No quiero pecar de optimista, pero sí tengo que decir que estoy muy animada y con ganas de volver a estar arriba. Quiero olvidar las dos temporadas anteriores y sé que, en cuanto tenga un buen resultado, todo irá mejor.
Mala pata lo de María José.
Desde luego. Yo no he tenido nunca una lesión tan grave, pero sí otras, y problemas con las rodillas. Estoy convencida de que ella volverá a estar entre las favoritas cuando vuelva a competir a tope.
¿Se ha sentido alguna vez discriminada por la atención que acaparaba Rienda?
No, nunca. Al revés: lo que ha hecho ella nos ha ayudado mucho a los demás.
¿Cuáles son sus objetivos?
Colocarme entre las 15 primeras del ránking mundial de Super Gigante y entre las 30 del Gigante. Espero lograr buenas clasificaciones en la Copa del Mundo y, sobre todo, llegar en plena forma al Mundial de Äre, en febrero.
Ha cambiado de material y de entrenador.
Estoy muy satisfecha con el nuevo material, ya que se adapta muy bien a mis condiciones. En cuanto al cambio de entrenador, la Federación consideró que con mi padre se creaba cierta tensión. Con Valerio Ghirardi, que ha entrenado a grandes esquiadoras, estoy aprendiendo mucho.
Usted es de las pocas que se atreve con el descenso. ¿Seguirá corriéndolo?
Menos, porque me falta más experiencia. A pesar del miedo que paso, la velocidad me engancha. Lo que no tengo pensado es disputar la combinada, porque el eslalom es demasiado para mí.
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