Todo empezó hace unos años. Jordi, de Ski The East me estuvo explicando su interés en realizar una prueba de resistencia en el Pirineo, idea que me entusiasmó y ya conjuntamente, empezamos a pensar más en serio en el proyecto. Una vez algo más maduro, lo presentamos a la que era la única estación que lo podía realizar por su instalación de luz artificial: Masella. Pues bien, algunas reuniones más y dejamos el proyecto en manos de los profesionales, que son los que lo han llevado a la realidad y lo pudimos disfrutar el sábado: las Head 12h Masella, la primera prueba de resistencia de este tipo que se realiza en nuestras montañas y unas de las pocas que tienen lugar en todo el mundo, donde básicamente en Canadá y Suiza tienen tradición de pruebas similares.
La gente de Head, Camp Base y Masella ha realizado un gran trabajo y prueba de ello es que esta primera edición ha sido un éxito y ha dejado un gran sensación entre los participantes.

La prueba consistía en hacer el mayor número de bajadas por la pista Davallada durante las 12h, que estaba cerrada sólo para nosotros y tendríamos una fila de la silla reservada y sólo podía subir un participante en cada silla, por lo que se tenía que adelantar esquiando.
Los corredores se podían apuntar en equipos de 1, 2 ó 3 participantes. La mayoría eran equipos de 3, pero fuimos unos cuantos que nos tomamos el tema como algo personal y diferente y nos apuntamos solos, formando el grupo de "singles". Había que ver si podíamos aguantar las 12h en condiciones. Nuestra carrera sería otra, pero algunos nos lo íbamos a tomar más o menos en serio. Había ganas, muchas ganas.

La salida tendría lugar al más puro estilo de las carreras de motos, por lo que tras una bajada de reconocimiento del trazado, bajada cronometrada para determinar el orden de salida. El trazado era un SuperG, que permitía bajar a velocidades altísimas. A primera hora la nieve estaba perfecta.




Era muy pronto pero todo eran buenas caras. Gran ambiente de esquí.

Tras la bajada cronometrada, el momento de la salida, muy espectacular. Tras el disparo de un cohete, había que ir corriendo hasta los esquís (según el crono estaban más o menos lejos) y empezar a subir y bajar.






Pero entre los que íbamos solos, contagiados por el ambiente que se respiraba, el espíritu competitivo se adueñó de algunos de nosotros y no veíamos el momento de parar. Más y más bajadas, la nieve se empezaba a transformar por el calor y cada vez era más difícil mantener la velocidad. Quedaban muchas horas y había que empezar a economizar un poco, por lo que tocaba levantar el pie del acelerador.
Las sillas se hacían algo pesadas por la soledad, pero acababas comentando algo de la carrera con los que subían, que en general alucinaban que te fueras a pasar 12h esquiando y te daban ánimos.

A estas alturas ya no mantenía la posición de huevo en la recta de llegada. Los pequeños baches que se habían ido formando hacían que las piernas en este punto se pusieran al rojo vivo. Quedaba demasiado y temía no poder mantener el ritmo de bajadas. Pero el ritmo seguía siendo alto.
Los GS, que habían sido los esquís perfectos hasta ese momento, empezaban a exigir demasiado y sabía que acabaría parando a cambiarlos, pero todavía aguantaría unas vueltas más. Concretamente hasta la 37. Aproveché la parada para quitarme una bota durante un par de minutos, comer algo que había por allí y dejar algo de líquido en un árbol que había detrás. No había más tiempo que perder. Esta acabaría siendo la única parada en toda la prueba.
A las 5 se produjo un momento mágico. La estación cerró y nos quedamos únicamente los corredores. Las pisanieves empezaban a trabajar, ya "sólo" quedaban 3h de carrera. Fue una hora intensa, en la que llegabas a la base y no había nadie para acompañarte en la silla. Ese momento especial me ayudó anímicamente y tuve un resugir físico, sumado a que la nieve empezaba a volver a estar en mejores condiciones.

Las ratracs empezando a pisar pistas
Esas últimas tres horas me sentaron realmente bien y hasta se me pasaron demasiado deprisa. Veía a algún corredor por delante más tocado y con la motivación de pasarlo, las bajadas volvían a ser rápidas e intensas.

Y llegó la noche, uno de los momentos más esperados, tanto por la espectacularidad de la carrera nocturna como porque no dejaba de ser un indicativo de que se acercaba el momento de acabar y superar el reto personal de acabar esta prueba.
Finalmente, tras 12h con los esquís puestos, cohete, bandera a cuadros y final de la carrera. Una emoción desbordada nos invadió. Choques de manos, abrazos,... Habíamos participado en esta gran prueba, habíamos conseguido el objetivo y, además, con un nivel competitivo mucho más alto del que pensábamos en un principio. Lo habíamos pasado en grande y nos llevábamos para casa una experiencia del máximo nivel.

Quedaba el final de fiesta, empezando con una cena tipo pica pica que nos sentó como nunca, sobretodo a los que habíamos sobrevivido a base de avellanas y poco más.
Y los premios... La organización tuvo el detalle de dejarnos entregar algunos de los premios a Jordi y a mí. Nos hizo mucha ilusión.




En resumen, una prueba fantástica, de la que 24h después seguimos hablando y comentando cosas y anécdotas. La gente lo pasó magníficamente, hubo un ambiente excepcional y la organización puso el listón muy alto. Parece que esto ha venido para quedarse porque hay muchas ganas de más. Larga vida a las 12h. Eventos como estos son los que marcan la diferencia en el mundo del esquí.
Y dos detalles no menos importantes. Nos pudimos quedar el peto de recuerdo (tomen nota el resto de competiciones) y nos llevamos todos esta fantástica sudadera:

Agradecer a los que han hecho posible un día tan grande:
Organizadores: Head, Masella y Camp Base
Patrocinadores: Land Rover & Jaguar Donnay
Colaboradores: Soba de Pastas Gallo, Caldos Aneto, Rs7 articulaciones, Isotonica San Miguel, Tag Heuer, Olympus, Cuvic, Leatherman, Nalgene, DonJoy, Grau Soler, Òndia, Doublet, Carlit, Cadí, Hotel & Spa La Collada, GoPro, Coca-Cola, Monster, Aquabona, Bodegas Chivite.
Y en particular a Anna, ya que sin su entusiasta colaboración habríamos tenido que hacer alguna parada más para cambiar máscara cuando llegó la noche o para coger agua y algo de comer.
A mí me salió lo siguiente (sin contar las dos bajadas previas):
70 bajadas.
23900 m de desnivel -
184,3 km en total (subida y bajada).
Y éste es el perfil:
