Grandvalira inaugura este fin de semana esta instalación en la que han trabajado cinco escultores de Andorra. Aparte de las obras en el comedor y las habitaciones, Keshta presentará creaciones con hielo
Este fin de semana ha abierto las puertas del hotel Iglú de Grandvalira, este año, con una importante novedad: los cinco artistas que han decorado las paredes de nieve, tanto del comedor como de las habitaciones, son escultores del país. El equipo está formado por Ahmad Keshta, Mónica Armengol que hace tándem con Roger Mas, Eve Ariza y Juan Canal. De momento el hotel inaugura tres habitaciones, y habrá que esperar a que haya más nieve para acabar con las dos restantes.La responsable del hotel Iglú, Prisca Llagostera, explicó que los años anteriores se había contactado con artistas de fuera especializados en trabajar con nieve, «pero este año decidimos dar la oportunidad a los artistas del país ya que aquí también tenemos talento». Para ello contactaron con el Ministerio de Cultura, que hizo la propuesta.
Cada uno de los artistas cuenta con una parte del comedor (de 2 metros por 2 metros, en el caso de Keshta de 2 metros por 7 maestros) y una de las habitaciones. De momento, las tres que ya han sido construidas y decoradas son las de Ariza, Armengol y Mas y Canal.
Temática y material
La única premisa que se dio a los artistas es que la obra «tuviera relación con Andorra de alguna manera», a partir de ahí, total libertad, según explicó Llagostera: «han podido hacer las formas que querían, jugar con la profundidad añadiendo y quitando nieve».Keshta ya tenía experiencia con el hielo (con las esculturas de Pas de la Casa), pero, a pesar de que el concepto de trabajar con nieve es lo mismo, en el sentido de que la obra desaparecerá cuando se derrita, el material no es el mismo:
«la nieve es más cambiante que el hielo, además el hielo permite más detalle».
En cuanto a las formas, para el comedor Keshta ha escogido «la grandalla, pero fusionada con los símbolos de la Navidad y del hielo, es decir, he cogido la flor y le he añadido diseño, relacionado con la situación de la obra. La forma de la grandalla era especialmente buena para adaptarse a la superficie de la nieve, y hablamos de unas medidas en las que el diámetro de la flores hace hasta dos metros.»
El artista también se encargará de una de las habitaciones, en este caso, ha escogido las formas de las piedras del río Valira, una composición geométrica y armónica, «la misma que deja el agua cuando esculpiendo las piedras». Y como su habitación queda a la espera de más nieve, Keshta también ha querido participar con esculturas de hielo para el Iglú, para agradecer la oportunidad, aprovechando que "tenemos todo el material para trabajar».En el caso de Mónica Armengol y Roger Mas, han ido a buscar las leyendas del país, y podemos ver la argolla del lago de Fontargent donde Carlomagno ató su caballo, tal y como explica Llagostera. Ariza, en su habitación experimenta con la textura de la nieve con sus formas, bajo el título 'silencio de la nieve'.
Finalmente, Joan Canal juega con el concepto del paso del tiempo y la cuenta atrás para la caducidad de la misma obra hecha con nieve, con unos engranajes de relojería. Con respecto a este punto, de trabajar con obras que dejarán de existir en un breve periodo, Keshta dijo que
«la obra tiene una caducidad material, pero no en la memoria; las personas recuerdan momentos, y no experiencias».
Llagostera se mostró contenta de cómo ha funcionado el equipo andorrano y ya adelantó que mientras haya artistas del país interesados, el hotel Iglú quiere sacar la iniciativa adelante de cara a los próximos años.Para aquellos que no reserven noche en el hotel, podrán visitar el comedor en el que hay servicio de bar durante el día, los que no lleguen esquiando, lo pueden hacer con el forfait de peatones subiendo al telesilla de la Coma Blanca. Llagostera, sin embargo, recomienda la experiencia nocturna, también para apreciar mejor las esculturas en las paredes con «la iluminación que también forma parte de las obras».