¿Qué sensaciones tiene 48 horas después del gigante?
Tengo las mismas sensaciones más o menos, no cambia nada. Me noto cansada y es normal sufrir un bajón anímicamente después de un esfuerzo tan grande.
¿Le está costando superar la desilusión que ha sufrido?
He superado muchas cosas, pero hay que darle tiempo y seguir adelante.
¿Es el golpe más duro que ha sufrido en su carrera deportiva?
No es el golpe más duro, aunque es verdad que me hubiera gustado haber tenido un resultado mejor en los Juegos. No he podido dar más. He tenido unos problemas técnicos y no hay más que decir.
¿No se habrá sentido culpable por toda la gente que le ha seguido?
Culpable no. Me he sentido halagada por toda la gente que ha estado pendiente de mí, eso ha sido fantástico. Pero el deporte es así, a veces muy bonito y a veces ingrato. Cuando lo conoces como yo lo conozco, lo aceptas tal y como es porque no hay más remedio.
¿Ha sido muy duro aceptar esto?
Cualquier cosa que no consigues es duro, incluso en la vida normal y corriente. Pero cuando lo has dado todo ya no puedes hacer más, sólo queda digerirlo y pensar en la Copa del Mundo, que es lo que me queda por delante.
¿Tuvo en algún momento miedo a la reacción que podía haber en España por no cumplir con las expectativas?
Sé que los periodistas conocen poco el esquí y he tenido que explicar un poco lo difícil que es este deporte y cosas que para mí son normales, como las reglas. Pero yo he sido honesta. Esto es lo que hay. A mí no me preocupaba lo que se pudiera decir, porque ya he explicado lo difícil que es estar ahí y además llevo un año muy bueno que no se borrará por esto.
¿Teme que los Juegos puedan empeñar su gran año y sus tres victorias en la Copa del Mundo?
Un deportista no se puede valorar por una competición, por un día. En los Juegos, si te sale bien ese día, vale, pero aquí se ha visto que me ganó gente que en la Copa del Mundo tiene problemas para clasificarse para la segunda manga. Cuando se trata de un deporte con tantos factores externos, esto puede ocurrir.
Al menos ha logrado que en España se vuelva a hablar de esquí.
Bastante y se había creado mucha expectación. Estoy orgullosa de eso, porque había un trabajo detrás y espero que la gente al menos haya disfrutado siguiendo el esquí y que sigan haciéndolo, aunque supongo que eso va a depender de la televisión. Ya no depende de mí. Yo no digo nada.
¿Ha habido alguna palabra de ánimo que le haya llegado especialmente dentro?
Mucha gente me ha llamado y no menciono a nadie en concreto. Todos me han animado.
¿Se siente bien tratada?
Yo he hecho mi trabajo. No hay que pensar que es un fracaso, simplemente no me salió ese día.
¿Ha pensado que los Juegos son su gafe, que no es su competición?
Cada competición es un mundo y lo mismo que salió mal podía haber salido bien.
¿Por su cabeza ha pasado lo que podía haber sido y no fue?
Es una tontería pensar en algo que ya ha ocurrido. A las cosas no hay que darle más vueltas.
Pero sí que se veía en el podio.
¿Quién no sueña con una medalla olímpica? Pero no ha podido ser. De todas formas esto no puede empañar el año que llevo. Hubiera sido fantástico, pero yo voy a seguir trabajando.
¿Qué le diría a toda esa gente que estaba con usted?
Sólo puedo mandarle mucho cariño y darles las gracias por seguirme y decirles que ahí seguiré, trabajando para conseguir que los deportes de invierno sigan estando presentes. Eso y que espero que hayan disfrutado.
Su mejor terapia puede ser la Copa del Mundo, en la que los problemas de rodilla de Paerson puede darle más opciones de victoria.
Con la rodilla así ha ganado una medalla de oro, otra de plata y otra de bronce, así que... Estamos aquí para sufrir y para disfrutar y así seguiremos todo el año.
Antes del gigante usted quería estar en la ceremonia de clausura, pero cambió de idea. ¿Por qué?
Es que necesito desconectar, salir del ambiente de los Juegos. Me apetece desconectar y pasar página cuanto antes.
¿Cómo está de ánimo?
Yo estoy bien. Lo importante es la salud.
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