En el borrador, el Ejecutivo ha dejado esta facultad en manos de las propias estaciones, que podrán negar el acceso a las pistas una vez se supere la cifra de esquiadores fijada. Eso sí, deberán informar de esa limitación a los usuarios por cuantos medios sean posibles. Este aforo, en la mayoría de los casos, estará más marcado por la capacidad de los aparcamientos, que de las propias pistas.
Sobre este punto, el de los estacionamientos, el anteproyecto de ley también especifica algunas cuestiones. A partir de ahora, la estaciones tendrán que colocar paneles informativos (algunas ya lo hacen) tanto en las carreteras de acceso como a la entrada de los aparcamientos. En ellos, se deberá anunciar la disponibilidad o no de plazas de párquing, con el objetivo de evitar retenciones innecesarias. Junto a este dato, tendrán que anunciar el estado de las pistas, así como el número y la denominación de las que estén abiertas, la temperatura y el espesor de la nieve. Además, deberán elaborar un parte de nieve diario. La DGA también pretende uniformar en todos los centros las balizas y la señalización de las pistas.
Para comprobar que las estaciones cumplen con estas exigencias, así como con el resto de preceptos incluidos en la ley, el Ejecutivo realizará inspecciones y podrá imponer sanciones, que prevén hasta la clausura de las estaciones en los casos más graves.
Así, por ejemplo, se considerará sanción leve la falta de información a los usuarios sobre los seguros; grave, la inexistencia de un servicio de orden y vigilancia de las pistas; y muy grave, todas aquellas que puedan acarrear un peligro muy grave e inminente para los esquiadores.
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