El problema se ha generalizado tanto, que en Val Thorens han implantado un sistema de embajadores... por la noche! De 22h a 05h dos personas se pasean para tratar de hacer frente a los problemas de comportamiento antisocial, embriaguez o alteración del orden público. En Méribel-Mottarett se venden alcoholímetros en 20 tiendas, y siete patrulleros se pasean por las pistas para sensibilizar e imponer las reglas de comportamiento a los esquiadores y snowboarders. En otras estaciones se plantean incluso confiscar el material, igual que se le hace a los conductores con su vehículo cuando se les detecta un alto nivel de alcohol en sangre.
La lucha es titánica, ya que ahora muchos restaurantes de altura, buscando incrementar ingresos en estos momentos de crisis, se convierten en verdaderas discotecas de alta montaña por la tarde. Es mas, las propias estaciones están montando directamente bares en las cotas altas donde se sirve alcohol todo el día.
Europ Assistance ha hecho también su propio estudio, revelando que una cuarta parte de los esquiadores entre 15 a 24 años tienen tasas de alcohol elevadas mientras esquían. Muchos de ellos reconocieron que empiezan a beber antes incluso de ponerse los esquís o la tabla de snowboard. Según el responsable del estudio, esta situación no es de extrañar, ya que los jóvenes son los más fáciles de guiar hacia estos bares en altur, o restaurantes que antes de la comida sirven bebidas alcohólicas. Para ellos estos son días de fiesta, y fiesta va asociada a alcohol, ya sea en la ciudad como en la montaña. Por supuesto se detectan menos casos entre los padres que van con sus hijos. De su responsabilidad depende la seguridad de su familia. Aunque también se ha detectado algún descerebrado con su prole y alcohol en sangre elevado.
Entre los que más se dan a esta costumbre, los británicos. Por la tarde las terrazas de estos restaurantes se convierten en chill-outs para la ocasión o discotecas al aire libre. Y son estos esquiadores los que suelen abarrotar las mesas. En algunas zonas de Austria los alemanes son los que hacen legión.
Por suerte algunas estaciones y locales empiezan a ser conscientes de este problema creciente y empiezan a limitar el consumo, e incluso a castigar el abuso. El Folies Douces de Val-Thorens restringe la venta de vino, cerveza, chamapgne o bebidas espirituosas. En otros casos, cuando se debe evacuar a un esquiador en camilla-trineo porque no se aguanta en pie para bajar, la policía emite un informe que puede acabar en multa. Todavía no existen controles de alcoholemia en pista, pero hay quien no lo descarta, como pasa en las carreteras.