Construido la temporada pasada a la salida del telesilla Assaladors del sector de el Tarter, el lavabo, no muy lejos al refugi de la Llosada, se ha convertido en lugar de visita indispensable para aquel que ya lo conoce. Su pared frontal, tanto la del lavabo de hombres como el de mujeres, está construido con un vidrio polarizado en lugar de ladrillo. Pero no hay que temer. Este tipo de cristal permite mirar sin ser visto, ya que a la luz del día se oscurece para los que están en el exterior.
No es el caso de las puertas que cierran el habitáculo de la taza del vater, que se oscurecen 'a demanda'. Son transparentes, lo que permite ver sin necesidad de preguntar si hay alguien dentro, pero una vez pasado al interior, al cerrar el pestillo se oscurece. Siempre puede quedar la duda de si realmente te están viendo desde fuera o no, pero el sistema funciona a la perfección.
El panel de vidrio está tanto en el lavabo de hombres como el de mujeres. En nuestro caso podemos hacer pipí mirando a las montañas. En el caso de ellas es probable que de espaldas, aunque antes de sentarse podrán echar un buen vistazo a estos emblemáticos picos de Grandvalira.