Bien lo debieron estar haciendo, cuando tan solo 4 años después, en 1967, Rossignol hizo una oferta de compra por la marca y se quedó la empresa. La sede estaba en Sallanches, y allí ha seguido desde entonces. No solo no se había movido de sitio, sino que prácticamente no se había movido un ladrillo de la planta de producción. Así que en 2010 se puso en marcha un ambicioso programa de modernización con un coste de 10 millones de euros. Entre ese año, y hasta 2013 se ha rediseñado por completo el taller de producción, incluyendo la compra de 28 máquinas de nueva generación.
Ahora toca arreglar el exterior. E incluso reducir en un 30% el espacio que ocupa actualmente las instalaciones, ya que el rediseño y la modernización de la maquinaria permite fabricar lo mismo, pero en un área mas reducida. Actualmente de la planta de Sallanches salen cada año 300.000 pares de esquís, y si bien no se va a reducir el número, tampoco se va a incrementar, ya que el proyecto acabará en 2018, y la empresa, según ha afirmado, no puede saber como estará el mercado por entonces. Se realizarán trabajos también para tener una mayor eficiencia energética que permita reducir los gastos de la factura eléctrica. Para esta segunda fase, que deberá finalizar en 2018, se destinan 3 millones de euros.
También se harán cambios en la fachada, y se venderá el espacio destinado a los aparcamientos para sufragar el coste de las obras. El municipio de Sallanches consciente de la importancia de estas obras, ha dado un impulso mediante la revisión de su plan de uso del suelo para facilitar estas operaciones.
La sede del Grupo Rossignol se mantiene en la localidad de Saint-Jean-de-Moirans. En la planta de Sallanches trabajan 200 personas. Y en el resto de Francia tiene a 634 empleados mas.