El carving es el rey en las conversaciones de aficionados
a nuestro deporte, aunque éste, no sólo está ya casi pasado de moda, sino
que, como hemos dicho en otras ocasiones, el carving estaba ya inventado
desde el principio del esquí. Lo único es que antes, con aquellos tablones
antiguos, era mucho más difícil conducir y esquiar bien.
Para el que se pone por primera vez unos esquís parabólicos
lo más aconsejable es dejarse enseñar por un profesor, ya que al fin y al cabo
se trata de un vehículo y, por simple que sea, alguien tendrá que
explicarnos cómo funciona correctamente. Al principio asusta un poco quedarse
de pie en el canto y esperar a que los esquís describan la curva para la que
están diseñados pero, si hacemos esto primero en diagonal, en una pista fácil,
poco a poco iremos cogiendo confianza y comprobando hasta qué punto son capaces
de girar. Progresaremos en abanico (haciendo medias curvas de una en una y cada
vez mirando más a la máxima pendiente) y veremos, finalmente, cómo somos
capaces de ir de un lado a otro de una pista plana dejando dos surcos
impecables en la nieve.
Hecho esto, podemos empezar a pisar el esquí; así
comprobaremos que, cuanta más presión le hagamos, más cerrada será la curva
que describa. Este es el punto crítico y hay que tener cuidado; no se trata de
presionar empujando el esquí hasta ponerlo de lado – que eso sería ir a la
antigua - sino que se trata justamente de “pisarlo”, presionando hacia abajo
para hender en la nieve, no para atravesarlo. Esta y no otra es la razón
por la que se flexiona esquiando en una pista lisa, porque pretendemos pisar:
cuando pisamos un bicharraco en el suelo, ¿presionamos con la planta del pie o
le empujamos de lado? Presionamos con el pie y, para ayudarlo, flexionamos.
¿A que queda claro? (A propósito de esto aclararemos que “to carve”, en
español, significa precisamente hendir, lo cual describe muy bien qué
pretendemos: llevar acabo una serie de gestos para hacer un surco en el suelo
con los cantos )
Es posible que estemos haciendo esto y veamos con
disgusto que sólo nos sale bien la huella con uno de los cantos. La razón más
probable es que no estamos separando lo suficiente las piernas y, en
consecuencia, no podemos llevar un buen reparto del peso sobre los dos
esquís. Para aprender esto, un buen truco es dejar los bastones y ponerse
los puños cerrados entre las rodillas. Volveremos al sitio fácil para hacer
los mismos ejercicios que describí arriba y, en cuanto tengamos una idea clara,
intentaremos llevar esta misma postura de las piernas al esquiar normalmente por
las pistas. Comprobaremos que hemos descubierto en un nuevo concepto: la centralidad
lateral, es decir, buscar sobre ambos pies una buena posición de equilibrio.
Sólo con estas dos cosas (pisar con ambos pies y con las
piernas separadas) ya tenemos una extraordinaria base sobre la que depurar
nuestra técnica de carving, pero la cosa – aunque fácil - es también
larga y compleja, así que dejamos es resto para las próximas semanas.
¡Buenas huellas!
Carolo © 2002