«Esas firmas deben ser más importantes que las de la población de la Montaña (16.220), que lo único que piden es que el tren del futuro llegue a la comarca», señalan los partidarios del complejo invernal, convencidos también de que «es muy fácil y a la vez muy egoísta opinar desde sus despachos con buenas calefacciones, buenos sueldos, muchas vacaciones y con viviendas con todo lujo de detalles», asegura la asociación refiriéndose a los firmantes del documento en contra de la estación de San Glorio.
Los hosteleros y comerciantes, que se han agrupado para defender el proyecto, acusan a los expertos y profesores de querer negar a los habitantes de la montaña «lo que ellos ya tienen, como dictando que estos valles deben estar intactos tal y como están para cuando les plazca visitarlos y así no ser molestados. Luego, tienen el descaro de ser los principales agraciados con subvenciones sobre estudios que en la mayoría de los casos no sirven más que para incrementar las cuentas».
La defensa del oso pardo que argumentan los opositores a la estación tampoco convence a los empresarios, que estiman que esa defensa «prioriza la vida de este animal sobre las personas», por lo que instan a los expertos «a trabajar en lo suyo, que para eso les pagan, y si no, que vengan a vivir aquí durante todo el año», concluye la asociación.
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