Leitariegos, la mina de oro blanco
Llegamos a Leitariegos en pleno temporal y con la estación cerrada por viento. Hay una niebla tan densa que se puede comer, sobre todo cuando uno corona arriba. Pero, de repente, pasa un banco de niebla y por unos minutos aparece el Paraíso: en el Noroeste de León, en la Cordillera Cantábrica, acostados sobre el Cueto de Arbás, el primer 2.000 viniendo desde el Atlántico. Aún así, hemos tenido que pedir algunas fotos para que veáis algo con la estación abierta.
No podemos perder ya ni una fecha en nuestro Reto 33 Estaciones, así que, con la estación cerrada, decidimos suplantar los remontes por las pieles de los esquís de travesía. Y nos tiramos por todas y cada una de las pistas de Leitariegos, que tiene poco dominio (7 kilómetros) pero hay esquí para todos los niveles. Es increíble lo buena que es esta montaña para el esquí: tiene un gran plató para debutantes, una pista dulce azul que baja desde arriba hasta abajo con algún ramal y varias palas rojas muy entretenidas. Y si te gusta el fuera de pista, puedes coronar el Cueto de Arbás y bajar buscando la Laguna de Leitariegos (ahora se puede esquiar por encima, está helada) y un pequeño bosque.
De hecho, la estación tendría muchas posibilidades de crecer en dominio… Si no fuera porque precisamente está en el Paraíso, en plena Reserva para la Biosfera, rodeado por el Parque Natural de Somiedo y el Bosque de Muniellos. Ni siquiera tiene permiso para alcanzar la cima porque se protege el paso del oso pardo. Es cierto que hay osos pardos en las cercanías, aunque la “protección del paso” es algo que los locales dudan, ya que no parece el lugar de cruce en invierno y lo estiman exagerado. Pero doctores tiene la Iglesia…
“Estamos en un entorno espectacular, con una enorme vistosidad. En un día sin niebla verías La Peña Ubiña (2.417 metros), nos explica Félix Luque, Jefe de Explotación de Leitariegos, una estación que es propiedad de la Diputación de León (al igual que San Isidro, que visitaremos pronto). “Es una estación pequeña, acogedora, apta para todos los niveles y que está muy concentrada, todo enlaza, así que es fácil para las familias aunque se tenga distinto nivel. Te encuentras constantemente”.
Es cierto. Leitariegos es una de esas estaciones que “deslocalizan” el esquí, que lo acercan a la zona. Con un pequeño dominio sirve para disfrutar, para aprender a esquiar y para ir evolucionando, antes de coger el petate e irte una semana de vacaciones a uno de esos dominios interminables. Es una estación en la que toda la gente se conoce. “El usuario gallego ha crecido muchísimo, viene mucha gente de la parte de A Coruña, que está cerca. Nuestra mayor demanda son los debutantes y espero que pronto podamos crecer en área y equipamiento para ellos. Tenemos también muchos colegios”.
No hay remontes de última generación (nosotros no los probamos, ¡foqueando todo el tiempo!), pero tampoco hacen falta. Este año se ha ampliado el parking, se ha instalado una cinta para los debutantes y se han mejorado los paravientos y las pistas.
El desnivel no es muy grande (no llega a 300 metros), pero sin embargo la sorprendente configuración de la montaña permite varias bajadas rojas que con nieve dura echarán a muchos para atrás. Una lástima la cercanía del oso, o que el oso no esquíe, para que Leitariegos pudiera crecer un poco más en desnivel y en dominio. Pero esta pequeña joya es más que suficiente para abastecer de esquí, de oro blanco, a una zona que perdió el negro carbón. Aunque el esquí no es ninguna novedad: hace 42 años ya se esquiaba con un pequeño teleski del Club Peñarrubio y el Ayuntamiento de Villablino. Luego la Diputación entró en 1984 y sólo el espectacular oso pardo de la Cordillera Cantábrica (que se está recuperando poco a poco) y el entorno protegido han frenado la expansión de Leitariegos.