El viernes pasado por la tarde me llamó un amigo para decirme que un amigo común salió con la bici más de una semana atrás y no volvió.
Como iba solo y no avisó de su plan, nadie sabía por dónde empezar a buscar. Llevaba el teléfono apagado, por lo que tampoco podía utilizarse el rastreo del teléfono. Tras la necesaria denuncia, y unos días de búsqueda a la desesperada, uno de los amigos, informático, consiguió extraer del ordenador de Pedro información que hacia sospechar por dónde podría haber ido.
Tras más de una semana de búsqueda desesperada, con la participación increible de los mossos d'esquadra, los ánimos empezaron a flaquear, y si ayer domingo no había aparecido, suspenderían la búsqueda. A la incertidumbre de no saber con seguridad dónde había ido, se sumaba la costumbre de Pedro de esconder la bici en cualquier sitio para bañarse en el río, o seguir por sitios no ciclables para hacer fotos, por lo que el que no apareciera la bici tampoco significaba que no pudiera estar por la zona de búsqueda. Por eso me llamaron, necesitaban un último empujón. A pesar del tiempo pasado, y aunque todo el mundo asumía que tras tanto tiempo únicamente cabía esperar a que se encontrara el cuerpo, todavía se barajaban opciones esperanzadoras.
Subimos a la zona de Vic durante la noche del viernes, y el sábado a las 8:00 estábamos junto a dos patrullas de los mossos, un grupo de 10 "buscadores", entre los que estaba la hermana de Pedro. Nos repartimos el track en grupos de dos, y cada pareja marchó a buscar.
Varias horas más tarde, un mensaje a los teléfonos del grupo que hicimos, con el texto "se suspende la búsqueda. Nos vemos en ...", nos hizo intuir que ya terminó la incertidumbre. Según llegábamos nos enteramos del desenlace. Afortunadamente el que encontró el cuerpo no era nadie del grupo de amigos, si no un buscador de setas. El cuerpo se encontraba en un barranco, muy cerca del track que estábamos siguiendo, en una zona en la que ya se había buscado un par de días atrás. Un rato después la bici apareció escondida, en la parte alta del cortado. Posiblemente Pedro escondió la bici y se acerco a ver el barranco y acabó cayendo más de 80 metros.
Esta va por ti amigo, la del centro es la tuya:
Has conseguido juntarnos a todos 20 años después.
En este caso, un teléfono cargado o encendido no hubiera cambiado el desenlace, pero habría acortado los 10 días de sufrimiento de la familia y los amigos.
Impresionante la implicación de los amigos de Pedro desde el primer día, así como de los mossos de Ripoll, gracias a todos y todas.
Después de tanto tiempo sin aportar nada al foro, que sea esto lo que escribo no es muy alentador, pero es parte del desahogo que necesito.
Salut.