El organismo no prohíbe el uso militar de los drones y aclara que ya existe una normativa que aplica a su operación exclusivamente en espacio aéreo segregado.
El aeromodelismo se encuentra regulado por la Real Federación Aeronáutica de España, más la legislación específica de cada Comunidad Autónoma y cada Municipio, que debe estar en línea con la legislación aeronáutica general.
La realización de trabajos como filmaciones aéreas, de vigilancia, de detección o extinción de incendios, de cartografía, etc., tal como indican los artículos 150 y 151 de la Ley 48/1960 sobre Navegación Aérea, requiere autorización por parte de AESA, aunque hasta que no esté aprobada la normativa específica que regule el uso de este tipo de aparatos, AESA no puede emitirlas.
La nueva normativa clasificará estas aeronaves, especificando unas categorías que quedarán exentas de disponer de matricula y certificado de aeronavegabilidad, y estableciendo requisitos y condiciones para la certificación de quienes lo requieran. Hasta que no se publique la nueva normativa, por lo tanto, la Agencia resuelve que no se pueden utilizar ese tipo de aeronaves para realizar trabajos aéreos.
En realidad este tipo de soluciones no son nuevas, y hace tiempo que varios productores hacen uso de estos dispositivos para grabar por ejemplo anuncios en los que esquiadores bajan por todo tipo de pendientes. Varias empresas investigan este tipo de producción, y las imágenes logradas plantean un posible salto en ciertas emisiones televisivas.
Pero la tecnología va mas allá, y algunas empresas ya están lanzando prototipos en el que el dron sigue al esquiador de forma autónoma. Ya no deberemos estar pendiente de un mando remoto, o de grabarnos con la cámara sujeta a un largo palo, sino que el propio robot nos seguirá. Esta situación plantea una situación de caos en el que cientos de estos aparatos podrían invadir las pistas de esquí golpeándose unos contra otros.
Pero otra empresa ya ha lanzado drones que, de la misma manera que los pájaros cuando vuelan en bandadas no chocan unos contra otros, estos robots pueden hacer lo mismo, volando decenas de ellos en un mismo espacio aéreo sin colisionar entre ellos, gracias a que vean emitiendo señales de posicionamiento que pueden ser leídas por los otros aparatos. Esto permite además otro uso, y es el de por ejemplo desplegar una red wifi en un espacio aéreo concreto, ya sea para poder emitir algún evento en alta montaña, o para que un herido pueda conectarse con sus rescatadores.
Evidentemente todo esto deberá ser regulado también. Ya que si bien ahora la normativa está enfocada a fines profesionales o comerciales, el auge de cientos (o miles) de drones autónomos surcando los cielos de las estaciones puede conllevar accidentes a los clientes.