En total son cerca de setenta chicos y jóvenes, aunque hoy no se ven tantos. Una veintena son los Alpes, preparando la siguiente competición, y otros se entrenan en otro valle. Son la generación esquí estudio. Las primeras levas. La antítesis de la juventud que vende una cadena de televisión española. En Andorra, de generación ni-ni, nada. Aquí se estudia y se trabaja/esquía. Todo el momento que toca. Por la mañana, a las pistas. A partir del mediodía, en las clases,
"Lo llevo bastante bien. Es el segundo año que estoy haciendo esto, y la verdad es que tiene varios ventajas. Aparte de que esquiamos tres días más por semana, a la hora de recuperar las clases los grupos son más reducidos y la dinámica de estudio cambia mucho. No es lo mismo ser 23 o 24 en el aula que 4 ó 5. Y en cuanto a los resultados también estoy mejorando bastante".
Quien habla es Marc Viladomat, estudiante de primer curso de bachillerato científico en la escuela andorrana de la Margineda y esquiador júnior del Comité Grandvalira. Su caso es ejemplificador. El programa Esquí estudio, engendrado por el Ministerio de Educación y la secretaría de Estado de Deportes, busca que los jóvenes puedan compaginar los entrenamientos blancos con el negro sobre blanco de los libros. Al programa se accede a partir de los 12 años de edad, según la reglamentación pactada entre la Federación de Esquí (FAE) y esquí clubes, y se estructura en tres grupos: tecnificación (clubs), comités (Vallnord y Grandvalira, por los júniors) y FAE, que actualmente tiene quince corredores en el equipo nacional. Hace tres años que funciona en bachillerato y dos en segunda enseñanza, donde Oxana Binon, del grupo de tecnificación del Esquí Club Arinsal Pal (ECAP), fue uno de los pioneros. 13 años, pelirrojo y de cara traviesa, tiene claro que
"los estudios ahora son lo más importante, pero también me gustaría salir fuera a hacer competiciones y, por qué no, ir algún día a los Juegos".
El esquí ya ha terminado hoy. Es mediodía y la furgoneta le deja la escuela andorrana de Ordino. En los pasillos se cruza con compañeros, que lo miran y lo saludan. Aunque lleva la ropa de entrenar y los esquís en la mano. "Hay gente que se piensa que porque somos de tecnificación nos creemos más guais que nadie, pero personalmente no es así. Todos somos iguales".
Neus Morell, profesora de ciencias físicas y tutora de alumnos incluidos en el programa, confirma que no todo es tan idílico como lo puede parecer desde fuera. "Es cierto que hay estudiantes que piensan que son unos privilegiados, pero no. Trabajan mucho para poder compaginar las dos actividades. Las horas de clase que pierden recuperan por la tarde. Yo puedo hablar de los que tengo, y son todos muy responsables, más las chicas que los chicos, eso también te lo digo".
La directora de la escuela, Sandra Tudó, certifica la carga de trabajo extra que deben hacer estos alumnos , de los que destaca "el espíritu de sacrificio que tienen".Porque la excelencia deportiva debe ser compatible con la académica. Carles Vallverdú, jefe de estudios de bachillerato en el Mar-gineda, recuerda que
"uno de los acuerdos que tenemos con la FAE es que si el estudiante no rinde nos podemos llegar a replantear su continuidad al programa. Y de igual manera si deportivamente no funciona. Debe haber rendimiento académico y deportivo".
Ricard Cachafeiro, de 12 años y estudiante de primero de ESO en Aldosa, puede dar fe. Las travesuras lo han hecho caer del plan de tecnificación. "No me llevé bien en unas estancias y me obligaron a volver a entrenar con el club. Me arrepiento mucho. Fue un error, y ahora me estoy esforzando para ver si puedo entrar de nuevo al grupo de tecnificación."
De todos modos, las pérdidas cuando verdaderamente suelen llegar es el bachillerato. Carles Vallverdú señala que "en algunos casos son los propios padres los que han tomado la decisión que los hijos no sigan en el programa. Ya se sabe que existe la presión de las notas para poder acceder a ciertas carreras en la universidad y si los resultados académicos no acaban de llegar ... ".
A largo plazo el objetivo del programa Esquí estudio es hacer que salgan corredores de nivel. Pero es suficiente? "Es un comienzo", dice Albert Coma, presidente de la FAE. "Lo ideal sería coger los jóvenes más buenos y llevarlos a los Alpes, para que estén en un colegio y puedan entrenar y competir. Pero es difícil y muy caro. Lo que hemos conseguido está bastante bien. Es mejor tener esto que nada. Nos ha costado y ahora está empezando a dar resultados".
Josep Maria Garallà, entrenador de tecnificación de la ECAP y conductor cuando toca, debe recoger los alumnos y dejarlos en la escuela después de los entrenamientos, considera que "el Esquí estudio es el mínimo que debe haber para que dé frutos en el futuro. El escenario ideal sería que esquiar cada día por la mañana y que hicieran las clases por la tarde, pero por ahora es imposible. Estos tres días de más? Para los chicos es fantástico y lo agradecen. Esquiar dos días o cinco a la semana se nota y se ve en su rendimiento".
Uno de los inconvenientes, es que, como comenta el preparador, "los únicos centros que juegan este juego son la Escuela andorrana y el Lycée, lo nuevo de este año. Con el resto siempre nos estamos peleando, entre comillas, con los profesores, a ver si nos dejan los alumnos".
Para el director técnico de la FAE, Carles Visa, "lo que no es normal en un país de nieve y montaña como el nuestro es que haya algún colegio que no quiera saber nada del esquí, aunque los implicados sean buenos estudiantes. No nos podemos permitir el lujo de dejar escapar talentos".
Y aquí es donde entra la política. Josep Roig, secretario de Estado de Educación, avanza que "a medio plazo nos planteamos redireccionar el programa y convertirlo en un proyecto de país, no de un sistema educativo o de otro. Si hay un joven deportista con potencial es justo y necesario que pueda acceder al programa. Posiblemente en dos o tres años este proyecto lo podremos ver consolidado".
El esquí, como deporte nacional, es, de momento, el único beneficiario. La situación, sin embargo, podría cambiar en el futuro. Desde la secretaría de Estado de Deportes, el titular, Manel Blasi, confirma que "estamos estudiando ampliar el abanico porque tenemos demandas de otras federaciones, como por ejemplo la de natación. La idea sería agrupar en un solo centro todos los deportistas y adaptar los horarios lectivos a sus necesidades".
Todas las facilidades son pocas en un país donde cuesta que salgan competidores de nivel. El esquí lo está intentando, pero los resultados en categoría absoluta aún tardarán en llegar. Se siembra para recoger sus frutos en los próximos años si no hay ningún obstáculo en el camino. Algunos deportistas ya tienen claro que ">"me gusta mucho esquiar pero no creo que me gane la vida. Como no seas un Bode Miller o Hermann Maier, no haces nada y ahora no me veo", razona Ricardo Cachafeiro. A su lado, sin embargo, Llorenç Martí, estudiante de segundo de ESO en el Lycée y que acaba de hacer una bajada por la pista de la Portella, sí que se ve dedicando a ella: "Me encanta el esquí y quiero ser un buen corredor. Son muchas horas, muchos entrenamientos, las estancias, las competiciones, los estudios ... pero me lo paso bien y me gustaría seguir."
Gemma Larrégola, de 14 años, también apuesta por el deporte blanco. "Cuando sea mayor quiero hacer algo relacionado con el esquí. Si pudiera ser corredera, mejor, si no, entrenadora. En casa están contentos porque puedo compaginar bien el esquí y las clases."
las potencias alpinas tienen años de ventaja en la doble formación
Las grandes potencias alpinas (Austria, Suiza y Francia) hace años que compaginan las necesidades deportivas y académicas. Como reconoce Carlos Visa, "en Andorra tenemos una cierta desventaja respecto al resto de naciones". El director técnico de la FAE explica que casi todos los países disponen de dos tipos de programas: uno diseñado para los más jóvenes (que equivaldría al nivel de segunda enseñanza en Andorra) y otro a partir del bachillerato.
En Bourg-Saint-Maurice, en Francia, el Collège Saint Exupéry tiene una sección deportiva en la que reclutan jóvenes esquiadores en función de los resultados que han conseguido el Coq d'Or. Más horas de entrenamiento, trabajo físico semanal y facilidades para seguir los estudios son las ventajas del plan. En el resto de países la organización para este nivel de edad es similar, excepto en Noruega, donde no hay problemas para hacer entrenamientos en horario no escolar gracias a la iluminación artificial en las pistas, lo mismo que pasa a Bélgica y Holanda con las instalaciones indoor.
La planificación, sin embargo, se complica cuando los esquiadores llegan al instituto. En Francia, del collège pasan al lycée en uno de los tres centros de ski étude que hay. Las pruebas de acceso son más exigentes porque las plazas son limitadas y el plan de estudios se completa en tres años en lugar de dos. En esta franja de edad algunas federaciones, como la inglesa y la andorrana, con base en Chamonix, ponen profesores particulares a los corredores para adelantar materias en invierno.
Uno de los aspectos que diferencia el programa Esquí estudio andorrano del resto es que no tiene ningún coste para los esquiadores. En Francia, pagan 280 euros al año para corredor en el collège y unos 700 en el lycée. En Suiza y en Austria las familias de los jóvenes también tienen que rascarse el bolsillo.
