La algarabía del público, con gritos de "Italia, Italia" y con pequeñas banderas tricolor en la mano, silenciaba el ruido de los helicópteros de vigilancia que sobrevolaban el Estadio Olímpico para proteger a las altas personalidades, entre ellas, el primer ministro de Italia, Silvio Berlusconi, recibido entre aplausos y silbidos, y que vio orgulloso izarse la bandera de su país y entonar el himno a la banda de los "Carabinieri", reseñó DPA.
Tras la solemnidad regresó el espectáculo festivo con cientos de payasos que dieron paso a la entrada conjunta de los atletas de todos los países, algunos de ellos con una nariz roja de goma para no desentonar, y al ritmo de los clásicos de la música italiana.
Y si en la ceremonia de inauguración hubo un sitio para un Ferrari olímpico, la ciudad de la Fiat no podía olvidarse de una representación de la firma, y dos Cinquecento, acompañados de motos Vespa y Lambretta, reeditaron la "dolce vitta" que inmortalizó Federico Fellini. El momento más espectacular se vivió con los acróbatas voladores elevados al aire con unos esquís o una tabla de snowboard en los pies, gracias a un potente chorro de viento.
Luego entraron el presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Jacques Rogge, y el presidente del comité organizador, Valentino Castellani, que alabó el éxito de los Juegos, fruto del "trabajo de equipo", e hizo un llamamiento a la paz.
En ese mismo momento, en un grave error de seguridad, un individuo se coló en el escenario, se acercó al micrófono y gritó una consigna que no pudo acabar al ser reducido por las fuerzas de seguridad para sorpresa de los presentes. Fue la primera falla de seguridad de los Juegos, que para hoy habían preparado el último gran dispositivo con el cierre del espacio aéreo y del aeropuerto de Caselle.
Rogge, tras el susto, declaró cerrados los Juegos, que dieron el relevo a Vancouver, cuyo alcalde, Sam Sullivan, en silla de ruedas, ondeó la bandera olímpica. La ciudad canadiense hizo su primera presentación al mundo recordando sus origenes indígenas y su relación con la naturaleza. La cantante Avril Lavigne, canadiense, cantó para dar la primera bienvenida a Vancouver.
La bandera olímpica se retiró del Estadio portada por prominentes ex deportistas italianos como Gianluca Vialli o Mario Cipollini, acompañada por un coro de 300 niños vestidos de ángeles que entonaron el "Vapensiero" de la ópera "Nabucco".
Un espectáculo de música y fuego fue el preludio del apagado del fuego olímpico que iluminó el cielo turinés durante 16 días. El tenor Andrea Bocelli aumentó la emotividad del final con su canción dedicada al recuerdo a los Juegos, mientras en el escenario decenas de bailarinas vestidas de novia como símbolo de la esperanza formaban juntas la paloma de la paz y el emblema de los Juegos de Turín. Una de ellas era la esquiadora italiana Isolde Kostner, que debió renunciar a los Juegos al estar embarazada.
Un simbólico soplo apagó el fuego olímpico e inició un espectáculo de fuegos artificiales acompañado de un tema de la cantante italiana Elisa.
Los organizadores afirmaron que como el carnaval, el final de los Juegos era una mezcla de tristeza y alegría, por lo que el final de la gala fue un animado concierto de Ricky Martin, que borró la nostalgia y dejó un sabor de boca festivo al final de los Juegos.
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