Zermatt (22 - 25 de abril 2014) …….. ¿Vale lo que cuesta?
Decidí ir a Zermatt durante estas vacaciones de Semana Santa por lo tardío de las mismas y para asegurar nieve, siendo muy consciente de que me metía en un negocio caro (no, carísimo), aunque con la confianza de que iba a esquiar en una de las estaciones de mayor prestigio del mundo y, por tanto, iba a disfrutar de unas instalaciones modélicas, buena nieve y muuuchos kilómetros para esquiar.
Fuimos cuatro días, mi mujer, mi hija de 20 años y yo. Excepto mi hija, que esquía fenomenal, mi mujer y yo tenemos un nivel de esquí medio, que nos permite bajar por casi cualquier pista ( no hacemos fuera pista), pero a ritmo controlado. No compramos el forfait internacional que permite pasar a Cervinia porque ya estuvimos en la zona italiana hace dos años y porque pensamos que cuatro días no eran muchos y los necesitaríamos para la zona suiza.
Tras haber esquiado los cuatro días con una meteorología excepcional, con sol y calor, empezaré con las conclusiones que he extraído en diferentes aspectos.
Transporte hasta destino perfecto. Avión EasyJet Palma – Ginebra puntualísimo. Transfer en tren hasta Zermatt, puntual, cómodo y práctico, aunque caro y algo lento (cuatro horas), ya que para en muchas estaciones. Para terminar, taxi hasta el apartamento 18 Francos por un trayecto de apenas tres minutos.
El apartamento muy correcto, aunque sin conexión a Internet y con la obligatoriedad de pagar sí o sí las sábanas y toallas, aunque habíamos traído las nuestras (típico fallo de no leerse la letra pequeña de los contratos). A 300 metros del funicular Klein Matterhorn, lo que realmente resultó cómodo.
El pueblo es muy bonito, con una parte antigua que realmente merece la pena visitar. Eso de que es peatonal es una falacia. Te pasas el rato esquivando taxis y transportes de mercancías eléctricos, que, como no los oyes te dan el susto.
Los precios son desorbitados. Menús de restaurante a partir de 95 Francos, precios de supermercado al doble o triple que en España, y cosas curiosas, como que en un bar cuesta más un botellín de agua (4,50 CHF), que una caña de cerveza (4 CHF) o un café (otros 4 CHF).
Per vamos al esquí propiamente dicho:
Alquilamos los esquís de mi hija en Intersport Dorsaz, junto al funicular. Nos dieron unos Fischer RC4 Worldcup SL magníficamente cuidados, aunque claro, caríiisimos.
Remontes: Muy modernos y rápidos, excepto el que sube de Gant a Rothorn, que debe ser de los primeros funis que se construyeron. Espectacular el metro de Sunnega, inaugurado esta misma temporada. Para mi gusto falta algún remonte más y sobran “huevos” y teleféricos, que te obligan a quitarte los esquís cada dos por tres. Me perdí las vistas de la subida al glaciar porque iba enlatado entre la gente en el teleférico y no pude ver nada.
Pistas: es lo que menos nos ha gustado por varias razones:
Lo de los 220 Kms esquiables de la zona suiza debe ser contando todas las eses habidas y por haber, porque, con nuestro nivel de esquí, y esquiando de 9:30 a 14:00 horas, en tres días (medios días) nos habíamos cepillado todo el dominio sin dejar ni una pista incluyendo la Furi ( esa negra que dicen que es tan y tan, y que de hecho lo fue, pero no por el trazado, sino por el estado de la nieve, ya que la hicimos bastante tarde y era un impresionante revuelto de papa de la pegajosa).
Mucho caminito estrecho de enlace que, o se hace aburrido o resulta peligroso por la pendiente. En algunos de ellos (pista 44 que baja de Hohttali), el camino es muy estrecho, con bastante pendiente y casi ninguna protección hacia el barranco que queda a la derecha. No quiero imaginármelo en la semana de fin de año, con un gentío inmenso.
En otros ( pista 51), hay trozos que incluso van cuesta arriba más de cien metros sin posibilidad de coger carrerilla antes, con lo que la remada es tan tremenda que acabas quitándote los esquís y haciendo el camino a pie.
Pistas con poca personalidad (aquí alguien me va a crucificar). Me explico.: en otras estaciones en las que he estado, hay pistas de las que me acuerdo y de las que podría dibujar su trazado en un papel. Son esas pistas que cuando llegas abajo notas que el cuerpo te pide volver a subir para repetirla (Sassolungo en Val Gardena, Longia en Seceda, Boé en Corvara, Lagazuoi en Armentarola, Mont du Vallon o Saulire en Méribel, Oberholz en Obbereggen, la Portella de’n Mig en Ordino, La Tossa en Masella o la Olímpica en la Molina, etc, etc…) No sé si se me entiende. Hablo de pistas con personalidad propia, que te llaman a bajarlas una y otra vez, disfrutándolas, sintiéndolas muy dentro.
Pista Furi
Bueno, pues de esas, ninguna en Zermatt nos ha llegado. Es la misma sensación que cuando veo unas carreras de coches o motos. Hay circuitos de los de siempre, que tienen personalidad propia, y muchos de los más modernos que parecen todos iguales. En Zermatt, las pistas de Klein Matterhorn son casi todas en línea recta, con más o menos pendiente, pero que resultan aburridas.
Y en realidad son pocas pistas (poco más de media docena “reales” en cada zona), algunas bastante largas, eso sí, ya que el desnivel es importante.
El pisado es lamentable. No hablo de la calidad de la nieve, puesto que con calor ya se sabe lo que hay en todas partes. Me refiero a los inmensos surcos longitudinales e incluso agujeros de considerable tamaño que dejan las máquinas pisapistas y que, a altas velocidades provocan caídas (visto justo delante de nosotros) que podrían tener consecuencias importantes.
La dejadez en este punto llega al extremo de dejar una pista (la 51) a medio pisar. De repente nos encontramos con que el pisado desaparecía para quedarnos con la pista en el estado en que quedó el día anterior.
Junto con la falta de protecciones en los caminitos con barranco (impensable en los Dolomitas, donde este aspecto se lleva al extremo de poner vallas en lugares con una caída de un metro y medio), el pisado es lo peor de la estación.
Paisaje: No todo va a ser “malo” en Zermatt. Las vistas desde cualquier punto del dominio son un espectáculo inenarrable, que te obliga a pensar todo el rato en lo bonita que es la naturaleza. La presencia permanente del majestuoso Matterhorn que lo domina todo, o del Breithorn, con su boina de nieve permanente, o los muchos cuatromiles que se divisan desde casi cualquier punto hacen que te emociones ante la grandiosidad de los Alpes. Si duda, lo mejor.
Hospitalidad: los suizos son muy correctos, pero de ahí no pasan. Dejémoslo así. Simpáticos, lo que se dice simpáticos, no son. Diferencia importante con los Dolomitas, donde la gente te hace sentir como en casa.
Para terminar, vuelvo a la pregunta del principio: ¿Vale lo que cuesta?
Aquí cada cual pondrá por delante sus propias prioridades. Si priorizamos el paisaje, es indiscutible que sí. Si hablamos de los remontes, o del glamour del pueblo, puede que también.
Pero si hablamos solamente de esquí, para mi el precio de esquiar en Zermatt (214 € por 4 días, es decir, 53,5 € por día) está muy por encima del placer que me ha proporcionado. La calidad de la nieve salva en parte esta sensación, pero las pistas donde la nieve es mejor no están a la altura en cuanto a diversión, trazado, seguridad y pisado, lo que minimiza el resultado final. Estamos hablando del forfait más caro de Europa, y la estación debería ser, por tanto, la mejor del continente. Desde luego, para mi no lo es.
No sé si volveré a Zermatt. Desde luego, sólo será en el caso de alguna Semana Santa que caiga tan tarde como la de este año, y aun así, me lo pensaré mucho, ya que en mi modesta opinión, el precio pagado merecería bastante más.
Repito que no es mi intención debatir con nadie, y no pienso hacerlo, aunque los comentarios que puedan escribirse, tanto si están de acuerdo conmigo como si no, serán bien recibidos y leídos con mucho interés. En ningún momento pretendo decir que sea una mala estación, sino que la relación calidad/precio en los aspectos relacionados directamente con el hecho de ponerse los esquís y descender pistas es bastante mejor en otros dominios.