Los esquís deben guardarse secos y, si es posible, en una funda (vale la utilizada en su transporte). Cualquier rastro de humedad oxidará los cantos y dificultará su afilado. La mayoría de los aficionados lo desconocen, pero todos los esquís (especialmente los de gama alta) deben almacenarse con las suelas enceradas. Así se pueden conservar durante largos períodos de tiempo.
Las suelas de esquís de gama alta tienen 'composite' de grafito que obliga a mantener un cuidado más exhaustivo. Finalmente, no hay que guardar los esquís durante largas temporadas anclados por los frenos; pueden llegar a perder la curvatura original. Las fijaciones son muy delicadas. Conviene revisarlas y comprobar que no hay barro ni objetos extraños en ellas. Una buena lubrificación (hay productos específicos en el mercado) es suficiente para que aguanten.
El apartado de botas es el más delicado. Se guardan bien secas y cerradas. Las de gama baja se rellenan con papel y se meten sin más en el armario. Con las de gama alta, con botín extraíble o/y personalizado, se realiza la misma operación con las dos partes por separado.
Esquis de fondo
Las pieles de foca utilizadas en esquí de montaña dan muchos problemas. A lo largo de su vida, debemos cambiar el pegamento en varias ocasiones. Cuando termina la campaña, es conveniente retirar el pegamento viejo y aplicar una capa nueva. Cuando esté bien seco (de 8 a 12 horas), las plegamos lo más simétricamente posible y las guardamos.
Ropa de abrigo
Dejamos para el final las prendas de vestir. Pantalones, anorak, polos... están fabricados con tejidos y fibras de nueva generación, resistentes al paso del tiempo. Secas y bien dobladas, aguantarán sin ningún problemas hasta la siguiente campaña.