Cargar y aligerar los esquís

Cargar y aligerar los esquís
El esquí es un deporte dinámico, con mucho movimiento, apenas comienza el deslizamiento de tus esquíes. Hay movimientos muy visuales y existen también algunos otros movimientos que pasan desapercibidos, tal es el caso de la carga y el aligeramiento. Cuando estamos parados sobre nuestros esquíes, el peso se reparte entre los dos pies de manera equitativa, pero apenas nos movemos el peso que recae sobre un esquí y otro será diferente. Si en vez de esquíes pusiéramos una báscula en cada pie, veríamos que cuando estamos quietos sobre las dos piernas el peso en cada pierna es más o menos la mitad de nuestro peso en cada pierna. Cuando nos agachamos para tomar impulso para simular un salto, el marcador de la báscula aumenta para disminuir nuevamente cuando estiramos nuestro cuerpo aun sin despegarnos del suelo, en este punto la báscula podría marcar el cero. Este concepto de cargar y de aligerar es fundamental en el esquí.

La carga y el aligeramiento.   
Para maniobrar atravesando hacia un lado y otro la línea de la pendiente es necesario dominar nuestra capacidad de cargar y aligerar los esquíes.

 

Cargando: empuja la base de tu esquí hasta arquearlo. Esta forma de arco bajo tus pies hace que se trace una curva cuando corta la nieve.

 

 

Aligerando: intenta levantar tu esquí de la nieve sin llegar a despegarlo del suelo, de esta manera consigues que en ese instante tu peso sea cero.Así será más fácil dirigir el esquí, cambiando los pesos y variando la posición de equilibrio al otro sistema de cantos.

        

 

 

Básicamente consiste en extender y flexionar las rodillas. Cuando doblas las rodillas, el peso del cuerpo comienza a desplazarse hacia abajo (compresión). Es esta transferencia de fuerza a los esquíes “cargas”  y los haces doblar por debajo de ti, arqueándose. Mientras que se invierte este  proceso extendiéndote hacia arriba otra vez (extensión), tu peso toma una trayectoria ascendente y “aligeras” los esquíes.  
Otra manera de entender esto es pensando en un simple muelle en espiral. Cuando comprimes (doblando las rodillas) el muelle empuja hacia abajo sobre los esquíes, cargándolos. Cuando sueltas, los esquíes  no tienen ese peso al dejar de empujarlos hacia abajo, y vuelven de nuevo a su forma original, esperando a que los vuelvas a dirigir.  

La carga proporcional.
Cada pie está equilibrando la mitad de su peso corporal. Conseguir esta proporcionalidad de tu cuerpo te hará un esquiador muy bueno en nieves profundas. Sin embargo, en una superficie de nieve pisada en una estación de esquí, es natural cargar el esquí delantero más que el de  la parte posterior. Esto ayuda al canteo del esquí en la nieve. Y como se supone que estás enfrentándote a la línea de la pendiente, hay un sentido más natural de equilibrio. Sin embargo, esto puede llevar a algunos problemas. Si  no se consigue bastante peso en el esquí de atrás, este se moverá a su antojo, y  esta falta de control provocará que se te puedan cruzar los esquíes. Hay que concentrase en cargar el esquí posterior. Cuando hagas un viraje, siente cómo lo vas empujando hacia abajo mediante del todo el viraje.
En unas condiciones de nieve polvo, es muy importante tener tu peso uniformemente distribuido en ambos esquíes. En la nieve profunda la causa más frecuente de por la que caes es que estás poniendo demasiado peso en el esquí delantero.  Esto provoca que te hundas en la nieve y te pares mientras la velocidad adquirida de la parte superior de tu cuerpo tira  de ti  hacia adelante para aterrizar de frente.

Utilizar el rebote del esquí.                                            
Si colocas tus esquíes planos en el suelo, al fijarte en ellos, te darás cuenta de que tocan el piso en la punta y la cola. Se levantan un poco por debajo de la fijación. Si empujas hacia abajo en el centro, hasta que estén perfectamente apoyados en el piso y después los sueltas, verás que vuelven a su posición original, manteniendo su forma de arco. Vamos a utilizar esta propiedad de rebote para que nos ayuden a dar la curva.  

En las pendientes, con los aligeramientos y cargas del esquiador, los esquíes también se flexionan, ayudando a crear un momento ingrávido para el cambio de cantos en la curva. El esquiador entonces carga de nuevo, contribuyendo a deformar los esquíes.   

Extraido del libro "EL Telemark" de Dani Cruz

 

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