El cortejo, que a diferencia de las últimas cabalgatas se dispersó por varias pistas (Maribel, Fuente del Tesoro y Neveros) antes de confluir en el Río, formó una Estrella de Oriente sobre la nieve para anunciar la llegada de Melchor, Gaspar y Baltasar. Tras ella, la esquiadora granadina María José Rienda, acompañada de niños de los clubs de Sierra Nevada, guió a sus majestades en el último tramo del descenso hasta entregar a un regalo a la consejera delegada de Sierra Nevada, María José López, en representación de toda la estación.
Un castillo de fuegos artificiales precedió el paso de sus majestades de la nieve a las carrozas con la que posteriormente recorrieron las plazas de Sierra Nevada. Posteriormente subieron al trono instalado en la Plaza de Andalucía donde atendieron a los niños de la estación.
