Paralelamente a aquellos acontecimientos, dos montañeros suizos descubrían no muy lejos de Ginebra, aunque ya en Francia, un lugar perfecto para construir una estación de esquí, pero no tenían dinero para su desarrollo. Hablaron con los Ayuntamientos de la zona pero nadie estuvo interesado en su desarrollo, así que acabaron por desestimar la idea. Pero en 1959, uno de los montañeros tuvo la fortuna de hablar con un empresario lácteo de Ginebra, y éste recordó que tenía un primo lejano en París que era banquero: Eric Boissonnas. Quiso la casualidad que este primo lejano era un apasionado del esquí y de la arquitectura que se estaba creando en la nuevas estaciones de Estados Unidos ,y buscaba un lugar en los Alpes para su desarrollo.
Cuando le llegó a sus oídos el emplazamiento, se subió a un helicóptero junto a un arquitecto suizo y sobrevolaron la zona. Quedaron maravillados con el lugar, que ya era conocido por sus grandes acumulaciones de nieve. En aquel momento Boissonnass tenía una fortuna personal de unos 160 millones de euros al cambio actual, y su hermano Eric también disponía de un importante capital.
Marcel Breuer trabajó con hormigón prefabricado y rechazó los estilos de la Saboya regional. El resultado tras 20 años de trabajos (de 1960 a 1980) fueron unos edificios con una especie de cubos en forma de diamante que tuvo opiniones muy dispares: Dependiendo del punto de vista cultural se les tildó de monstruosos; o un ejemplo brillante de la Escuela Bauhaus. Breuer no sólo usó su imaginación, sino que también lo mejor y las técnicas más innovadoras del tiempo:
- Red eléctrica integrado en las paredes para que no se vieran los cables
- Red de televisión por cable. Incluso de 1981 a 1986 Flaine llegó a tener su propio canal
- Centro peatonal que comunica con los diferentes complejos de alojamiento
- Planta de gas para calentar el agua. La primera instalación de estas características en la montaña.
Finalmente a aquel entramado urbano se le acabó denominando como "La mayor escultura al aire libre del mundo", e incluso se llegó a editar un libro llamado 'Flaine, La Creación'.
Hay que decir que mientras todo esto pasaba, los ex-propietarios de tierras y agricultores le empezaron a parecer extraño tantísimo desembarco de recursos, y acabaron averiguando que Boissonnass era millonario, así que loe bloquearon la carretera hasta que lograron sacarle mas dinero por las tierras. El empresario acabó accediendo porque en aquel momento el coste de todo aquello se le había disparado, y lo que le pedían aquellas personas era minucia comparado con lo que tenia que gastarse de su fortuna personal para lograr acabar el proyecto, que por aquel entonces empezaba a dispararse.
La realidad es que los trabajos de construcción se hicieron bastante complejos por diferentes razones, pero finalmente la estación pudo inaugurarse hace exactamente 43 años, un 17 de enero de 1969. Para la apertura se contó con el ex-campeón del mundo de esquí alpino Emille Allais, quien desde un principio pudo presentar unas instalaciones modernas y pistas diseñadas de una manera por entonces innovadora, de manera que se integraban perfectamente con el paisaje. Al final, la estación costó 173 millones de euros de la época. Una fortuna hoy, y por supuesto por aquel entonces mucho mas.
Y del mismo tesón innovador que ya le era característico a Flaine, apareció en el año 2000 el primer telesilla desembragable de ocho plazas del mundo. Toda una proeza mecánica en su momento por la complejidad de mover semejante armatoste por cable, pero que hoy no solo empieza a ser habitual, sino que ya vienen con asientos tipo sofá, calefactables, capotas, y dentro de poco hasta con wi-fi, como se empieza a ver ya en algún telesilla mas pequeño por el momento.
Actualmente Flaine cuenta con 140 kilómetros, pero el esquiador que va una semana se compra el forfait Grand Massif, dominio esquiable que incluye Les carroz, Morillon, Samoëns, Sixt y Flaine, todas conectadas por pistas y remontes, excepto la pequeña Sixt, y con un total de 265 kilómetros de pistas.
La realidad es que este es un resumen atropellado de todo lo que supuso Flaine, de lo que significa en la historia del esquí y la huella que ha dejado al mundo de la nieve. Por eso, al que le apasione de verdad no solo la historia del esquí sino la de la arquitectura de los años '60 a '80, es hartamente recomendable leerse el libro "Flaine, la Creación", donde se cuentan muchísimas mas cosas innovadoras que hizo este hombre en Flaine que sería imposible de enumerar aquí.
- Pistas: 140 kilómetros (7 verdes, 30 azules, 22 rojas y 5 negros)
- Remontes: 24
- Forfait: 1 día 35,50€. 6 días 213€ (para Grand Massiff)