Hickory Ski Center
En el caso de la primera ha sido gracias a la ayuda financiera del Estado de Nueva York. Situada en Warrensburg, cerca del Lago George, en las montaña de Adirondack, Hickory Ski Center fue abierta por primera vez en 1943 por un austriaco, que recibió la ayuda económica de la General Electric (es curioso, pero parece ser que en aquella época esta empresa ayudó a la construcción de varios centros de esquí). Desde entonces siempre se mantuvo fiel a su filosofía de no pisar la nieve ni instalar innivadores artificiales.
Años más tarde, el tren llegó a la estación de North Creek (hoy la estación más grande de Nueva York, gracias a su unión a Gore Mountain), lo que restó esquiadores a Hickory, pero fue aguantando hasta 2005 gracias sobretodo a la ayuda de voluntarios. De nuevo, la iniciativa personal ha sido la que ha vuelto a poner en marcha los remontes tras cuatro años en silencio. William Van Pelt, nacido en la zona pero actualmente residente en Houston, ha decidido ayudar a abrir de nuevo la estación, pero esta vez se van a pisar las pistas e incluso se instalará un modesto sistema de innivación artificial.
Big Tupper Ski Area
La otra estación que ha abierto es la de Big Tupper Area, que casualmente lo he hecho en las mismas fechas, y también tras varios años de inactividad. La estación llevaba 10 años cerrada, hasta que el pasado 26 de Diciembre volvió a poner en marcha sus remontes. Las pistas se cerraron por cuestiones financieras, y volver a ponerla en marcha no ha sido fácil. De hecho ha sido gracias a las aportaciones económicas de voluntarios, que lograron reunir los 30.000 dólares para volver a hacer funcionar el telesilla, el telesquí y los servicios básicos.
De momento solo se pueden poner en marcha estos dos remontes, preparar las pistas y vender forfaits, y de todo ellos se encargaran 60 voluntarios de Viernes a Domingo. No se puede hacer nada mas, porque la Agencia del Adirondack Park, donde está enclavada la estación, dio un permiso provisional en Noviembre para abrir lo justo para esquiar, pero no se puede fabricar nieve ni vender comida caliente. La asociación de voluntarios está buscando que les den permiso para vender chocolate y sopa caliente, además de bocadillos, y para abrir una tienda de material de alquiler, que ayudarían a sufragar los gastos operativos. que se estiman en unos 90.000 dólares para esta primera temporada.
Los voluntarios esperan que esta primera temporada vaya bien, para que pueda haber una segunda, pero están preocupados por el hecho de que no puedan fabricar nieve, ni pisarla con máquinas (ahora la repasan cada mañana con rodillo, a la antigua usanza). La verdad es que la agencia del Parque no les ha facilitado mucho las cosas, pero esperan que se vea como un revulsivo económico para la zona.