Los rusos, que ocuparon el décimo lugar entre los visitantes extranjeros el año pasado, están optando por no viajar después de que la anexión de Crimea y el apoyo a la rebelión oriental de Ucrania condujeron a la Unión Europea a imponer una serie de sanciones entre las que se incluyen la congelación de activos y la prohibición de viajar a políticos, militares y empresarios rusos. Moscú respondió en agosto con la prohibición de las importaciones de alimentos, y en todo el país, vallas de carretera instaron a los turistas a dirigirse hacia el territorio recientemente agregado.
No solamente Suiza o España se ven afectadas: los rusos también se alejaron de la Riviera francesa este verano, con el número de aviones privados que llegan desde Moscú al aeropuerto de Nice Cote d'Azur sufriendo su primera caída en cinco años.
Como país neutral, Suiza no se ha unido al régimen de sanciones de la UE y los EE.UU. Sin embargo, el gobierno de Berna se ha comprometido a evitar que su territorio sea utilizado para eludir las sanciones, y ha prohibido que los bancos suizos emprendieran nuevos negocios con los rusos que figuran en la lista de la UE, entre las diversas medidas.
El turismo es mucho menos importante para la economía suiza que la banca o los productos farmacéuticos, y la oficina de turismo estima que los rusos que permanecieron en sus hogares les costaran a la economía entre nueve y 12 millones de francos en 2014. Sin embargo, los rusos han gastado bastante dinero en Ginebra, un centro de comerciantes de materias primas, y en las estaciones de esquí como Zermatt o St. Moritz. Su ausencia se suma a las malas noticias para el sector de esquí de Suiza, que ya sufre una caída en los visitantes de la zona euro debido a la fortaleza del franco y la debilidad de la economía.
En España la caída del turismo ruso parece no haber afectado demasiado. Es un esquiador que prefería los destinos del Pirineo de Andorra, donde ya esperan una bajada del 25% como mínimo de clientes de este origen. En nuestro país mientras tanto la llegada de turistas internacionales está batiendo récords y entre enero y octubre la cifra alcanzó los 58,3 millones, un 7,5% más que en el mismo periodo de 2013. El gasto de los turistas extranjeros, por su parte, alcanza los 56.374 millones, un 7% más, mientras que las pernoctaciones hoteleras crecen un 3,1%. La no llegada de turistas rusos no va a afectar por tanto al uno de los principales motores de nuestra economía aunque su gasto era de los más altos, solo superado por los estadounidenses. El año pasado, en promedio, cada turista proveniente de Rusia gastó 1.487 euros (-2%), a razón de 138 euros diarios. Este año estas cifras se han elevado hasta los 1.512 euros (+2,6%) y 139 euros (+0,3%). Llegan menos turistas, pero los que lo hacen son los que tienen mayor capacidad adquisitiva.
Las estaciones de los Pirineos han hecho un esfuerzo en los últimos años por atraer a este tipo de esquiador, principalmente en estaciones de la Cerdanya, ya que se aprovecha al turista que viene a pasar unos días a Barcelona, además de la cercanía de estos complejos invernales con el aeropuerto del El Prat. Se calcula según datos de Egatur, que en diciembre de 2013 y enero y febrero de 2014, los meses de temporada alta en las estaciones de esquí, la llegada de turistas desde Rusia subió un 41,5%, un 14,4% y un 6,9%, respectivamente. También es verdad que en aquellos meses la depreciación del rublo era aún muy leve. El escenario actual en Rusia, por tanto, afectará al negocio del esquí en España, al igual que en otros países como Austria, Suiza o Francia, ya que deberán pagar hasta un 50% mas por lo mismo que hubieran contratado el año pasado. Es decir, que un paquete que el invierno pasado pagaban 1.000 euros, esta temporada les costará 1.500 euros.