Hace ya unos pocos años que en la estación de esquí de Tignes se apuntaron al snowfarming. Esa técnica que consiste en guardar un montón de nieve del invierno bajo enormes lonas térmicas y guardarla durante todo el verano para volver a esparcirla en otoño.
En Tignes la primera vez que lo hicieron fue hace un par de años, cuando gracias al snowfarming abrieron un exiguo tramo de 180 metros de largo de una de sus pistas cercanas al glaciar. Las imágenes no fueron muy invernales, pero fue suficiente como para que varios clubes e incluso equipos nacionales pudiesen empezar a entrenar sobre nieve.
Repitieron el año pasado, y ahora este año vuelven a ponerse en marcha. Han almacenado un total de 5.500 m3 de nieve. No es mucho, teniendo en cuenta que cualquier estación que apueste por el snowfarming para adelantar su apertura, construye depósitos de como mínimo 50.000 m3, y las hay ya con mucha experiencia que alcanzan ya los 250.000 m3.
Pero los 5.500 m3 de Tignes son suficiente para habilitar una pista para entrenamientos, ya que es para eso exclusivamente para lo que se prepara. Las máquinas ya han empezado a trabajar y esperan poder abrirla el día 5 de octubre. Son unos días más tarde que los otros años, cuando se pusieron en marcha un 30 de septiembre.
Las horas de pista ya están reservadas, principalmente para Slalom, ya que la longitud no da para entrenar disciplinas más rápidas como el Gigante.
Eso si, la situación parece que será radicalmente distinta a los dos años anteriores. Si entonces vimos literalmente una lengua de nieve que se abría paso entre el color marrón de una montaña rocosa, para este 2022 las nevadas que han caído estos días permitirán que al menos la vista recuerde al invierno y las temperaturas sean más para hacer esquí que bicicleta.