Rossignol, Dynastar, Salomon, Atomic o Fischer y Head, son algunas de las marcas que están presentes en la Copa del Mundo de esquí alpino con un equipo que aspira a ganarlo todo. Otros fabricantes mantienen un reducido grupo de corredores con los que aspirar a ganar alguna prueba, e incluso puede que en años de fortuna, hasta el pequeño Globo de Cristal por alguna disciplina, como es el caso de Blizzard, Völkl o Stöckli.
Tener esos equipos significa tener que mantener tanto a técnicos, ski-man y en algunos casos entrenadores, además de la nómina de los corredores. Se trata de un esfuerzo inversor muy grande para las marcas, que ahora además se enfrentan a una bajada en la venta de esquís, con lo que el porcentaje destinado a la competición se ha incrementado notablemente.
Es el ejemplo del grupo Rossignol, que mantiene dos equipos, el del que le da nombre, y el de Dynastar. La empresa se enfrentó a una seria bajada de venta de material en todos los mercados del mundo excepto en Francia y Japón, donde la temporada fue bien.
Las desgracias nunca vienen solas. Su buque insignia en su representación en Copa del Mundo, el francés Jean-Baptiste Grange, ha fichado por Fischer. La noticia fue todo un bombazo en su localidad natal, Valloire, donde sus padres regentaban una tienda de material de esquí, y fueron siempre agentes de Rossignol, "Grange salió del vientre de su madre con montado en unos Rossignol", afirmaba un vecino indicando la afición que sus padres tenían por este deporte y por la marca gala. Aunque no se puede asegurar, no se cree que se haya ido por dinero, sino que simplemente se había cansado de correr con la misma marca. El campeón del Mundo de Slálom de 2011 ya se quejó unos meses atrás que la empresa había ido a menos con él, y que se sentía que estaba respondiendo, por tanto, de la misma manera.
Por tanto no se le puede echar la culpa exclusivamente a Jean Baptiste. Además el 'divorcio' se hizo siguiendo las reglas de protocolo establecidas en estos casos. Es decir, durante los dos meses posteriores a la finalización de la temporada de Copa del Mundo y cada dos años, que es el momento en que los campeones prueban los esquís de la competencia y decidir si dan el salto o no. En este deporte las reglas de 'caballeros' siguen vigentes y nadie se atreve a desobedecerlas.
Angelo Maina, Jefe de Carreras de Rossignol lamentó la decisión, porque "es un corredor al que hemos suministrado material desde pequeño, pero no podemos mantenerlos a todos con nosotros para siempre", y recordaba que Hermann Maier abandonó a Atomic, que se fabricaban en su pueblo, para irse con Head.
Sea por la que sea la razón, la cuestión es que los corredores cambian de marca, y hay que prestarles todo el apoyo necesario para que se queden a ganar títulos. Y eso significa centenares de pares de esquís para cada uno, sobre todo los del los primeros equipos, un ski-man para ellos, etc.... Salomon por ejemplo, destina entre el 3 y el 5% de su facturación anual a los equipos de Copa del Mundo, lo que le permitió el año pasado llevarse la Copa del Mundo de marcas masculina.
Mas o menos todas las marcas siguen un porcentaje parecido, aunque en el caso de Head y Atomic es sensiblemente mayor. Aún así, las inversiones bajan en proporción a la venta de esquís, que se han reducido a la mitad en tan solo 10 años. En consecuencia éste es uno de los pocos deportes en que los deportistas han visto reducidos sus ingresos en los últimos años. Por eso los mas espabilados tratan de hacerse un hueco en el campo de la publicidad.
Y si por si todo esto no era suficiente, ahora llega la FIS y les cambia las normas en los esquís de Gigante en cuanto a radios de curva, atribuyendo la razón a la seguridad por las velocidades que se alcanzan. Para este año los esquís se alargan ligeramente y el ancho se ha reducido un poco. En consecuencia los fabricantes se han visto obligados a tirar miles de esquís a la basura con sus prototipos y sus años de investigación, con el dineral que significa eso.
La Copa del Mundo de esquí no es la Fórmula 1
Los fabricantes de esquís que participan en la Copa del Mundo de esquí alpino, se enfrentan a la bajada de ventas en material, que hace que su esfuerzo inversor sea enorme.