En la historia, fortuna y prosperidad del Pallars Sobirà hay dos capítulos que llevan el nombre de este hijo de la Noguera. Uno fueron los
880 millones de las antiguas pesetas de un segundo premio del Niño, el año 1985, que regaron la comarca de alegría, cuando en Sort no había todavía ninguna administración de lotería. El otro, fue la apertura de las pistas de esquí de
Port Ainé, hace ahora
30 años. Josep Messegué (Les Avellanes i Santa Linya, 1929) había llegado a Rialp el año 1968 para dirigir el Hotel Condes del Pallars. Cada invierno compraba lotería de Navidad y de Reyes en Barcelona, que se vendía en un bar de la población. Y la suerte llegó.
–¿Cuántos décimos llevaba usted? Ocho. Y fueron ocho millones al décimo. –¿Y la idea de abrir unas pistas de esquí surgió antes, o a raíz del premio de lotería? Llevaba 13 años con la idea en mente. Al poco tiempo de llegar al Pallars, fui a esquiar a la estación de Llessui. Todo el mundo explicaba lo mismo, que estaban mal orientadas y el viento se llevaba la nieve. Un vecino de Rialp –el escritor Joan Lluís– me llevó un día a la montaña de Port Ainé –al otro lado del río Noguera Pallaresa–. Y, sin decir nada a nadie, fuimos haciendo estudios.
–Entonces, la lotería ¿hizo de detonante?
Sí, aquel premio fue la llama que encendió el proyecto de manera real. Tuve la suerte de conocer a un empresario de Barberà del Vallès que hacía remontadores. Nos pusimos de acuerdo y entre los dos lo hicimos.
–¿Sus 64 millones fueron íntegramente invertidos en la estación de Port Ainé?
Prácticamente, sí. Organicé un viaje a Venezuela y Nueva York para toda mi familia. Habíamos vivido en Caracas cinco años –llevó el bar restaurante del Casal Català– y tuvimos a dos de nuestros hijos allí, y quise enseñarles el país donde nacieron. Les dije: «Este viaje será todo lo que tendréis del premio de la lotería. Viajamos nueve personas».
–El resto del botín, para la comarca.
Sí, ahora que se cumplen 30 años de la apertura de la estación, sé que me preparan un homenaje, pero yo debo compartir ese homenaje con tantas personas que estuvieron a mi lado en el proyecto. Un centenar de pallareses aportaron algo: unos, 50.000 pesetas, otros, lo que fuera... Todo sumó. La lotería fue solo la punta del iceberg de lo que se necesitaba, que eran 500 millones de pesetas, de partida. Hicimos algo irrepetible, con precarios medios económicos, empezamos en mayo y, en Navidad, inauguramos la estación. El premio de lotería nos dio el calorcito que acompañó nuestra ilusión.
–Fue doble el premio. Las pistas han sido y son un revulsivo económico para el Pallars. Y nieve y bienes siguen ahí. Hoy los esquiadores hacen cola en la administración de la Bruixa d’Or de Sort.
Hace 30 años, de cada diez jóvenes, nueve se iban de la comarca en busca de trabajo. No podíamos tirar adelante la comarca solo con su gente mayor. Hoy, por cada joven que se marcha, vienen nueve. Y Xavier Gabriel también ha aportado su grano de arena importantísimo en el Pallars. Y, como la gente nunca se cree más tonto que tú, espero que las personas que hemos sido emprendedoras hayamos servido de referencia para muchos otros que habrán dicho: si él lo ha podido hacer, yo también.
–Su condición de alcalde de Rialp, seis legislaturas (mayoría absoluta con Comunistes de Catalunya, CDS y CiU) y diputado en el Parlament, ¿le ayudó o obstruyó?
Todo. Fue una lucha titánica a la que la tenacidad venció. Hubo pocos detractores del proyecto, aunque se hicieron oír mucho. Pero la estación sigue ahí, funcionando. Algunas cosas me dolieron, pero estoy contento, porque en un país tan necesitado como este, se debe arriesgar. Sin crear riqueza, no se puede repartir. Lástima que aún hay quien no sabe que recibe más quien da. Dar aporta siempre mucha más felicidad que recibir.
El Hotel Port Ainé 2000 está situado en mitad de las pistas