Emelie Forsberg y Kilian Jornet forman una pareja salvaje en la que la montaña es su hábitat natural. Subir y bajar montañas. Escalar o hacer grandes travesías. Ella, sueca de nacimiento, es una de las mejores corredoras de montaña y desde hace unos años comparte su vida con el catalán. Primero aquí, luego allá, pero siempre rodeados de naturaleza y retos que ascender.
Juntos han estado viviendo en Chamonix, pero la fama allí es algo que finalmente no han llevado bien y han preferido escapar a Romsdal, una región noruega de apenas 15 habitantes por kilómetro cuadrado donde hay más picos que pueblos. Montañas que apenas llegan a los 2.000 metros. Un cambio radical para un deportista que a sus 28 años ha dominado los picos más altos del mundo y que espera atacar este verano el Everest, como último de su reto "Summits of my Life".
A nivel de entrenamiento para carreras de montaña, la altura no es un problema. Muchos de esos picos parten directamente desde el mar, consiguiendo desniveles de 2.000 metros que se acercan a los que se consiguen también en los Alpes. No obstante su rango de ejercicio diario está entorno a las cotas de 500 a 1000 metros. Esto es un handicap a la hora de tener que enfrentarse a retos o carreras cuyos itinerarios pasen los 3.000 de altura o cuando tenga que hacer una expedición a más de 5.000 metros de altura. En estos casos necesitará un tiempo mayor de aclimatación que cuando ya vivía y entrenaba bordeando los 3.000 metros.
Pero también tiene una ventaja. Y es que no hay que olvidar que Kilian es ante todo esquiador. De hecho, aunque lleva la montaña en las venas, empezó a entrenar fuerte en verano como apoyo al esquí, deporte con el que se ha llevado casi todos los títulos que se le han puesto delante en los últimos años. En Noruega ahora podrá entrenarse sobre la nieve desde Noviembre y hasta el mes de Mayo.
Su reto más inmediato, a parte de subirse al Everest, está como no, hacerse el Trollveggen, el acantilado más alto de Europa, con una pared de casi 1.100 metros el cual tiene ahora cerca de su casa. De todas maneras el catalán tiene que trasladarse en breve a los Alpes para poder aclimatarse a la altura, y poder competir con garantías este verano.