La estaciones de esquí catalanas superan la temporada del coronavirus
El primer caso positivo de Cataluña se conoció el 26 de febrero y, a esas alturas, las diferentes instalaciones habían superado dos de sus tres grandes picos en cuanto a visitantes, como son el puente de la Constitución y la Navidad.
En ambas fechas, la meteorología había jugado a favor y también el resto de la temporada, beneficiada además por el paso del temporal Gloria, que dejó unos grosores que atrajeron a esquiadores fuera de esos periodos vacacionales.
La temporada, como reconocía antes de la pandemia el presidente de FGC, Ricard Font, tenía visos de alcanzar récord de visitantes a la espera de conocer cómo funcionaba la Semana Santa.
Finalmente, esa última gran cita se ha visto cancelada, ya que las estaciones tuvieron que cerrar puertas el 14 de marzo para seguir las medidas impuestas por las autoridades.
La bonanza que ha acompañado toda la campaña, sin embargo, hace que, desde las diferentes instalaciones, se le dé un aprobado alto a pesar del final precipitado, ya que algunas instalaciones como Masella, que abrió el 13 de noviembre, sumaban cuatro meses de actividad en el momento de la clausura obligada.
Pendientes del cierre del balance de todo el ejercicio, que se producirá a finales de abril, los diferentes portavoces de las estaciones han explicado a EFE que la llegada de la pandemia en el último momento ha permitido esquivar la aplicación de Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE).
FGC, que gestiona La Molina, Vall de Núria, Vallter 2000, Espot, Port Ainé y Tavascán, ha evitado el ERTE, como también lo han hecho Masella y Baqueira.
Los contratos prácticamente habían finalizado y se han mantenido en muchos casos para llevar a cabo las tareas de desmontaje habituales de cierre de temporada, según informa el gerente de la Asociación Catalana de Estaciones de Esquí y Montaña (ACEM), Quim Alsina.
Alsina ejercerá desde este momento de portavoz de los dominios de esquí catalanes, que han optado por hacer frente común ante las dificultades que dibujan algunos de los escenarios con los que trabajan para la temporada 2020-21.
La aplicación futura de un ERTE cuando llegue el invierno está sobre la mesa en alguna de esas predicciones que, a día de hoy, parecen de ciencia ficción, pero con las que ACEM debe trabajar para evitar improvisaciones en caso de que se cumplan.
Quizá el coronavirus tenga cura por entonces o quizá, algo que parece improbable, se haya desarrollado una vacuna, pero también puede suceder que el descenso de temperaturas avive su afectación o que se impongan medidas de distanciamiento social que repercutan en la capacidad de facturación de las instalaciones.
En todo caso, la temporada actual se da por salvada, aunque se lamenta que, en el último momento, se haya alejado un récord que estaba al alcance de las estaciones, y los escenarios más pesimistas para cuando regrese la nieve son solo posibilidades que todos confían en que se guarden en un cajón.
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