Domingo 12 de diciembre de 2021. Salimos ya de tarde en dirección al Principado de Andorra. Nuestro destino final es el Hotel Naudi Boutique, a pie de las pistas de Grandvalira, en Soldeu.
Nos esperan dos días de esquí, hotel, buena gastronomía y, si nos apetece, disfrutar de algunas actividades après-ski. Y nos proponen experimentarlo en primera persona, como invitados. ¿Se puede pedir más?
Muros de nieve para llegar a Soldeu
Mientras circulamos por la carretera N-20 en dirección al Pas de la Casa, llegando al cruce del Col de Puymorens, un rótulo luminoso nos informa que la carretera del col está cerrada por nieve. No nos queda otra opción que acceder al Pas a través del túnel con peaje del Puymorens. Su precio son 7 euros, pero bien mirado es una opción segura, rápida y cómoda.
Y no es de extrañar la medida, ya que tan solo 48 horas antes los Pirineos recibían una precipitación de nieve casi inédita por estas fechas. Inédita por la cantidad y por el corto espacio de tiempo en que precipitó. Y por el viento que sopló después.
A la salida del túnel segundo impacto. Nos incorporamos a la carretera N-22, que accede al Pas de la Casa desde el valle de l’Ariège. Un muro de nieve de casi tres metros nos amenaza durante unos pocos metros en el lateral derecho de la carretera. Nos impresiona.
Se nota que el viento del sábado había barrido la nieve de las cimas y la iba depositando en el fondo de los valles. En cualquier caso, una buena noticia: la nieve, aunque repartida caprichosamente y de forma irregular, ha llegado por segunda vez en esta temporada, y con generosidad, a los Pirineos.
Soldeu, entre muros de nieve
Nuestra llegada a Soldeu nos deja igualmente sorprendidos. Coches tapados por la nieve y montones de nieve en algunos laterales fruto de las quitanieves. ¡Cómo debió haber sido la nevada del viernes y sábado!
Hotel Naudi Boutique, nuestra casa
Finalmente, llegamos a nuestro destino: el Hotel Naudi, un edificio de arquitectura acogedora, de estilo 100% montañés y a la vez moderno. Seductor con quienes nos apasionan las montañas. De gestión familiar y con mucha historia. Sí, todo a la vez.
Familiar, porque actualmente es la tercera generación de la familia Naudi quienes llevan las riendas del negocio hotelero. Familiar, sí, pero que apuesta por seguir con la línea de crecer en el sector de la hotelería. Al otro lado de la carretera de Soldeu y a la misma altura se encuentra el Hotel Xalet Montana, un 3 estrellas que forma parte del grupo Naudi.
Histórico, por qué sus orígenes se sitúan a finales de los años 60, cuándo la primera generación, encabezada por la abuela Rosa, servía comidas en “la Chaumière”, en los bajos del anteriormente citado hotel Montana.
Actualmente, en ese mismo establecimiento nos encontramos con la pizzería L’Avet.
¿Y lo de seductor? A ver… ¿Qué esperamos los esquiadores de un hotel cuando vamos a pasar un par de días en la nieve? Pues justo lo que ofrece Naudi: una habitación en la que te encuentres como en tu casa, de toque montañero, funcional y, si es posible, con buenas vistas y a pie de pistas.
Justo lo que nos ofrecía la habitación 405. Con balcón orientado a la estación de Grandvalira. Enfrente, la pista del Avet, ese muro que ya se codea con los mejores en acoger pruebas de la copa del mundo de esquí alpino.
Y seductor doblemente, claro que sí, porque seduce de día y de noche. Y no penséis con segundas intenciones. Cuando la oscuridad ya es evidente, ama y señora de los cielos en Andorra, a uno se le pone la cara de satisfacción y alegría cuándo te tumbas en esa cama para descansar. Recostado y somnoliento, pero con tus ojos que se resisten a cerrarse por completo. Claro, se fijan inconscientemente en esas luces que van arriba y abajo a través de las cortinas.
Es ese detalle que a todo esquiador que se precie le gusta ver con la llegada de la noche: son las pisanieves paseándose por la pista Avet.
¡Bon día desde Soldeu!
Lunes, 13 de diciembre. Siete de la mañana. El móvil nos despierta y nos recuerda que si se quiere aprovechar el día hay que levantarse pronto. Así que ducha, vestirse con pocas capas, porque la mèteo en la app augura una jornada más que placentera, y a desayunar.
El desayuno en el hotel Naudi es a la carta. Nada de buffet. Y cuándo en un desayuno te ofrecen, ya de entrada, una copa de champán Ruinart es que lo que viene detrás va en serio. Y con generosidad y variedad.
Para no hacer esta descripción larga os pondré tres ejemplos. ¿Pan? Sí, pero de masa madre. ¿Embutidos? Por supuesto, y de productores locales. ¿Qué no tuviste suficiente con la cena de la noche anterior? Tranquilo; aquí el desayuno, si te apetece, tiene varias opciones gourmet y otras de “tenedor y cuchillo”.
Subir a pistas
Llega uno de los momentos importantes del día. ¿Cómo subir a pistas? Desde el Naudi tenemos dos opciones. A pie desde el hotel hasta la telecabina hay una distancia de 150 metros. Y una vez en el edificio de este remonte tenemos a nuestra disposición incluida durante la estancia en el hotel, una taquilla en la tienda de Sports Calbó, situada en el mismo edificio.
No obstante... ¿Y si no queremos caminar esos 150 metros? Los hacemos en coche y aparcamos en el famoso parking subterráneo de la plataforma de la pista Avet. En mi modesta opinión, creo que se debe tardar más en coche que a pie.
Y por fin: Grandvalira nos espera con nieve polvo y sol
Y llega el momento de deslizarse por Grandvalira. El comunicado de nieve era de los que todo esquiador desea ver en su estación de referencia en un día de mediados de diciembre: sol, nieve polvo y aproximadamente el 75% del dominio abierto.
Sobre la nieve la jornada fue insuperable. El disfrute fue máximo en unas pistas en las cuales, a ratos, parecían para uso y disfrute particular. Si a todo ello le sumas temperaturas más que agradables y finalmente terminar la jornada sin pizca de viento, ya os podéis imaginar la conclusión.
Y lo mismo sucedió el martes, así que no nos vamos a repetir. Eso sí, mientras que el lunes lo dedicamos a Soldeu - El Tarter, el martes tocaba deslizarse por el Pas de la Casa y Grau Roig. Aunque, bien mirado, con 150 km de pistas abiertos sobre un total de 210 para esquiar, uno ya no sabe si está en Soldeu o en Grau Roig, en Encamp o en Canillo. Así es Grandvalira, para perderse sin repetir pista.
Après-ski ¿Andorra, Soldeu o en el mismo hotel?
Pero ya se sabe que para un esquiador la jornada en pista siempre se hace corta, sobre todo cuando el día ha resultado intenso. Sin embargo, el sol a mediados de diciembre se esconde pronto, y más todavía en los Pirineos. Así que cuando ya son las 4 de la tarde, incluso al esquiador más apasionado, le conviene disfrutar de los placeres del après-ski andorrano.
Y en Andorra ya se sabe, la oferta del après-ski és como Grandvalira: enorme. ¿Qué preferís? ¿Salir de compras? ¿Patinaje sobre hielo en Canillo? ¿Un Caldea? El abanico de posibilidades es extenso y se necesitaría un artículo aparte para explicarlo.
Aunque claro, si el físico ya no da para más ¿Mejor nos quedamos tranquilos en el hotel? Esa fue nuestra elección. Y es que en el mismo Naudi tenemos un par de rincones tranquilos y acogedores que se convierten en imanes, ya sea para comentar la esquiada del día, para chatear, para navegar con el teléfono móvil o para filtrar esos vídeos y fotos que unas horas antes hemos capturado en pistas.
Son ese par de horas que pasan a la velocidad de la luz. También está la opción de darse un paseo por la calle principal de Soldeu, con mucha ambientación en temporada alta o, por qué no, concertar un masaje en la cabina de tratamientos del mismo Hotel. Aunque eso sí, es un servicio aparte y que hay que concertar en la recepción del hotel.
Para cenar no hace falta decir que el restaurant Naudi es una elección con garantía de acierto. Cocina local y tradicional con toques modernos y puestos al día. Si la primera noche optamos por cenar a la carta, en la segunda la elección fue con la cena “Menú Ruinart”. Exquisito.
De la carta os cito solo un par de platos: el Sashimi de trucha de río (quienes me conocen saben que la trucha, si está en la carta, siempre será mi elección), y el magret de pato rosado con higos en confite. Mi pareja, Rosa, optó por el tartar de atún estilo Naudi y la raya con salsa meunière negra. Sí, por supuesto que lo compartimos todo.
Bien, no quisiera hacerme largo con la crónica. A veces no tengo freno. Creo que lo más importante de nuestra estancia y esquiada en Soldeu está reflejada de una u otra forma en este artículo. Y no os perdáis el vídeo. Quizás me hubiera gustado extenderme un poquito más, pero si habéis llegado hasta aquí, os lo agradezco. Señal que la lectura ha sido amena.
Agradecimientos
No quisiera cerrar esta crónica sin dejar constancia de nuestro agradecimiento a la actual dirección del Hotel Naudi, al frente de la cual Marc Naudi y Elisabeth Pérez. También a Grandvalira por sus facilidades en nuestra escapada y resolver con tanta agilidad un problema puntual.
Mención especial para todo el equipo de profesionales que cada día está a pie de cañón en el hotel. Porque aparte de profesionales ejecutando sus labores, fueron atentos, amables y prudentemente discretos a la vez que cómplices para que nuestra estancia fuera un éxito.
En definitiva, muchas gracias por vuestra labor al frente. Y por ese trabajo que no se ve y que, sin embargo, desde la cocina, desde un despacho, desde la recepción o desde el almacén en los bajos del hotel, se trabaja a conciencia para que realmente a este hotel se le puede adjudicar la etiqueta de boutique.
Yo, además de esa etiqueta y teniendo en cuenta que está frente a l’Avet, creo que también se le podría definir como ski-hotel world cup.