones ingles y se rumorea que Agnelli lo quiere recuperar.

    En todo caso, Via Lattea es enorme, 450 km de pistas y con paisajes espectaculares.

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    • Gracias!
  • #2
    Fecha comentario:
    01/02/2024 08:18
    #2
    B.onito report. Me han encantado las descripciones.

    Por cierto, los árboles que mencionas al principio son alerces. Nosotros estuvimos el pasado invierno haciendo travesía un poco más al sur, en el Valle Stura y había grandes bosque de esta especie, y son muy buenos para esquiar, además de aguantar la nieve en buenas condiciones.

    Gracias!

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    • Gracias!
  • #3
    Fecha comentario:
    01/02/2024 09:01
    #3
    Buen report! muchas gracias

    karma del mensaje: 10 - Votos positivos: 1 - Votos negativos: 0

    • Gracias!
  • #4
    Fecha comentario:
    01/02/2024 09:21
    #4
    muy buen report :+:

    karma del mensaje: 10 - Votos positivos: 1 - Votos negativos: 0

    • Gracias!
  • #5
    Fecha comentario:
    01/02/2024 09:45
    #5
    #1 Hola, gracias por esa información "financiera". Si las inversiones se llevan a efecto, se volverá a confirmar esa aparente tendencia evolutiva de Sestriere consistente en sucesivas oleadas de valiente renovación y obsolescencia por posterior inercia. Creo que actualmente le vendría muy bien.
    Saludos.

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    • Gracias!
  • #6
    Fecha comentario:
    01/02/2024 09:49
    #6
    #2 Muchas gracias por el apunte. ¡Alerces! normalmente este tipo de cuestiones se las pregunto a un hermano que es ingeniero de montes :) , pero está vez no me ha dado tiempo. Tienes mucha razón en que son bastante esquiables, porque dejan más hueco entre ellos y, efectivamente, en las cotas más bajas del dominio, donde más nieve había era en los bosques.
    Lo dicho, un buen apunte de complemento.
    Saludos.

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    • Gracias!
  • Coe
    Coe
    #7
    Fecha comentario:
    01/02/2024 14:00
    #7
    Esos viajes en autobús de los 80 y primeros 90, eran míticos ¡¡
    Debí hacer unos 15 entre navidad y semana santa … luego ya vinieron nuestros coches y acto seguido el avión ¡
    Que recuerdos :love: :diable:

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    • Gracias!
  • #8
    Fecha comentario:
    01/02/2024 20:32
    #8
    delmer, gran y curiosa historia del lugar, un relato muy enriquecedor y entretenido.
    El reportaje, en testimonio gráfico espectacular y bien documentado.
    Mi compañeros y servidor, ubicados en Serre Chevalier, una de las mejores
    jornadas de la semana, fué visitar Vialattea y hasta dónde la pudimos recorrer, tenemos un muy buen recuerdo. En reportaje publicado en Nevasport, hay mención de la visita. Montgenevre nos encantó. Gracias por publicar. Un saludo al grupo.

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    • Gracias!
  • #9
    Fecha comentario:
    01/02/2024 20:50
    #9
    Una duda, ¿que tal son los remontes de la estacion? ¿modernos? Y bueno la estación en general es comparable en cálidad a dolomitas o a las grandes francesas (3 valles, les arcs-la plagne, tignes..etc).

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    • Gracias!
  • #10
    Fecha comentario:
    02/02/2024 08:31
    #10
    #9 Hola. Respecto a los remontes, hay de todo: bastantes sillas desembragables (de hasta seis plazas) y algunos telecabinas de 8 plazas; por otro lado, algunos teleskíes de "cuerda" que van rápido, pero también unas cuantas sillas convencionales de dos o tres plazas que, al no cambiar su velocidad de salida, se hacen muy lentas. No te lo puedo comparar con Les Arcs o Tignes porque han pasado 30 años desde mis últimas visitas allí. Respecto a los 3 Valles (estuve el pasado abril), te puedo decir que los remontes de los 3 Valles son mucho más modernos y de mayor capacidad, su dominio esquiable me parece claramente más extenso, y tiene la ventaja añadida (lo mismo sucede con Tignes) de que alcanza altitudes claramente más elevadas. Si a eso le añades el que las francesas mencionadas están más metidas en el "continente" (meollo) de los Alpes, las garantías de que haya más nieve se acrecentan. Vialattea, en cierto modo es donde empiezan los Alpes desde la llanura italiana, apenas hay montañas antes de llegar allí desde el sur, por lo que está menos "protegida".
    Pese a lo dicho, para quien no lo conozca y le guste visitar espacios amplios y nuevos, es muy recomendable, comprobando (antes de ir) que esté bien de nieve, como fue nuestro caso.
    Saludos.

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    • Gracias!
  • #11
    Fecha comentario:
    02/02/2024 08:34
    #11
    #9 hombre, quizas si lees el reportaje ademas de recibir respuesta precisa a tus preguntas demostrarías cierta empatía por el autor.

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  • #12
    Fecha comentario:
    02/02/2024 08:38
    #12
    Sana envidia de ese espíritu deportivo de esa zona italo-francesa.
    Que pena que la cultura de club, de entender el esqui como un deporte de competición donde iniciar a los niños se haya perdido casi totalmente en España.

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  • #13
    Fecha comentario:
    02/02/2024 19:18
    #13
    Qué ganas de conocerlo en invierno, pasé unas semanas de un precioso verano en una de las casitas de Monte de la Luna y me encantó la zona!!

    Montgenevre, debe ser la mejor zona en cuanto a innivación me contaron.

    Gracias por el report.

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    • Gracias!
  • #14
    Fecha comentario:
    03/02/2024 13:50
    #14
    Estuve en enero del año pasado esquiando un día en Montgenevre y Claviere, estaba en Serré Chevalier.
    Me sorprendió que había "desaparecido" el telesilla desembragable del Col de Saurel, en ese valle que dices que no pudisteis hacer.
    No sé la causa, pero hace unos 20 años ahí había un telesilla desembragable que te llevaba a una zona muy chula.
    No entiendo cuál ha sido la causa de esta "desaparición".

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  • #15
    Fecha comentario:
    04/02/2024 13:43
    #15
    #14 Ignoro la causa, pero esa silla ya no existe, y ha desaparecido también de los planos de pistas actuales.

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    • Gracias!
  • #16
    Fecha comentario:
    05/02/2024 19:46
    #16
    Si, la silla del Col de Saurel, existió y llevaba a la pista "Colletto Verde", así se llama esa zona. Yo la tomé en 2008 entrando desde Montgenevre, me pareció un lugar mágico y salvaje. Inolvidable. Cuando volví en 2019 leí que la habían cerrado a raíz de la muerte, sobre 2015, de dos esquiadores italianos. La Administración italiana exigió unas obras para mejorar la seguridad, y como la Vía Lattea no hizo nada, clausuraron la instalación.

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    • Gracias!
  • #17
    Fecha comentario:
    05/02/2024 19:58
    #17
    #16 Muchas gracias por tan precisa información.

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    • Gracias!
  • #18
    Fecha comentario:
    12/02/2024 19:16
    #18
    Bonito reportaje! GRACIAS

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    • Gracias!

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