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Última actualización: 29/04/2024 a las 18:21:00 (CET)

Así vivió el público la Copa del Mundo en Sierra Nevada

Así vivió el público la Copa del Mundo en Sierra Nevada
Miles de personas aprovechan el día espléndido para practicar el esquí mientras se desarrolla la prueba.
El que llamó al esquí deporte blanco, seguro que no pensaba en el color de la nieve. En estos días en que cualquier modalidad deportiva de nivel mundial despliega un volumen de tensión, crispación y hasta violencia impropia de los valores que se le suponen, el esquí se vislumbra como un oasis blanco en el que, sin mengua alguna de competitividad, las pruebas se celebran como una fiesta y la admiración por los competidores aparece exenta de envidias o recelos.

Los aledaños de la pista Fuente del Tesoro en Sierra Nevada fueron ayer ese oasis en el que miles de personas disfrutaron de su deporte favorito, aunque sólo algunos cientos pusieron sus ojos en las evoluciones de las corredoras, eso sí, en una atmósfera lúdica, casi festiva, muy alejada del estrés y la angustia que a veces se respira en otros recintos. El papel de España en el circo del esquí internacional ayuda también a apartar cualquier atisbo de presión y, pese a que miles de personas lo practican como aficionados, su mirada sobre las competiciones se mueve entre la curiosidad, la indiferencia y la fascinación.

Público en la Copa del Mundo femenina en Sierra NevadaLa estación de esquí amaneció ayer lustrosa y, según pasaron las horas, una riada de practicantes del esquí y del snowboard invadió Pradollano hasta el último resquicio antes de poner rumbo a las pistas por todos los remontes abiertos. El sol, la agradable temperatura y el estado de la nieve 'desviaron' la atención de los esquiadores, que apenas prestaron atención al desarrollo de la primera manga, cerrada a las once de la mañana con una pequeña desilusión no por previsible menos dolorosa. La granadina Carolina Ruiz, la única baza española, se quedaba fuera de la segunda manga por dos míseras décimas de segundo, un suspiro, un parpadeo, el instante que concede un oro o te hunde en la miseria.

La zona de meta, ubicada en la confluencia de las pistas Fuente del Tesoro y Neveros, se libró de una copiosa presencia de público y la tribuna, instalada al otro lado de la pista del Río, no llegó a ver cubierta ni la mitad de su aforo ni siquiera durante la segunda manga, aunque en esta sí se vivieron emociones fuertes. A la una, mientras una muchedumbre punteaba toda la zona esquiable como un colosal sarampión en movimiento, la alemana Viktoria Regensburg clavó sus bastones unos palmos por delante del portillón de salida, esperó atenta la señal convenida y se lanzó vertiginosa ladera abajo. Por delante quedaban otras treinta aspirantes al lugar más alto del podio.

En juego
Meta de la Copa del Mundo femenina en Sierra NevadaLa segunda manga sí arracimó a muchos esquiadores en los bordes de la pista donde se dilucidaba la Copa del Mundo. El gigante de Sierra Nevada estaba en juego nueve años después. Una pantalla gigante atrajo también las miradas del público, que seguía en ella el paso de las corredoras por la primera parte del recorrido para después animarlas en las cuatro o cinco últimas puertas.

Allí se vieron ondear banderas y se escucharon gritos de aliento en varios idiomas, sobre todo del centro y el norte de Europa. Y allí se apostaron Uli y Anna, dos suecas de manual, que no dejaron de vitorear a las esquiadoras y de agitar las banderas que portaban con los colores del país nórdico. «Animamos a las escandinavas, pero más a las suecas, la verdad», apuntaba Uli, que reparte su vida entre la Costa del Sol y Sierra Nevada en un ejercicio de hedonismo meteorológico. «Anja Paerson nos ha saludado», relataba orgullosa y divertida.

De bandera
Meta de la Copa del Mundo femenina en Sierra NevadaSu compatriota Anna, que trabaja este año como guía en la estación granadina, agitaba su bandera satisfecha de ser la única en dar la nota de color con la enseña de su país y los cuernos de vikingas. «Bueno, he visto otra por ahí de Austria, pero es muy pequeñita», matizaba Uli, triste también por la ausencia de María José Rienda.

También sabían de las andanzas de la granadina una pareja italiana muy joven, Isabella y Filippo, que también son habituales de Sierra Nevada y vieron en directo la actuación de Rienda en los Juegos de Turín. «Es una pena que no pueda competir. Allí en Turín la aplaudimos mucho porque sabemos que es de Sierra Nevada», comentaba un simpático Filippo.

Otra Isabel, pero ésta con una 'ele' y madrileña, seguía atenta la trepidante bajada de las corredoras al lado de su hijo Gonzalo, futuro campeón del mundo. «El día está genial y cada vez me gusta más esquiar. Me ha gustado mucho la mascota de la vaca», contestaba un espabilado aspirante a medalla de oro.

Y una a una llegaron a la meta las corredoras, el cronómetro dictó sentencia, se celebró la ceremonia del podio, las profesionales se marcharon a un abarrotado Pradollano... y el esquí siguió, incesante, populoso, blanco, reinando en Sierra Nevada.

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1 Comentarios Escribe tu comentario

  • #1
    Fecha comentario:
    25/02/2007 20:07
    #1
    FANTASTICO!

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