Ha sido muy positivo. Era una prueba importante para ver cómo estaba la rodilla y cómo reaccionaba. Y en ese sentido, ha ido todo muy bien. Ya dije que objetivos a corto plazo no me había fijado, desde luego no para este año, que ya estamos a mitad de temporada. Voy a intentar hacerlo todo lo mejor posible y el año que viene ya podré ver cómo están las cosas. Entonces me marcaré objetivos más realistas.
¿En qué pensaba al ponerse los esquís?
Una vez salgo del portillón, siempre voy a por todas. En los primeros 30 segundos todo fue bien, pero después las piernas no me aguantaban. Notaba que me faltaba esquí. Era una buena carrera por la que empezar porque hace dos temporadas, tuve dos victorias y era ideal para estar otra vez ahí, sin objetivos, sólo por competir. Sabía que me faltaban muchas cosas y se pudo ver en el tiempo, que fue muy malo. Pero no pensé nunca en la rodilla, sabía que estaba perfectamente.
¿Lo que le falta es fondo?
Son muchas cosas. Me falta esquiar, más fuerza, más resistencia. Eso sólo lo puedes hacer si tienes bien la pierna. Las demás chicas llevarán alrededor de 15.000 curvas y yo sólo 300. No he podido entrenar porque me dolía la rodilla.
¿Le quedó algún regusto amargo al volver?
Siempre quieres hacerlo bien, pero si ya es difícil estar arriba cuando entrenas a tope, aún lo es más sin entrenar. Hay que ser realista. Que sale bien, perfecto, porque el esquí es así. Hay días en que te sale todo y otras veces, en las que estás entrenando el doble, no te sale tan bien. Íbamos a probar la rodilla y en ese aspecto estoy muy contenta.
¿El dolor ha desaparecido?
El dolor está siempre ahí. Es algo que afecta a cualquier deportista de élite y si alguien me dice lo contrario, no me lo creo. Tardé seis meses en rehabilitar los ligamentos. Estaba muy contenta porque parecía que podría volver a entrenar bien. Pensaba que el dolor era algo normal, pero no lo era. Entonces tuve que parar otra vez por culpa de una condromalacia [una prolongación del cartílago].
¿Es un hándicap?Pienso que no. La condromalacia es consecuencia de hacer tanto deporte. Es un problema que tengo desde los 15 años. Entonces me limpiaron la rodilla y me quedé muy bien. Y ahora ha sido igual. Mientras lo tengamos controlado y respetemos los descansos, no pasa nada. Hay que llevar otro ritmo y adaptarse. Estoy muy contenta porque, dentro de lo que cabe, me permite entrenar muy bien.
¿Tanto se nota estar parada?
Una no se olvida de esquiar. Si cualquiera me viera diría: ¡Guau, qué bien lo hace! Pero la competición es otra cosa, tienes que estar siempre a tope. Por eso es tan dura.
¿Ha percibido muchos cambios en la Copa del Mundo?
Tras unas Olimpiadas, suele haber un cambio generacional. Ahora hay muchas chicas jóvenes que no conozco, aunque ellas a mí sí. Todo han sido ánimos y halagos. Me he sentido muy querida. Echaba mucho de menos este ambiente porque es donde yo he estado casi toda mi vida.
¿Se ha llegado a obsesionar con volver a competir?
Quería regresar cuanto antes, así que sufrir la segunda lesión, la del cartílago, no me sentó nada bien. Echas de menos la competición, quieres estar ahí, pero ves que no estás preparada. De todos modos, psicológicamente siempre he estado muy viva y he intentado ver lo positivo. Nunca me he obsesionado. Me lesioné por un cúmulo de circunstancias, pero no he vuelto a pensar en ello. Tuve que asimilar algunas cosas y tirar hacia adelante.
¿Se ve entre las mejores?
Ojalá tuviera una bola de cristal y pudiera decir que en 2009, que hay Mundial, podré estar ahí. Voy a trabajar a conciencia, como he hecho toda mi vida, y luego ya se verá.
¿Nunca se planteó dejarlo?
No, porque en el esquí, prácticamente todos nos hemos roto algo y hay muchos que vuelven y ganan. La italiana Denise Karbon se lesionó la rodilla y otras cosas, pero en dos años volvió y este año está arrasando en la Copa del Mundo de gigante. Yo quería ser uno de esos o por lo menos intentarlo. Sólo pensé en seguir adelante. Voy a por mis quintos Juegos [en 2010] y estoy muy animada.
Penoso.