He esquiado allí 21 de las últimas 24 temporadas* y puedo decir que es mi destino especial de los Pirineos, una estación que cuando presenta su mejor cara es de lo mejorcito que te puedes encontrar. Un auténtico delicatessen, un joya artesanal en un mundo en el que parece que priva lo industrial. Por eso, cuando toca desconectar y cambiar de aires, busco ese rincón llamado Boí Taüll.
Y viendo las últimas fotos de cómo está me están entrando muchas ganas. Toca empezar a buscar un hueco porque, un año más, no faltaremos a la cita.
*Sí, yo también apunto todas las esquiadas :-)