La estación, inaugurada en 1975 se definía en la prensa local como un espacio ‘moderno’ y con el máximo confort ubicada en la Sierra Mencilla, a tres kilómetros del pueblo de Pineda de la Sierra. Pero con el paso de los años la competencia de otras estaciones hicieron mella en Valle del Sol. En los años '90 ya empezó a cerrar algunos inviernos. En 2002 anunciaron que era la última temporada que ponían en marcha el telesquí y sus dos telecuerdas, pero en 2005 aún se volvió a poner en marcha su remonte principal. Desde entonces todo ha quedado a su suerte.
La cabaña donde se alquilaban los esquís, hoy es un viejo almacén de material en desuso que no podría servir ni para un museo. Han empezado a desaparecer piezas y perchas del telesquí, y por supuesto las del telecuerda. La estación cerró porque a los gestores de las instalaciones no les salían los números, pero es innegable que era un motor económico local. Alrededor de Valle del Sol brotaron pequeños negocios como los dos restaurantes y el albergue de 85 plazas a pie de pista, que pese a que ya no se esquía, se siguen llenando los fines de semana, sobretodo cuando hay nieve.
Por eso el alcalde de este pequeño pueblo de apenas 95 habitantes, trata de reabrir la estación. Lo ha intentado en dos ocasiones, y ahora lo vuelve a intentar "a la tercera va la vencida", afirma Santiago Rojo, que añade que "los fines de semana de estos meses del año la población se triplica por la nieve".
Los 16 puestos de trabajo que se perdieron con el cierre de Valle del Sol, a buen seguro que se absorbieron en alguno de los negocios de la zona que se han ido creando en los últimos años como los alojamientos rurales o en los dos restaurantes que ya existían cuando aún se podía esquiar, y todavía se mantienen abiertos, uno de ellos gestionado por Sprintem, la última empresa que explotó a estación, y que incluso llegó a ofrecer el telesquí como aliciente para su local.
Para poder abrir la estación de nuevo el Alcalde ha solicitado la ayuda de la Diputación y la Junta de Castilla y León, una fórmula que ha funcionado con otras estación como la también pequeña Santa Inés, que se llena cada fin de semana y ha extendido su oferta no solo al esquí nocturno, sino también a las motos de nieve, snowpark y esquí de fondo.
Mientras todo esto ocurre, cientos de personas siguen llenando el aparcamiento los fines de semana, y los restaurantes, que hacen su agosto particular en los tres meses de 'temporada de trineos'.