Además tuvo que cerrar totalmente la estación mientras que Superbagnères aún pudo abrir algunas pistas unos días más. Hautacam se puso manos a la obra rápidamente para al menos poder salvar la campaña de verano. Eso significaba construir de nuevo el restaurante que voló literalmente el día del temporal. Ahora se ha levantado unos cientos de metros más allá de donde estaba. También se han podido reconstruir las pistas para trazar los descensos de mountain bike. En definitiva han sido dieciséis semanas de intenso trabajo, pero que han permitido llegar al verano en buenas condiciones.
La estación, situada cerca de Lourdes, ya ha empezado a planificar la reconstrucción de las infraestructuras de invierno. Hay remontes que hay que levantarlos de nuevo en su totalidad, empezando por las pilonas de hierro. También hay que rehacer la pequeña montaña rusa, verdadera atracción infantil en invierno. Todo ha de estar listo para la apertura en Diciembre, poco antes de Navidad.
Les queda de nuevo un trabajo muy intenso, de jornadas de trabajo de más horas de lo normal, pero si no se ponían manos a la obra, la única solución que quedaba es echare la llave bajo la puerta para no abrir jamás.