La mayoría de instalaciones fueron donadas por entidades y personas, y los remontes fueron montados por voluntarios, que además adaptaron el telesquí, cedido por Mount Sunapee. La estación cuenta con seis pistas para esquí, y otra para trineos, además de un lago para patinaje sobre hielo. Por la forma de las pistas, desde el albergue que hace de cafetería se puede ver lo que ocurre en todas las pistas, lo que la hace una estación muy familiar, en la que además los niños no pueden salirse por sus propios medios.
Un alud de llamadas se ha recibido últimamente de personas que querían ayudar a abrir la estación, porque se había corrido la voz de que la estación no podía abrir por falta de voluntarios. Esta temporada parece que será mas larga, dado que ya ha nevado y nuevas tormentas de nieve se esperan para dentro de unos días. La temporada pasada en cambio, solo pudo operar 14 días, ya que no se disponen de cañones de nieve artificial.
Este es un ejemplo de como una comunidad ayuda a que una estación funcione por el simple hecho de bajar sus pistas, sin pararse a pensar en si sus remontes son desembragables, de seis plazas o con capota. Así, se pueden ofrecer forfaits a 10$ (6$ el infantil). Como al fin y al cabo, esta bucólica historia de voluntarios que ponen en marcha una instalación de esquí, se debe al recuerdo de los veteranos de guerra, los seniors y los militares en activo tienen el pase gratuito.