Bueno, pues después de unos días muy buenos, os pongo algunas fotos de Sestriere en mi semana de vacaciones y de los cuatro días que esquié.
Ya por el camino la cosa prometía y mucho.
Solo con ver esto ya se me ponían los dientes largos, y hacía más llevadero el camino.
Ya, al llegar, Sestriere nos recibió de la mejor forma que se puede esperar, estaba nevando, desde el Sábado y no lo dejó hasta el Lunes.
La verdad es que caía bien, y de vez en cuando bajaba una niebla y no se veía nada.
Pero salió el sol, y nos dejo un bonito día, para disfrutar, y, como no, que mejor momento para el primer contacto del peque con la nieve.
Después de preparativos varios, como hablar con la escuela nacional de esquí de Sestriere, para pillar un monitor y no esquiar solo, además de aprender, que todo hay que decirlo, me puse a hacer las dedicatorias de rigor.
Y claro está, a nuestro amigo Armando
El Lunes, como por una promesa, el día de mi cumpleaños no esquío, pues de viaje a Turín, y el día fue bastante entretenido.
Estuvimos dando una vueltecita por Torino viendo plazas y monumentos, en general me gustó bastante, aunque ya lo conocía, pero siempre es bueno recordar.
Ya tenían las decoraciones navideñas en casi toda la ciudad.
Ya el Martes, recogí el forfait y me fui derecho a la escuela a empezar las clases con el monitor (Osvaldo), un tío genial, que además de dar clases, le gusta esquiar con los amigos, y desde el primer día ya nos caímos genial, y tuvo el gran detalle, que como no tenía más clases, todos los día nos íbamos a esquiar desde las nueve de la mañana hasta la una y solo me cobraba dos horas de clase, vamos un tío genial y muy buen profesor.
Este es el forfait.
Las pistas estaban con muy poquita gente, así que os podéis imaginar la gozada de días además de con sol, las pistas casi para nosotros solos.
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La vistas son impresionantes, merece la pena pegare unos kilómetros para poder verlas y disfrutar de ellas, así como de su maravillosas pistas.
Estas son de la zona de Sestriere, en una zona que la llaman “La borgata”, bonitas pistas, anchas y bien pisadas, además como había nevado, pues en muchas de ellas esquiábamos sobre nieve polvo.
Ni que decir de la maravilla de esquiar entre pinos.
Ya por la tarde, nos íbamos a comer, y a dar una vuelta por Sestriere, que también había que estar con la mujer y el peque, que si no se me mosqueaban, y nos encontramos con una tienda, y nos atrajo mucho el nombre, tuvimos que convencer al dueño para que cambiase una letra del mismo, por que si no, se las vería con todos nosotros.
Ya bien comidos y cenados, a preparar para el otro día, esta vez a la zona de “san Sicario”, bonita zona, donde el año pasado se construyeron un teleférico y una pista olímpica, la cual tuve el placer de bajar acompañado de mi monitor.
Al bajarla, este me obsequió con algo que me hizo casi llorar, pues me dijo que eso solo lo hacía por que además de pasarlo bien unos días, fui un gran alumno, pero eso os lo pondré al final del reportaje, por que quiero que se vea bien ese gran detalle que tuvo Osvaldo conmigo.
La pista olímpica es la número 77, la que esta marcada en el plano con color verde oscuro.
Primero bajamos por una pista lateral
Esta es ascendiendo para bajar la pisa olímpica
Aquí bajando la susodicha, que dicho sea de paso, impresiona más de lo que en realidad es, no se si por la confianza que me dio Osvaldo, o por que yo me sentía preparado para ella y más que me echasen.
La bajada es muy larga, quizás menos que las laterales de la misma, pero mereció la pena.
Como cosa curiosa puedo decir, que para coger el teleférico para bajar hacia Sestriere, al estar la zona al norte, y soplan los vientos, se llevan la nieve de una pista habilitada para bajar a la parada intermedia del teleférico, pues como la pista estaba cerrada, tuvimos que subir por un arrastre muy largo, yo diría de casi los 1.000 metros de ascenso, y encima, además de lo que cansa eso, después, para llegar al teleférico, tienes que subir andando una pendiente de casi los 200 metros con los esquís a cuestas, que no veas la paliza que te pega.
Ya llegado de nuevo a Sestriere, otro telesilla y pasamos por este tunel.
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Para después bajar por la pista que nos llevaba de nuevo a la escuela y la cafetería de pistas.
Bajando desde el fondo de esta foto, donde se ve la caseta de arriba.
Y, claro está, después de eso y buena mañana de esquí y ya cerca de las dos de la tarde, el descanso del guerrero.
Y las fotos de rigor, con el peque en la nieve, que también e tiene que ir acostumbrando a ella.
Tengo muchas más fotos de días sucesivos, pero son como muy repetitivas, y no quiero cargar el reportaje, lo que si puedo decir es que fueron unos días geniales de nieve y esquí.
Me costo mucho irme, y la prueba es que me resistía a la idea de abandonar ese maravillosos dominio de esquí, pero todo tiene un final, en este caso muy especial para mi, pues, me he quitado una espina que tenía clavada, (hace 5 años que estuvimos en el mismo sitio con unos amigos, y en la primera bajada, el día de mi cumpleaños, una persona que perdió el control, me paso por encima de las tablas, y me fracturo la rodilla derecha), pero este año fue especial.
La marcha fue dura, pero como todo tiene un final, no tenemos que ir, y dejar atrás esta maravilla.
Me resistía a dejarlo atrás
Pero aunque apenado, y con la promesa de que volveré nos tuvimos que marchar.
Como dije antes, mi monitor, (Osvaldo), me obsequió con algo muy preciado para el, y ahora para mí, pues después de disfrutar con el esquiando como amigos, se quito el parche de su cazadora, y me lo regaló, lo cual me pareció un gesto memorable y muy bonito, y quiero hacer una mención especial a su persona y a todos los monitores de esquí, que hacen una labor muy importante dentro de este mundo.
Mi más preciado recuerdo de estas vacaciones.
