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Última actualización: 15/05/2024 a las 18:13:00 (CET)

"Cambiaba la victoria que conseguí en Méribel por una medalla olímpica"

"Cambiaba la victoria que conseguí en Méribel por una medalla olímpica"
Después de 17 temporadas en la élite del esquí alpino, la Copa del Mundo se queda huérfana de granadinos tras la retirada de Carolina Ruiz "Soy consciente de todo lo que he hecho pero le daré valor dentro de unos años"
La nueva vida de Carolina Ruiz empieza en un despacho con vistas a Sierra Nevada. Una forma de conectar su recién acabada carrera deportiva con los orígenes en el macizo Penibético. Casi cuatro meses después de anunciar su adiós a las pistas, 'Caro' ya trabaja en la Federación Andaluza de Esquí para que encontrar a una sucesora en el gran circo blanco. Mientras tanto, no es mal momento para repasar sus cerca de dos décadas en la élite que acabaron como en un cuento de hadas, en el lugar en el que encontró la plenitud como esquiadora: Méribel (Francia), donde se consagró como la española que más rápido se ha deslizado sobre unos esquís.

-Creo que esta entrevista le coge en época de exámenes.
-Sí, el jueves tuve uno y el lunes tengo otro. Estoy liada, como siempre en las fechas finales, cansada y estresada. Estoy terminando un diplomado, que son tres años, y me lo he dividido en cuatro.

-17 temporadas en la Copa del Mundo, o lo que es lo mismo, 16 esquiando por el Mundo y sin contar con todo el bagaje previo, cuatro Juegos Olímpicos y nueve Campeonatos del Mundo. ¿Le ha costado aterrizar?
-La verdad es que no. Ahora estoy en un periodo de transición, pero he tenido la suerte de que me ha salido trabajo enseguida, que ha sido algo precipitado al principio porque no he estado ni una semana de vacaciones, pero me han ayudado a entrar rápidamente en una dinámica que, entre esto y los estudios, no me han dejado mucho tiempo para preguntarme '¿y ahora qué hago?'.

-Se retiró en abril. ¿Le ha dado tiempo ya a valorar su carrera deportiva?
-No del todo porque sería precipitado y rápido. Soy consciente de todo lo que he hecho estos años. Ha sido mi vida. Los cambios no se producen tan rápido. Me daré cuenta más adelante.

-Pero si se para a pensar, a bote pronto, ¿qué nota se pondría?
-No me pongo nota. Estoy muy satisfecha por todo lo que he conseguido porque creo que he llegado a un nivel al que pocos llegan. Incluso he ganado una Copa del Mundo en una disciplina que en España casi no existe. Está claro que me hubiera gustado ganar muchísimo más, alguna medalla en unos Juegos o unos Campeonatos del Mundo, pero soy consciente de lo que significa eso, de lo difícil que es y estoy contenta. Sé que he sido profesional, que he dado todo lo que he podido, que no he dejado nada de lo que tenga remordimientos, y al final eso es lo más importante.

-¿Con qué se queda de todo el circo blanco del esquí?
-¡Uf! Con muchas cosas. La primera, está claro, es la victoria de Méribel. Fue un momento mágico, el día con el que uno sueña siempre, pero ha habido muchos momentos, buenos y malos, y me quedo con el conjunto.

-Cuando hablamos de exigencia a un deportista de nivel mundial como ha sido usted, y más en un deporte como el esquí alpino, ¿a qué nos referimos exactamente?
-Se trata de ser profesional y dar el cien por cien incluso en los detalles. Cuando estamos hablando de un nivel tan alto, cualquier pequeña cosa hace la diferencia. No es tanto tener una progresión de entrenamientos sino cómo lo haces. Tienes que ser muy consecuente con todo lo que haces, hacerlo con una motivación especial. Hacer las cosas por hacerlas no te da nada y eso es lo que al final desgasta. No todo el mundo, ni todos los días tienes las mismas ganas, ni te encuentras con la misma forma, ni estás bien. La exigencia máxima desde levantarte e ir a entrenar a más del cien por cien, en la comida, en las horas de descanso, que no es sólo tumbarte, sino cambiar tu mente, tenerla en otra cosa que te ayude a estar luego con las ideas más claras.

-¿Y merece la pena?
-Sí, totalmente. Desde pequeña hasta ahora siempre he dicho que, sin contar los resultados porque nadie te promete que vayas a ganar, el tipo de vida que lleva un deportista de élite merece la pena.

-Y encima se exigía mucho a sí misma…
-Sí, pero esa es mi personalidad. Siempre he dicho que si haces las cosas, las haces bien porque al final es lo que me va a dar un feedback hacia algo más grande. Las cosas a medias no te llevan a nada. Me gusta aprovechar las cosas y vivirlas en todos los sentidos porque es lo que me llena.

-El esquí es mucho trabajo y pocos resultados. Para aclarárselo al lector. Un top-20 en una prueba de la Copa del Mundo es como…
-Puede ser como, por ejemplo, en el tenis estar entre los cinco mejores del mundo. Estamos hablando de diferencias de tiempo tan pequeñas… En mil carreras tenemos el caso de que la número uno le da una diferencia de medio segundo a la número 20. Si piensas relativamente en lo que es medio segundo en casi dos minutos de carrera, ahí te das cuenta de lo que es para nosotros un mundo porque hablamos de centésimas. Muchas veces hay que ser realista y cuando estás entre los 20 o 30 mejores del mundo has alcanzado un nivel estratosférico.

-Entonces la regularidad y el nivel de esquiadoras como Tina Maze o Lindsey Vonn se escapa del control.
-Totalmente. Para mí son extraordinarias, y sobre todo si es durante varias temporadas. Sé lo que requiere y el nivel es el de un Nadal y Federer. Son números uno.

-¿Siente que la prensa la ha valorado lo suficiente?
-Creo que lo ha hecho en los momentos importantes. Sobre todo en Granada siempre he tenido mucho seguimiento, y eso se ha notado con respecto a la prensa nacional. Está claro que el esquí da poco que hablar. No interesa tanto a no ser que hagas resultados muy buenos. Si terminas entre las quince primeras en la Copa del Mundo parece que no es tan importante y no se le da repercusión. Para mí ese resultado debería tenerla más, pero falta cultura deportiva.

-¿Y el público?
-Depende del público. El que conoce este deporte siempre ha sido muy respetuoso conmigo. La gente que no conoce tanto es difícil que le dé valor.

-Vamos a hacer un repaso a su carrera por momentos clave. Temporada 1999-2000. Subcampeonato del Mundo júnior y segunda plaza en Sestriere en el debut en la Copa del Mundo, por delante de Michaela Dorfmeister y a siete décimas de Sonja Nef. ¿Un comienzo, quizás, demasiado prometedor?
-Sí, la verdad es que fue un comienzo alucinante. Incluso hoy día hay pocos chicos y chicas que, a una edad tan temprana (19 años), lleguen a hacer un podio en la Copa del Mundo. Fue un momento histórico. No sabía ni lo que había conseguido, no eres consciente. Lo eres más en los años sucesivos cuando te das cuenta de lo que significa.

-Poco a poco se va consolidando dentro de la Copa del Mundo pero sin volver al podio. Hay una temporada, la 2003-2004 en la que llegó una grave lesión.
-Ha sido la lesión más gorda que he tenido. No puedo decir que sea de las más graves, aunque para mí sí porque es la que más tiempo me dejó fuera de competición. Pero, dentro de lo que cabe, siempre he tenido mucha suerte con las lesiones, no he estado temporadas enteras ausente como otras compañeras. Esa época me llegó así, pero es tan común que no es nada trágico.

-Desde ahí empieza a derivar desde las pruebas técnicas (gigante y slalom) a hacer cada vez más velocidad (descenso y supergigante), ¿por qué ese cambio?
-Por muchas cosas. Después del podio en Sestriere, por no saber cómo eran la vida, por no haber sabido escoger bien el camino, por varias razones no fui capaz de aceptar dar un paso atrás. Creía que por llegar y hacer un resultado bueno ya estaba con las mejores y eso no es así. La realidad es otra. Fueron varios años en lo que me costó asumir que no estaba en un nivel tan alto como en esa carrera. A nivel emocional era una guerra conmigo misma, preguntándome que qué pasaba, y no me dejó tener una buena continuidad. La lesión hizo que estuviera un tiempo en casa y que empezara un poco desde cero. Empecé a buscar nuevos caminos. En el gigante tenía como un tope. Fue una vía de salida a esa falta de resultados y de incomodidad. Empecé haciendo algún supergigante y me di cuenta de que con poco entrenamiento y con mis cualidades hacía resultados bastante buenos. Fue una motivación.

-Hasta esta época final en la que cosecha sus mejores resultados, cerca ya de los 30 años.
-En las pruebas de velocidad se requiere mucha más continuidad, tener más experiencia porque tienes que conocer las pistas y otros aspectos que las disciplinas técnicas no te dan. Pocas veces se llega a un nivel alto siendo joven en velocidad.

-Aquel 23 de febrero. En la Sierra cayó una de esas nevadas que aseguran temporadas. Mientras, en Méribel brillaba el sol…
-¡Vaya que si brillaba!

-¿Qué pasó en aquellos días?
-Fue una semana muy bonita. Tuvimos unas condiciones espectaculares. Era la primera vez que se celebraba allí una Copa del Mundo, por lo que era nuevo para todas. La estación de Méribel es muy bonita, la pista me encantaba. Me encontraba en un sitio que me gustaba, el tiempo acompañaba y los resultados de los entrenamientos, también. Estaba disfrutando muchísimo de esos días. Y la carrera salió redonda.

-¿Y cómo fue?
-Sinceramente, fue como otras muchas. No puedo decir que en aquella carrera se me apareciera un angelito y me hiciera hacer algo especial. Sólo se juntaron todos los factores a mi favor. Tenía una primera parte de la pista, de unos 30 o 40 segundos, que tenía un perfil al que me adaptaba súper bien. Era muy rápida y pude sacar mucha ventaja. Luego tenía una última parte que me penalizaba más. Efectivamente, perdí un poco de tiempo pero menos que en los días de entrenamiento, por lo que pude conseguir mantener la ventaja hasta el final.

-Logró el mejor tiempo pero quedaban cuatro esquiadoras por salir…
-Salí con el número 28 y, normalmente, sabes que las primeras treinta son las que optan por ese podio. Era consciente de que las fuertes eran dos, sobre todo la austriaca Regina Sterz, que había hecho buenos entrenamientos (cuarta y quinta). Pero llegué abajo, vi el verde, que iba primera, y en ese momento no pensé en el podio. Para mí ya era una victoria porque las mejores ya habían bajado. Con esos números y a esas alturas es difícil que alguien llegue desde atrás y te lo quite.

-Cuando rememora ese día, aparte de la victoria, ¿de qué se acuerda?
-Los del hotel de Méribel, que son una familia encantadora, que nos trataba súper bien, me habían regalado los días anteriores un masaje completo en el spa, pero con todos los días de entrenamiento no pude utilizarlo, y al día siguiente, a las once de la mañana me levanté y fui a que me lo dieran. Ahí fue, cuando de repente al relajarme, me dije: '¿te das cuenta de lo que conseguiste ayer?'

-¿Cambiaba ese triunfo en Copa del Mundo por una medalla olímpica?
-Sí. Si quizás me preguntara eso por una general de una disciplina de la Copa del Mundo, me lo pensaría, pero por una medalla en los Juegos sí la cambiaría. Al final es lo mismo. Es una carrera. Pero no es lo mismo porque son los Juegos.

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5 Comentarios Escribe tu comentario

  • #1
    Fecha comentario:
    13/06/2015 16:59
    #1
    Premio a la frase of the Year


    "Cambiaba la victoria que conseguí en Méribel por una medalla olímpica"

    karma del mensaje: 40 - Votos positivos: 3 - Votos negativos: 0

    • Gracias!
  • #2
    Fecha comentario:
    13/06/2015 17:12
    #2
    Quizas el premio va a la pregunta :lol2:

    Al final no esta mal como entrevista :)

    karma del mensaje: 0 - Votos positivos: 0 - Votos negativos: 0

    • Gracias!
  • xao
    xao
    #3
    Fecha comentario:
    13/06/2015 23:18
    #3
    #1

    la frase la dice el entrevistador

    en lugar de comillas son signos de interrogación

    karma del mensaje: 0 - Votos positivos: 0 - Votos negativos: 0

    • Gracias!
  • #4
    Fecha comentario:
    14/06/2015 09:24
    #4
    respuesta de la susodicha a la pregunta del entrevistador:

    -Sí. Si quizás me preguntara eso por una general de una disciplina de la Copa del Mundo, me lo pensaría, pero por una medalla en los Juegos sí la cambiaría.

    karma del mensaje: 0 - Votos positivos: 0 - Votos negativos: 0

    • Gracias!
  • #5
    Fecha comentario:
    16/06/2015 22:00
    #5
    Y yo cambiaba el dinero de mis impuestos que se invirtió en mandarte a juegos olímpicos para invertirlo en formación de jóvenes esquiadores, pero que se le va a hacer, Spain is different...

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