La Administración regional reconocía ayer mismo esta situación en un comunicado enviado para anunciar la inversión. «Durante el invierno se producen aludes de nieve que generan importantes problemas al tráfico, ya que es normal que se corte la carretera en diversas zonas. Si bien esta carretera no es una vía principal de conexión con la Meseta, ni apenas hay población a partir de la localidad de Felechosa, es la vía natural de acceso desde Asturias hasta la estación invernal de San Isidro y la de Fuentes de Invierno. Debido a esto, la intensidad del tráfico en invierno es muy superior a la que se puede esperar en una vía de este tipo», señala el Principado en su escrito a los medios de comunicación.
Llama la atención que el Gobierno regional opte por esta solución después de que un estudio encargado -por la misma Administración regional- a una empresa francesa especializada reconociera que las barreras flexibles no son la mejor solución antialudes y pusiera en tela de juicio su eficacia para contener avalanchas de nieve. Pese a este informe, la solución elegida consiste en la instalación de barreras flexibles de 2,50 metros de alto en varias hileras. Para el Principado, «este sistema tiene una alta eficiencia en el control de aludes, afecta muy poco al tráfico durante las obras y se integra con gran facilidad en el paisaje de alta montaña, tanto en verano como en invierno».
El Principado también da una explicación técnica sobre el sistema elegido: «Estas barreras están constituidas por un conjunto de perfiles, redes de cables y mallas de alambre y anclajes de acero de alta resistencia galvanizado en caliente, que conjugan resistencia y flexibilidad, evitando el movimiento del alud y facilitando el deshielo de forma natural». La zona en la que se producen los aludes se sitúa entre los puntos kilométricos 19,500 y 21,500, «donde la dirección de la carretera es Norte-Sur, discurriendo entre las cotas 1.050 y 1.100 aproximadamente, con laderas muy escarpadas, rocosas y con poca vegetación». Esta morfología del terreno provoca que después de las nevadas, «debido al calentamiento de la roca», la nieve acumulada se desprenda y caiga «en forma de alud aéreo, como nieve polvo». Los especialistas de la Administración señalan que «este tipo de alud cae con gran energía, por lo que lo más recomendable es controlar las zonas de inicio con barreras específicamente diseñadas».
El plazo de ejecución para los trabajos anunciados por el Principado es de seis meses.
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