Ocurrió este pasado fin de semana, cuando este esquiador de
80 años quiso comprobar su estado de forma realizando un salto de dos metros de altura. Parece que el vuelo fue bien, pero no tanto la caída, que fue desastrosa:
se rompió la cadera. El equipo de rescate lo recogió y se lo llevó en un helicóptero medicalizado hasta un hospital de Malbourne. Llevaba esquiando desde en la misma estación de
Mt. Buller desde la década de los '50, y según afirma este es su accidente más aparatoso.
Cuando le preguntaron acerca de como es que seguía esquiando, afirmó que
"Life is too short" (la vida es demasiada corta). Bueno, no sabemos cuando le queda de vida, pero la temporada para el se ha acabado, y seguro que ha sido una de las más cortas de su vida.