En esta dualidad se están produciendo todas las manifestaciones públicas. La última es la de los defensores de la estación de esquí, que no dudan en calificar a los opositores de egoístas e insolidarios. El medio ambiente constituye uno de los recursos más revalorizados en los últimos años. No hay obra importante que no pase por la criba de las repercusiones que tendrá para la naturaleza. La Montaña Palentina posee una riqueza medioambiental que la estación de esquí recortaría.
Pero la segunda lectura de estos proyectos es el desarrollo económico de la comarca, que es el principal y casi único argumento de los defensores del proyecto. La Montaña Palentina ha sufrido en las últimas décadas una fuerte crisis por la decadencia de los sectores económicos que tradicionalmente han sostenido su economía, la agricultura y la minería. De esta decadencia no se ha recuperado aún, por lo que los vecinos norteños quieren aferrarse a todo proyecto que conlleve una mínima posibilidad de reactivar la economía y evitar la despoblación.
La estación de San Glorio se ha convertido en un tren que sus defensores no quieren dejar que pase de largo. Y no dudan en desacreditar a quienes desde sus cómodos despachos piensan en otros argumentos que nada tienen que ver con el desarrollo de la comarca para oponerse as la iniciativa. Los vecinos del norte piensan que primero es el pan y luego el oso pardo.
Fuente: