Internacional el 30/12/2007
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Han comprado clubes de fútbol, fantásticas mansiones, se han hecho con flotillas de super-yates, y también han tomado al asalto los tradicionales destinos de invierno, hasta el punto de que algunas de las mejores estaciones de los Alpes, han decidido poner unas cuotas a la cantidad de rusos que pueden acoger por hotel.
Competición el 16/12/2007
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Carolina Ruiz: “Estoy esquiando bien, en el primer tramo iba la primera". La española consigue el vigésimo quinto puesto en la prueba de Supergigante en St Moritz (Suiza)
Internacional el 2/12/2007
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Los deportes de nieve han ido sumando, a las formas tradicionales del esquí alpino y de fondo, una gama sorprendente de variantes: snowboard, snowcat, tubes, snowkaite, trineos, motos de nieve, heli-skiing... Pero la nieve es ya mucho más que esfuerzo. Algunas estaciones de invierno ofrecen otros deportes y opciones de ocio, como pistas de patinaje, squash o tenis, campos de golf, relajantes spas y tratamientos termales, tiendas sofisticadas, restaurantes de prestigio, discotecas y locales nocturnos. No es de extrañar, pues, que algunas de ellas se hayan convertido en cita obligada de la jet internacional. He aquí algunos de esos refugios más deseados.
Internacional el 14/10/2007
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Existe una esclusiva asociación de doces estaciones de esquí que, según afirman sus promotores, reunen a los mejores dominios esquiables de Austria, Francia, Italia, Suiza y Alemania.
Internacional el 24/2/2007
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St Moritz. En este mundo hay gente que hace vacaciones y gente que no, quien veranea y quien hiberna, el presto a tumbarse y el que prefiere la aventura. En una España adicta a la horizontal de la playa es difícil entender la cultura centroeuropea del frío: el gusto de calzarse guantes y sombrero, bajar a tomar un vino caliente en medio de la plaza nevada, sentarse a bajo cero y paladear un café con una manta sobre las rodillas, o hacer cola ante un gélido quiosco para tomarse un helado. En St Moritz nacieron las vacaciones de invierno, cuando los más ricos descubrieron que el frío, entre pieles y velas, podía ser locamente romántico.
